En Israel no descartan ninguna opción
Aunque el gobierno estima poco probable un ataque directo de Siria, ya tomó medidas
JERUSALÉN.- Dos baterías antimisiles del sistema Cúpula de Hierro fueron emplazadas ayer en el norte de Israel, en las inmediaciones de las ciudades de Haifa y Safed, como medida preventiva ante un eventual ataque de Siria o Hezbollah a territorio israelí en respuesta a los bombardeos cerca de Damasco que atribuyen al Estado judío.
El Israel oficial maniobra de modo que, por un lado, todo se mantenga en una nebulosa y, por el otro, quede claro que sus advertencias deben ser tenidas en cuenta: no permitirá que determinado tipo de armas lleguen a manos de la organización terrorista libanesa, el brazo de Irán en su frontera norte. Esta vez se trata de misiles Fatah 110-S con media tonelada de explosivos en la cabeza, capaces de alcanzar con gran precisión casi la totalidad del territorio israelí.
Si bien Israel estima que no es muy probable que el presidente sirio, Bashar al-Assad, se permita abrir un nuevo frente mientras lidia con la guerra civil en su país, sus autoridades no descartan ninguna opción. Por eso también se ordenó cerrar el espacio aéreo en el Norte, por lo menos hasta el jueves.
Allí -la zona que constituye el primer blanco cuando hay conflicto abierto con Hezbollah- se debatía ayer entre un deseo de mantener la rutina normal y la conciencia acerca de lo tenso del momento y el riesgo de un nuevo estallido bélico.
Por eso, no resulta sorprendente que las autoridades municipales del Norte hayan comenzado a revisar sus refugios y todas las instalaciones relevantes en caso de un enfrentamiento bélico. "Nadie tiene interés en eso, pero aquí nunca se puede saber y nuestra responsabilidad es estar seguros de que estamos preparados", comentaban ayer fuentes en la municipalidad de Haifa.
En 2006, durante la segunda guerra en el Líbano, tanto Haifa como el resto del Norte fueron blanco continuo de los cohetes disparados por Hezbollah desde el sur libanés hacia territorio israelí. Un alto porcentaje de la población buscó refugio fuera del alcance de los misiles usados en ese momento y la vida en el Norte se alteró considerablemente.
Aquel año se estimaba que Hezbollah tenía 12.000 misiles. Hoy, el cálculo israelí es que ya tiene más de 60.000. Con ese arsenal amenazando la frontera, Israel sabe que debe prepararse para una eventual respuesta. Respecto de la posibilidad de una respuesta directa de Siria, y no a través de Hezbollah, se hablaba poco ayer en Israel.
La intención, sin embargo, es lograr máxima destreza mientras el país se encuentra nuevamente en la mira: transmitir claramente el mensaje a Hezbollah, Siria e Irán sobre las "líneas rojas" de Israel, garantizando al mismo tiempo que no se pase de un operativo puntual a una escalada abierta, que todos pueden saber cómo comienza, pero nadie imagina cómo puede terminar.
Ante este escenario, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, convocó ayer a su gabinete, pero no postergó su viaje a China, y se embarcó ayer, aunque con dos horas de demora, hacia Pekín.
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