En Pekín, la lectura de la negociación difiere bastante de la de Trump
PEKÍN.- China parece tener un punto de vista notablemente diferente al de Estados Unidos respecto de la tregua en la guerra comercial acordada el fin de semana con el presidente norteamericano, Donald Trump. Ayer, los medios de comunicación del Estado chino no hicieron mención alguna del período de 90 días de congelamiento del aumento de aranceles sobre los productos chinos ni de la reducción de aranceles a los automóviles estadounidenses importados en China, y ni siquiera dieron detalles sobre un incremento en el volumen de productos estadounidenses importados.
Eso permite deducir que al salir de la reunión en Buenos Aires ambas partes se fueron con ideas muy diferentes sobre el futuro.
"¿Estaremos frente a otra cumbre de Singapur, donde la delegación de Corea del Norte se fue a su casa con un conjunto de perspectivas muy diferente?", se pregunta Paul Haenle, asesor en cuestiones asiáticas de George W. Bush y Barack Obama, que ahora dirige el Centro Carnegie-Tsinghua en Pekín. Haenle se refiere a la cumbre de junio entre el presidente Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un, que pareció concluir con nociones diferentes de la palabra "desnuclearización".
Ante la ausencia de una declaración o de una conferencia de prensa conjuntas luego de la reunión, cada lado ha dado su propio sesgo a la cumbre y sus resultados.
Trump describió el acuerdo como una segunda oportunidad para Xi y dijo que le daría al líder chino 90 días para ocuparse de las cuestiones estructurales de la relación comercial, como la transferencia forzada de tecnología y el espionaje industrial. El presidente estadounidense dijo que si no se llega a un acuerdo en ese plazo, avanzaría con su plan anterior de aumentar los aranceles del 10 al 25% sobre 200.000 millones de dólares de productos chinos, que debía comenzar a regir a partir del próximo 1º de enero.
Trump venía amenazando con aumentar los aranceles existentes e imponer nuevos aranceles sobre los restantes 267.000 millones de dólares de bienes que China le vende anualmente a Estados Unidos.
Anteayer, Trump tuiteó que China "acordó reducir y eliminar aranceles sobre los automóviles estadounidenses exportados a China". El arancel actual es del 40%.
Pero nadie en China hizo ayer mención del tema. El Diario del Pueblo, el órgano oficial del Partido Comunista Chino, publicó en su tapa una foto de Trump y Xi dándose la mano y sonriendo. Pero si bien la nota resalta la intención de llegar a un acuerdo y la cooperación entre las partes, no dice nada sobre la compra de cantidades "muy significativas" de productos agrícolas, industriales y energéticos de Estados Unidos, como afirmó la Casa Blanca, ni hace mención del plazo de 90 días.
Los informativos de la televisión estatal china tampoco hicieron referencia. El sensacionalista Global Times fue el único que mencionó el plazo, y se lo atribuyó solamente a la Casa Blanca.
Sin embargo, lo que sí dicen los medios chinos es que ambas partes trabajarán para disminuir "gradualmente" el desequilibrio comercial, una ambición que parece ir en contra del rápido avance tan ansiado por Trump.
El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, hizo poco para aclarar las discrepancias y dijo que las lecturas hechas de las reuniones por cada parte hablan por sí mismas.
Según Zhao Hai, especialista en economía de la Academia China de Ciencias Sociales de Pekín, es posible que ambas partes estén seleccionando los detalles a su conveniencia. "Tenemos la esperanza de que sea un punto de inflexión para que ambas partes se detengan a reflexionar sobre el rumbo que están tomando", dice Hai. Pero el "lado negativo" es el plazo de 90 días propuesto por Trump. "Estados Unidos tiene que reducir sus expectativas", señala Hai.
De hecho, otros analistas dicen que la demora en la imposición de los aranceles parece ser una victoria para China.
"Los chinos siempre quieren ganar tiempo, y cualquier pausa que implique más discusiones es una victoria para Pekín, ya que solo aumenta las posibilidades de que haya un cambio hacia una política interna estadounidense que les resulte más favorable", escribió Bill Bishop, editor del influyente boletín informativo Sinocism.
Mei Xinyu, investigador de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica, duda de que la tregua lleve a una solución de los problemas comerciales de largo plazo.
"Ambas partes parecen tener una comprensión muy diferente de las prioridades respecto del manejo de los problemas estructurales", dice Mei. "Estados Unidos piensa que todo tiene que ver con prácticas comerciales injustas, mientras que para China es un tema de bajos ahorros nacionales. Es el mismo problema con dos interpretaciones".
Traducción Jaime Arrambide