Las intrigas palaciegas para volver a sentar a un rey en el trono de Shaka Zulu
El nuevo monarca del “pueblo del cielo”, Misuzulu Zulu, accedió al trono en medio de una disputa sucesoria que todavía debe resolverse; hay otros dos pretendientes
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NONGOMA, Sudáfrica.- En un rito secreto como marca la tradición, el nuevo rey zulú fue coronado este sábado tras una larga disputa por la sucesión al trono del legendario “pueblo del cielo”, el más poderoso de Sudáfrica.
En este país con once lenguas oficiales, los soberanos y los líderes tradicionales son reconocidos por la Constitución. Reyes sin poder ejecutivo, ejercen una profundad autoridad moral y son venerados por su gente.
Para suceder a su padre, Goodwill Zwelithini, muerto en 2021 tras 50 años de reinado, Misuzulu Zulu, de 47 años, entró como indica la tradición al “corral del ganado” del palacio de KwaKhethomthandayo, en Nongoma, una pequeña ciudad de la provincia de KwaZulu-Natal (sureste) y cuna de la mayor etnia de Sudáfrica.
Solo algunos miembros de la familia real y guerreros amabuthos estaban autorizados a entrar a esta especie de templo del pueblo zulú. Y solo un puñado de ellos sabía lo que va a pasar en su interior.
A sus 82 años, Siphiwe Joshua Mbatha asistió por segunda vez en su vida la coronación de un rey. “Es una página de nuestra historia”, afirma. Protegido con un impermeable de la fina lluvia que cae, afirmó que estas precipitaciones eran “un buen presagio” en la cultura africana.
Los once millones de zulúes del país, que suponen casi una quinta parte de la población sudafricana, responden con entusiasmo a cada ocasión en que se celebra su cultura.
Las mujeres, con vestidos tradicionales, ululan y golpean el suelo con ritmo. Las jóvenes acuden con el torso desnudo, luciendo únicamente coloridos collares. Largas columnas de hombres vestidos con pieles de animales y armados con azagayas simulan la guerra, un legado del glorioso pasado belicoso contra los colonos.
La grandeza y el prestigio del pueblo zulú trasciende las fronteras africanas y se fundamenta en las hazañas de Shaka, el implacable guerrero y creador del ejército que ganó una sangrienta batalla contra el Imperio británico en el siglo XIX.
Guerreros descalzos, vestidos con faldas de piel de mono y brazaletes, derrotaron a un ejército regular. La imaginación hizo el resto y los historiadores los bautizaron con el apodo de “los espartanos de África”. Pero en los últimos tiempos, el palacio fue escenario de peleas por la sucesión del rey Goodwill Zwelithini, que tuvo seis mujeres y 28 hijos.
Hijo de la tercera esposa, Misuzulu Zulu aparecía como sucesor en el trono en el testamento desvelado a la muerte de su madre, la reina regente. Pero la primera mujer del fallecido monarca recurrió ese testamento porque considera que es la única heredera legítima. Y para complicar las cosas, la Justicia dijo el viernes que examinará el recurso.
Dos de los hijos del rey fallecido se llaman ahora a sí mismos rey. “Me gusta llamarlo terrorismo doméstico, terrorismo doméstico familiar”, dijo Misuzulu en una rara entrevista con un medio extranjero. “La familia sigue estando muy, muy dividida”.
Este culebrón sucesorio se complicó por la costumbre zulú de la poligamia y por el hecho de que las tradiciones establecidas para el traspaso de la corona se transmiten de forma oral, sin quedar registradas en un documento formal. Estas transiciones han producido a menudo conflictos.
“La voz del rey, para los zulúes, prevalece sobre cualquier otra”, afirma Mphumeleli Ngidi, profesor del departamento de estudios históricos de la Universidad de KwaZulu-Natal. “La gente sigue inclinándose ante el rey”.
La pelea no es solo por el trono, sino también por la fortuna real. El rey zulú posee numerosas tierras gestionadas por un fondo del que es el único administrador. En su haber tiene unos 30.000 km2, un tamaño similar a Bélgica, y casi 1500 propiedades.
Conocido por su fastuoso estilo de vida, el rey Zwelithini percibía unos 75.000 dólares anuales para sus gastos personales, además de un presupuesto de 4,2 millones de dólares para el funcionamiento del reino. A cambio de este respaldo financiero, el soberano desempeña un papel crucial como garante de la paz social.
En los próximos meses, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, sellará el caso de la coronación reconociendo formalmente al nuevo rey zulú, confiando en poner fin a las rivalidades que amenazan la paz en el reino.
Agencia AFP y The New York Times
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