En las calles de Teherán, alegríay una sensación de déjà-vu

TEHERÁN.- Incluso después de enterarse del histórico acuerdo nuclear que podría augurar el fin de una era de sanciones de un lado y gritos de "Muera Estados Unidos" del otro, muchos iraníes prefirieron no manifestar ni alegría ni reacción alguna ante las que fueron, para casi todo el mundo, alentadoras noticias.

"Ya nos desilusionamos tantas veces que, la verdad, no creo realmente que esto se acabe acá", dijo Mohammed Reza, de 21 años.

Las calles de Teherán, una ciudad de 12 millones de habitantes que cualquier noche de la semana suelen estar atestadas de gente, estaban a última hora de anteayer prácticamente desiertas, con excepción de un pequeño grupo que se había concentrado en la plaza central para hacer sonar sus bocinas en señal de aprobación por el acuerdo.

"Esto es increíble", dijo uno de los manifestantes, Mohammed Javad Mehreghan, experto financiero. "Dentro de poco, vamos a tener vuelos directos entre Teherán y Nueva York."

El presidente iraní, Hassan Rohani, que ganó las elecciones de 2013 con la promesa de enmendar los lazos de su país con el resto del mundo, dijo en Twitter que había felicitado al ministro de Relaciones Exteriores, Mohammed Javad Zarif, y al resto del equipo negociador, por sus "incansables esfuerzos de días y noches" de conversaciones.

No hubo reacciones inmediatas del ayatollah Ali Khamenei, supremo líder de Irán, ni de su oficina. El ayatollah, que tuvo la última palabra sobre el acuerdo, dejó en claro en más de una oportunidad que confía en las decisiones de los negociadores de Irán, pero les advirtió que no cruzaran "líneas rojas".

Durante la última semana, son muchos los iraníes que estuvieron pendientes de las noticias, pero también expresaban sus dudas sobre el posible éxito de las negociaciones. Las sanciones calaron hondo en la vida de la gente común, fogoneando una tasa de inflación de más del 40%, que redujo salvajemente el poder adquisitivo y sumió en la depresión a una nación de 70 millones de habitantes.

A medida que la idea de un futuro sin sanciones empezó a cobrar cuerpo, algunos se emocionaron hasta las lágrimas.

"Me puse a llorar de felicidad. Es increíble", dijo Elnaz Karimi, gerenta comercial de 37 años. La empresa para la que trabaja Karimi perdió muchos negocios, porque las transacciones financieras internacionales se volvieron prohibitivamente caras. "Ahora podemos usar para inversión el dinero que antes gastábamos en tratar de concretar un negocio."

Analistas y comentaristas de todo el espectro político celebraron el acuerdo. Los funcionarios iraníes describieron el pacto como "una declaración" y "una solución", que cumplía con el pronunciamiento de Khamenei, de que cualquier acuerdo debía incluir el inmediato levantamiento de todas las sanciones. Los negociadores norteamericanos hubiesen preferido ir paso por paso, pero al parecer los iraníes consiguieron mayormente lo que se proponían.

"La solución nos sirve a todos tal como está", dijo Zarif en Twitter. "No hay necesidad de empezar a marcar la cancha desde el principio."

Para la mayoría de la gente, ahora lo principal es encaminar la economía. Rohani viene haciendo esfuerzos para bajar la inflación, y con el levantamiento de las sanciones, Irán tal vez pueda volver a producir dos millones de barriles de crudo al día, sólo la mitad de lo que alguna vez produjo, pero el doble de su producción de los últimos años.

"Tenemos que esperar la firma del acuerdo final antes de que los efectos positivos empiecen a reflejarse en la economía", dijo Hamidreza Taraghi, un analista cercano al ayatollah Khamenei.

"Pero en líneas generales, el acuerdo se acerca bastante a nuestras expectativas." Nader Karimi Joni, periodista y ex miembro del Cuerpo de Guardia Revolucionaria Islámica, dijo que las empresas europeas volverán e invertirán en Irán. "El futuro es muy promisorio", señaló.

Traducción de Jaime Arrambide

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