En Florida, los bañistas se sumergen en un mar que parece humear y con una temperatura sin precedentes
Las aguas frente a ese estado de EE.UU. registraron en los últimos días nuevos récords de temperatura
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KEY BISCAYNE, Florida.– La temperatura del agua cerca de Key Biscayne –una isla justo al este de Miami– ya había sobrepasado los 31°C una mañana de esta semana, y aunque el océano más allá de la isla estaba ligeramente más fresco que los recientes récords de temperatura que alarmaron a los científicos y pusieron en riesgo el ecosistema marino, de todos modos igual seguía estando impresionantemente caliente.
Pero en este sereno parche de la costa atlántica, en la playa seguía siendo uno de esos días de verano en los que nada refresca más que una zambullida, por más que el mar se siente en el cuerpo como un jarabe humeante y espeso, casi pegajoso. “Me gusta así el agua, calentita”, dice Niki Candela, oriunda de Miami y de 20 años, mientras una ensordecedora sirena advierte que se aproxima una tormenta eléctrica.
Casi ninguno de los amodorrados bañistas de esa playa medio vacía le hizo caso. La orilla, que en esta parte del año suele estar abarrotada de algas en descomposición, ahora está inmaculada: ya no sufre la amenaza de una descomunal camalote de sargazos que inexplicablemente se redujo de pronto el mes pasado sobre el Golfo de México. Ahora el agua es cristalina y no hay una sola ola a la vista. Así que los playeros de alma, los que adoran el calor y aborrecen el frío, salieron a pasarla bien.
“Es lo más cercano al paraíso que se puede encontrar en Estados Unidos”, dice la inglesa Lauren Humphreys, de 40 años, que reparte su vida entre Miami y Los Ángeles. Allá en la costa oeste prefiere las caminatas a bañarse en el Pacífico, donde el lunes las aguas registraron una temperatura de 22°C frente al muelle de Santa Mónica. “Este lugar tiene algo muy especial”, dice. “Hay mucha paz”.
Frente a la costa de la vecina Virginia Key, las mediciones de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica mostraron que el lunes la temperatura del agua alcanzó un máximo de 32,5°C y la temperatura del aire, 31°C. El sábado, la temperatura del agua en ese lugar marcó un nuevo récord: 33,6°C.
En el sur de Florida el agua siempre es cálida en esta época, pero este año la temperatura es inusual: Virginia Key marcó seis récords en apenas un mes. Y la semana pasada, en algunas áreas de Florida Bay la superficie del mar alcanzó los 36,7°C, cuando el promedio del océano en Miami para julio es de alrededor de 30°C.
El implacable calor de Miami este verano trajo 16 días consecutivos de sensación térmica superior a los 40°C, todo un récord, según Brian McNoldy, científico e investigador de la Universidad de Miami. El domingo, el Servicio Meteorológico de Estados Unidos anticipó una sensación térmica de 41°C y emitió su primera alerta de calor extremo para el condado de Miami-Dade.
Al día siguiente, en la playa había que evitar a toda costa la candente arena. “Hablemos acá para no quemarnos los pies”, dice Eduardo Valades, de 51 años, al señalar hacia la orilla. “El agua está muy caliente, pero solo cuando te metés, porque después de unos diez metros está más fresca”, añade. “Me encanta”, acota su esposa, Jennifer, de 50 años.
La pareja se mudó hace tres años de California a Key Biscayne, una próspera localidad de 14.000 habitantes. “Acá podés nadar literalmente durante horas”, dice Jennifer, aunque admite que la playa se disfruta más, “de hecho, es perfecta”, durante el templado invierno del sur de Florida, cuando es más probable que la temperatura del agua ronde los 24°C.
Jennifer señala que hace poco vio seis o siete manatíes, y su esposo muestra en su celular un video que grabó el mes pasado de un gran tiburón alimentándose cerca de la orilla. “Cada tres o cuatro días vemos uno”, dice sin la menor preocupación por los escualos.
Esta semana, no hacía ni falta secarse al salir del agua: nadie sentía frío. “¡Es como un jacuzzi!”, les dice después de un breve chapuzón Sasha Mishenina a sus dos amigos, que no habían querido acompañarla. Sin embargo, meterse a nadar un poco más adentro aún es refrescante, por alguna corriente fresca ocasional que se cuela entre los cuerpos.
“Estoy refeliz, porque creíamos que iba a haber sargazo”, cuenta Adriana Campuzano sobre las predicciones de principios de este año sobre la llegada de esos enjambres de algas. “El agua y la orilla están más despejadas que en muchos años, tal vez décadas”, agrega.
Niki Candela, de Miami, había ido a la playa con tres amigos. Dice no tener problema con la temperatura del agua, aunque admite que por momentos no puede evitar preguntarse si alguien no orinó junto a ella… Niki y sus amigos colgaron las toallas debajo de una sombrilla, pusieron música y se metieron al agua. “En realidad, está bastante fresca”, dice Taylor Dutil, de 20 años, también de Florida.
“En mi caso, es un buen cambio”, dice Benny Pérez, de 22 años, que es de Chicago, donde el lago Michigan siempre es mucho más frío.
Patricia Mazzei
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