En las Bahamas, un éxodo sin freno y una cifra de muertos "estremecedora"
dorian. El gobierno teme que se superarán ampliamente las 43 víctimas fatales; continúa la evacuación de islas arrasadas
MARSH HARBOUR, Bahamas.- Sin lugar adonde volver y tras perderlo todo, cientos de personas se agolpaban ayer en los ferries dispuestos para la evacuación en las islas más afectadas por el huracán Dorian en las Bahamas, en un éxodo que continúa a medida que se conoce el devastador impacto.
Los sobrevivientes describieron las condiciones brutales que enfrentan los que siguen en las islas Ábaco y relataron una desolación que se acentúa con el olor opresivo de los cuerpos. La cifra oficial de muertos era hasta ayer de 43, pero el gobierno advirtió que el balance final será "estremecedor" y que el número de desaparecidos en las islas más azotadas se cuenta por "centenares, hasta miles".
"La pérdida de vidas que estamos experimentando es catastrófica y devastadora", dijo el premier de Bahamas, Hubert Minnis. La catástrofe no dejó otra opción a los damnificados que lograron sobrevivir a los vientos, mareas y derrumbes que refugiarse en las terminales aéreas y marítimas y evacuar a Nassau, la capital, hasta una futura reconstrucción de sus hogares.
Diane Forbes, que no tenía noticias de sus dos hijos desde el martes, esperaba encontrarlos entre unos 200 evacuados que se refugiaban en un gimnasio en Nassau. "Dijeron que tenían hambre, y el olor a cuerpos muertos realmente empezó a afectarlos", comentó. Uno de sus hijos estaba en Marsh Harbour, en las Ábaco, con su novia. "No sé si vive o no", dijo con un hilo de voz.
En Freeport, la mayor ciudad de la isla Gran Bahama, miles de personas hacían fila en el puerto con la esperanza de abordar un barco de la línea de cruceros Paradise de Bahamas, que ofrecía pasajes gratuitos a Florida.
El escenario que dejaban a sus espaldas era desesperante. In Lady Lake, un barrio arrasado cerca de Freeport, el frente de la casa de Nicole Sweetiong-Bain estaba lleno de los escombros de lo que alguna vez hubo adentro. Pero la reconstrucción de la casa era lo último que ella tenía en mente. "No me importa la casa", dijo, mientras escarbaba entre los escombros tratando de encontrar algo intacto. "Mis hijos ni siquiera tienen ropa interior".
O'Neil Wildgoose, de 43 años, dijo que su mujer y su perro pasaron dos días en el techo de su casa, arrasada por la llegada de la tormenta, "que fue como un tsunami", según describió. "Vimos cómo todos los muebles se iban flotando por la puerta de atrás -relató, pero insistió en que no dejará Gran Bahama, donde vivió toda su vida-. Tenemos que resistir. No nos podemos rendir".
Más de 70.000 personas, prácticamente toda la población de Gran Bahama y Ábaco, necesitan ayuda luego de que el huracán arrasara sus hogares y trastornara sus vidas.
La Guardia Costera de Estados Unidos y organizaciones privadas y humanitarias rescataron a muchos habitantes de Ábaco y otras islas. Pero el esfuerzo internacional se complicó por las inundaciones en las pistas de aeropuertos, destrozos en los muelles y problemas en las comunicaciones.
Ajenos a esos contratiempos, muchos damnificados expresaban su frustración por la lentitud de la ayuda. "No hay estaciones de servicio, no hay almacenes de comida, mi trabajo no existe", dijo Melanie Lowe, de Marsh Harbour, cuya casa estaba casi destruida.
El balance de Dorian fue diferente en Estados Unidos. En Carolina del Norte y del Sur, donde el ciclón desató vientos de más de 150 km/h y produjo importantes inundaciones, decenas de miles de personas seguían ayer sin electricidad. Pero las autoridades expresaron su alivio por la aparente ausencia de víctimas y compararon la situación con el ciclón Florence, que hace un año dejó más de 30 muertos entre ese estado, Carolina del Sur y Virginia.
Dorian mantendrá durante hoy su desplazamiento hacia el Atlántico Norte, antes de desaparecer sobre la costa canadiense.
Agencias AFP, AP y ANSA
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