En su mensaje navideño, el Papa pidió especialmente por Venezuela y Nicaragua
ROMA.- En el sexto mensaje navideño de su pontificado, antes de impartir la bendición "urbi et orbi", a la ciudad y al mundo, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, Francisco hizo hoy un enérgico llamado a la "fraternidad de la familia humana". Y, en su tradicional repaso geopolítico del mundo –marcado por diversos conflictos, los más añejos, el palestino-israelí y el que desangra a Siria-, mencionó a dos países latinoamericanos: Venezuela y Nicaragua.
"Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población", dijo Francisco, que hace dos años impulsó una mediación entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, que fracasó estrepitosamente. Debido a una dramática situación, se estima que tres millones de personas emigraron de Venezuela, en un éxodo que según Naciones Unidas en 2019 podría sumar 5 millones de personas, con un fuerte impacto en la región.
Como es tradición, el mensaje navideño del Papa fue precedido por los himnos del Vaticano y de Italia, ejecutados por orquestas del dos Estados que se encontraban en el sagrado de la Basílica. La plaza lucía decorada con un inmenso árbol de Navidad y un enorme pesebre
El Papa, que habló al mediodía romano antes unas 40.000 personas que llenaban la Plaza de San Pedro en una jornada de sol radiante e inusualmente cálida, también pidió por Nicaragua. Este país centroamericano desde abril pasado se encuentra inmerso en una crisis sociopolítica sin precedente, a raíz de protestas contra su presidente, Daniel Ortega , acusado de liderar una "dictadura familiar" junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. En ocho meses, se registraron allí más de 370 muertos, 600 presos políticos, hostigamiento a la prensa independiente y procesos judiciales viciados. "Que delante del Niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país", imploró Francisco.
Como es tradición, el mensaje navideño del Papa fue precedido por los himnos del Vaticano y de Italia, ejecutados por orquestas del dos Estados que se encontraban en el sagrado de la Basílica. La plaza lucía decorada con un inmenso árbol de Navidad y un enorme pesebre, este año realizado en arena por artistas de Jesolo, localidad balnearia del noreste de Italia.
El exarzobispo de Buenos Aires -que anoche, en la Misa de Gallo, denunció el egoísmo, la "insaciable codicia" de la humanidad y la injusticia de que "unos pocos banquetea y muchos no tienen pan para vivir-, comenzó su mensaje explicando, una vez más, el sentido de este tiempo litúrgico. "¿Cuál es el mensaje universal de la Navidad? Nos dice que Dios es Padre bueno y nosotros somos todos hermanos. Por eso, mi deseo de feliz Navidad es un deseo de fraternidad. Fraternidad entre personas de toda nación y cultura. Fraternidad entre personas con ideas diferentes, pero capaces de respetarse y de escuchar al otro. Fraternidad entre personas de diversas religiones", afirmó.
Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país
"Que en esta Navidad redescubramos los nexos de fraternidad que nos unen como seres humanos y vinculan a todos los pueblos", pidió, vinculando enseguida este deseo a que israelíes y palestinos retomen el diálogo y "emprendan un camino de paz que ponga fin a un conflicto que ?desde hace más de setenta años? lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor". Francisco se refirió enseguida después a la "amada y martirizada" Siria, país sumido desde marzo de 2011 en una desastrosa guerra que provocó destrucción, cientos de miles de muerto, desplazados y refugiados. "Que la comunidad internacional se esfuerce firmemente por hallar una solución política que deje de lado las divisiones y los intereses creados para que el pueblo sirio, especialmente quienes tuvieron que dejar las propias tierras y buscar refugio en otro lugar, pueda volver a vivir en paz en su patria", clamó.
El Pontífice también mencionó a Yemen, destacando la esperanza de que la tregua alcanzada gracias a una mediación de la comunidad internacional "pueda aliviar finalmente a tantos niños y a las poblaciones, exhaustos por la guerra y el hambre". "Pienso también en África, donde millones de personas están refugiadas o desplazadas y necesitan asistencia humanitaria y seguridad alimentaria", agregó. "Que el divino Niño, Rey de la paz, acalle las armas y haga surgir un nuevo amanecer de fraternidad en todo el continente, y bendiga los esfuerzos de quienes se comprometen por promover caminos de reconciliación a nivel político y social", exhortó.
El Papa también pidió que la Navidad fortalezca "los vínculos fraternos que unen la península coreana y permita que se continúe el camino de acercamiento puesto en marcha, y que se alcancen soluciones compartidas que aseguren a todos el desarrollo y el bienestar".
Dentro del continente europeo, mencionó a la "amada" Ucrania, "ansiosa por reconquistar una paz duradera que tarda en llegar": "solo con la paz, respetuosa de los derechos de toda nación, el país puede recuperarse de los sufrimientos padecidos y restablecer condiciones dignas para los propios", aseguró. "Me siento cercano a las comunidades cristianas de esa región, y pido que se puedan tejer relaciones de fraternidad y amistad", agregó.
Recordó luego a los pueblos que "sufren las colonizaciones ideológicas, culturales y económicas viendo lacerada su libertad y su identidad, y que sufren por el hambre y la falta de servicios educativos y sanitarios". En especial, pidió paz y libertad religiosas para las minorías cristianas que sufren persecuciones religiosas y "celebran la Navidad en contextos difíciles, por no decir hostiles".
"Que el Niño pequeño y con frío que contemplamos hoy en el pesebre proteja a todos los niños de la tierra y a toda persona frágil, indefensa y descartada", pidió, finalmente. "Que todos podamos recibir paz y consuelo por el nacimiento del Salvador y, sintiéndonos amados por el único Padre celestial, reencontrarnos y vivir como hermanos", concluyó.
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