En la pulseada con China, un horizonte sombrío con tres caminos
WASHINGTON.- Donald Trump intenta alcanzar un enorme acuerdo comercial con China , algo que ningún otro presidente logró. Siempre se supo que sería difícil. Hace una semana, parecía haberse cerrado un trato. Hoy, el horizonte es sombrío.
En la vertiginosa escalada de la guerra comercial -con suba de aranceles del 10% al 25%-, el presidente afirma que la cuenta la paga China, pero lo cierto es que la pagarán los consumidores norteamericanos. Toda negociación suele ser un poco caótica, pero esta empieza a parecerse a una lucha en el barro en medio de un huracán. Desde Wall Street hasta las granjas sojeras de Iowa, la pregunta que se hacen todos es la misma: ¿cómo termina esto?
En los hechos, la disputa puede tomar tres caminos. O Trump consigue un buen acuerdo, o logra uno pésimo, o ninguno. Dos de esas opciones son malas para los norteamericanos, en especial si el mandatario mantuviera los aranceles en este nivel. El panorama es el siguiente.
1) Trump sella un buen acuerdo. Lo que se considera un buen pacto es subjetivo, pero según economistas, negociadores comerciales y empresarios, sería que China acepte ampliar la protección de la propiedad intelectual y abrir más sus mercados a las inversiones norteamericanas. Idealmente, según expertos en comercio internacional, también debería incluir un mecanismo de aplicación que garantice que el régimen cumpla con sus promesas.
El año pasado China trató de seducir a Trump al ofrecer comprar miles de millones de dólares más de gas natural norteamericano, porotos de soja y otros productos agrícolas. Esa medida achicaría el déficit de la balanza comercial bilateral, pero no modificaría las relaciones comerciales entre ambos países. Trump rechazó ese acuerdo, así que ahora está presionado a conseguir mucho más de lo que ofreció Pekín en 2018.
En Wall Street, algunos siguen pensando que ese escenario es posible, lo que explicaría por qué los mercados no se desplomaron esta semana. También sería un punto central de discusión en la campaña de Trump por la reelección en 2020. Pero si se llega a un acuerdo, inversores, empresarios y los chinos también reclamarán el levantamiento de los aranceles. Y si las tarifas se mantienen, podrían ser un lastre para la economía norteamericana durante el año electoral.
2) No se logra un acuerdo. A continuación, se desata una guerra comercial sin cuartel. Para la mayoría de los economistas, es el peor escenario posible. Sin acuerdo, Trump y el presidente Xi Jinping elevarían aún más los aranceles y las barreras comerciales, lo que podría desbordarse y ser replicado por otros países. Básicamente, sería una versión comercial de la Guerra Fría, y las consecuencias económicas serían graves.
"Una guerra comercial con aranceles de intercambio generalizados entre Estados Unidos y China puede empujar a la recesión a la economía global", advirtió el Bank of America Merrill Lynch en una nota.
La economía norteamericana marcha bastante bien y hay muchos en Washington que se preguntan por qué Trump se arriesgaría a un escenario como ese, que le costaría la reelección y provocaría recesión.
3) Trump consigue un pésimo acuerdo y los aranceles se mantienen. El acuerdo más fácil de alcanzar es el que China ya puso sobre la mesa: se comprometen a comprar más productos norteamericanos. Pero casi un año después de que Trump impusiera aranceles y de que los productores agropecuarios norteamericanos empezaran a sufrir las consecuencias, un acuerdo como ese sería decepcionante.
Es el acuerdo que podría haberse alcanzado hace un año, y no le concede a Estados Unidos más acceso al mercado chino, que a futuro es el premio mayor, dado el crecimiento de la clase media china. En total, los consumidores chinos ya compran tanto anualmente como los norteamericanos, y todo indica que esas cifras seguirán creciendo.
Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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