En Italia, Merkel se despidió del Papa y le hizo un guiño a Draghi
En su última visita oficial a Roma, la canciller alemana estuvo 45 minutos con Francisco y recibió elogios del premier italiano, que muchos esperan que la reemplace como figura líder de Europa
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ROMA.- En lo que ella misma definió una “visita del adiós”, la canciller alemana saliente, Angela Merkel, se despidió hoy del papa Francisco y del primer ministro italiano y expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, a quien muchos esperan que la haya pasado la posta como figura fuerte de Europa.
En su última visita oficial a la ciudad eterna, Merkel, una apasionada de Italia no sólo por sus vacaciones en las Dolomitas o en el mar de Ischia, sino también por el Brunello di Montalcino -un tinto que prefiere al de los franceses, que intentaron convertirla-, tuvo una jornada intensa.
Nacida en Alemania del Este, hija de un pastor protestante y desde siempre en sintonía con el papa del fin del mundo que de joven estudió para su tesis doctoral en Alemania y que jamás ocultó su admiración por ella, sobre todo cuando en 2015 le abrió las puertas del país a 1 millón de refugiados sirios, la mujer más poderosa del mundo tuvo un encuentro privado con Francisco a media mañana en el Palacio Apostólico. Fiel reflejo de la “buena onda” que siempre hubo entre ambos, el encuentro duró 45 minutos. La canciller se encontró luego también con su número dos, el cardenal Pietro Parolin, y con el ministro de relaciones exteriores del Vaticano, el arzobispo británico, Paul Gallagher.
“Ha sido un gran honor y una alegría reunirme en audiencia privada con el papa Francisco, con quien hablamos de los problemas de la Iglesia, pero también de los desafíos políticos, como los de la UE, después de que hace poco el Papa visitó Europa oriental”, contó a la prensa Merkel, que aludió a la visita del Pontífice del mes pasado a Hungría y Eslovaquia. La política cristiano-demócrata fue recibida siete veces por Francisco, la última en junio de 2017 -todo un récord- y se cree que tuvo una mucho mejor relación con él que con su compatriota, Benedicto XVI, papa emérito.
También hablaron de la próxima conferencia sobre el clima que tendrá lugar en Glasgow, contó Merkel, que destacó el rol del Papa. “Su compromiso no es suave, sino importante: la respuesta de la humanidad al cambio climático requiere de un cambio radical de nuestro modo de vivir”, apuntó la canciller, que por la mañana abordó el horror de los abusos en la Iglesia al visitar el Centro de Protección de Menores que puso en marcha el sacerdote jesuita alemán, Hans Zollner, experto en el tema.
Un comunicado del Vaticano sobre el encuentro, como siempre escueto, subrayó que “al hablar sobre cuestiones de recíproco interés en ámbito internacional y regional, hubo coincidencia sobre la oportunidad de relanzar la cooperación para enfrentar las múltiples crisis en acto, con particular referencia a las consecuencias de la emergencia sanitaria y a las migraciones”. Una frase con la que, entrelíneas, pudo leerse que, también para el Vaticano la salida de Merkel provocará un vacío difícil de llenar en un escenario geopolítico internacional más que complejo.
En este sentido, muchos se ilusionan aquí con que Draghi, viejo conocido de Merkel y otra gran figura en el ámbito internacional, se vuelva su sucesor como líder fuerte de la Unión Europea (UE), rol al que también aspira el presidente francés, Emmanuel Macron.
Draghi no sólo la recibió con todos los honores para la última visita oficial en Palazzo Chigi, sino que, en un reflejo de una relación de vieja data, almorzó luego con ella en la bellísima terraza del hotel Eden (donde solía hospedarse la expresidenta Cristina Kirchner), con vista espectacular sobre la ciudad eterna y menú gourmet del chef Fabio Cervio.
Cuando Draghi, apodado “super Mario”, presidió el BCE, en visitas hiper blindadas solía reunirse regularmente con Merkel y su sintonía en momentos cruciales de la crisis del euro salvó más de una vez a Europa del colapso. De hecho, en Berlín la confianza en Draghi es absoluta, aunque, como es normal, la gran pregunta es cuánto durará al mando de Italia este confiable primer ministro y, sobre todo, quién vendrá después de él.
Ahora al frente de un gobierno de unidad al que le imprimió una eficiencia y determinación que le valieron gran popularidad, Draghi, de 74 años, en un discurso agradeció a la canciller “el rol determinante que tuvo en el diseño del futuro de Europa en los últimos 16 años”.
“De 2005 a hoy, Europa ha enfrentado una gran recesión, la crisis del euro, la pandemia de Covid-19. La canciller ha sabido guiar a Alemania y a la UE con calma, determinación y sincero europeísmo”, dijo. “Durante los años que estuve al frente del BCE Merkel sostuvo con gran convicción la independencia del banco central, incluso cuando éramos atacados por las políticas expansivas necesarias para defender la integridad de la moneda única, alejar los riesgos de deflación y sostener la recuperación”, subrayó. “Le estoy personalmente agradecido por los intercambios que tuvimos en esos años difíciles”, evocó. A su turno, la canciller hizo lo mismo y destacó el rol de “garante del euro” de Draghi.
El premier italiano recordó asimismo cómo durante la pandemia, gracias a Merkel, hospitales alemanes recibieron a decenas de pacientes italianos. Y su rol clave en la creación del programa Next Generation UE, el fondo extraordinario del bloque para los países más golpeados por la pandemia, “una extraordinaria ocasión para relanzar el crecimiento económico de Italia de modo robusto, equitativo y sostenible”.
Las flores no terminaron allí. Draghi definió a Merkel una “campeona de multilateralismo cuando otros países se alineaban con el proteccionismo y el aislacionismo” y subrayó que “tuvo el coraje de defender los valores de las democracias” durante las crisis en Siria y Ucrania. “Ha trasformado el rol de Alemania en Europa”, dijo también, al cerrar admitiendo que “la vamos a extrañar, aunque estoy seguro de que tendremos modo de verla otras veces en Italia, quizás en ocasiones de mayor relax, visto el amor por nuestro país”.
El Papa y Merkel volvieron a verse por la tarde en un evento por la paz organizado por la Comunidad de San Egidio en un escenario perfecto para la despedida “oficial” de Roma: el Coliseo. Entonces, junto a representantes de otros credos, rezaron por la hermandad de los pueblos, el fin de las guerras y de la pandemia y por un mejor cuidado de la Tierra.
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