En Filipinas, la ayuda se retrasa y crecen el caos y la desesperación
El mal tiempo dificulta el reparto de víveres en Leyte; el presidente Aquino minimizó la catástrofe y rebaja la cifra de muertos a 2500; EE.UU. y Gran Bretaña enviaron buques militares con ayuda
TACLOBAN, Filipinas.- Mientras los barcos de ayuda humanitaria estadounidenses y británicos se dirigían a las costas de Filipinas, ayer crecían el caos y la desesperación entre los miles de sobrevivientes del poderoso tifón Haiyan, que arrasó la región central del país asiático el pasado viernes.
Cinco días después del paso de uno de los tifones más potentes de la historia de Filipinas, con vientos de más de 300 kilómetros por hora y olas de hasta ocho metros, la ayuda humanitaria todavía llegaba con cuentagotas a la ciudad de Tacloban -capital de la región de Leyte-, la más afectada por la tormenta huracanada y donde según las Naciones Unidas habrían muerto unas 10.000 personas.
La cifra de víctimas mortales fue rebajada ayer por el gobierno de Benigno Aquino. "La cifra de muertos probablemente esté cerca de 2000 o 2500 personas, y no de la estimación de 10.000", dijo Aquino, en una entrevista concedida a CNN. "Creo que 10.000 es demasiado", agregó el mandatario, para quien las estimaciones de la ONU no se ajustan a la realidad de la tragedia.
"Hubo cierto drama emocional relacionado con esa estimación recopilada por funcionarios que se encontraban demasiado cerca de la destrucción generada por la tormenta", señaló Aquino.
"Esperamos poder contactarnos pronto con unos 29 municipios de los que aún no tenemos cifras, especialmente en lo referente a los desaparecidos", indicó.
El tifón afectó de una u otra manera a más de 10 millones de personas, el 10% de la población del país, y por lo menos 660.000 personas perdieron su casa, según cifras gubernamentales. "Tememos lo peor", dijo John Ging, director de operaciones de la oficina de coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Por su parte, Valerie Amos, jefa de operaciones humanitarias del organismo multilateral en Manila, anunció un plan de emergencia para asistir a las víctimas. "Acabamos de lanzar un plan de acción que se concentra en la comida, la salud, el saneamiento, los refugios, la retirada de escombros y la protección de los más vulnerables."
Para realizar ese programa de ayuda masiva a las víctimas del supertifón, la ONU estimó que se requieren 301 millones de dólares.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) solicitó a la comunidad internacional 24 millones de dólares para intervenciones de emergencia. En un comunicado divulgado en Roma -sede central de la entidad-, la FAO anunció que "hará todo lo posible para apoyar al gobierno de Filipinas en el proceso de reconstrucción", declaró el director de la organización, José Graziano da Silva.
Las autoridades no habían logrado hasta ayer hacer frente a la magnitud de la catástrofe. Ante el caos, la falta de comida y medicamentos y la desorganización, muchos habitantes de Tacloban intentaban abandonar la ciudad.
"Acá no hay nada para nosotros. Ya no tenemos casa ni dinero ni papeles", se lamentó Carol Mampas, de 48 años, vecina de Tacloban con un hijo de tres años a su cargo.
"Necesitamos que las autoridades nos ayuden. ¿Dónde está la comida? ¿Dónde está el agua? ¿Dónde están los soldados para recoger los cadáveres?", se preguntó, desesperada, Mampas.
Como otros cientos de sobrevivientes, la mujer pasó la noche en el maltrecho aeropuerto de Tacloban con la esperanza de tomar un vuelo para abandonar una ciudad en la que los cadáveres en descomposición todavía se apilan en las veredas.
La capital de Leyte, de unos 220.000 habitantes, se ha convertido desde el viernes en una caótica urbe tomada por bandas armadas que saquean los pocos locales comerciales y edificios que quedan en pie.
Para prevenir los saqueos, las autoridades anunciaron ayer la imposición del toque de queda y el despliegue de vehículos militares. "La presencia de policías y soldados mejorará sin duda las cosas, pero no se hará todo en una noche", dijo el ministro del Interior, Manuel Roxas.
La lluvia que cayó sobre la ciudad en la madrugada de ayer empeoró aún más las tareas de rescate y el reparto de víveres.
"La ayuda llegará cada vez más deprisa en los próximos días, estén seguros de ello", prometió Aquino, que anteayer declaró el estado de catástrofe nacional.
Con unos 7000 marines a bordo y unas 80 aeronaves, el portaaviones George Washington y varios buques de la marina estadounidense partieron del puerto de Hong Kong en dirección a la zona de la catástrofe. Estados Unidos desplegó también tres naves anfibias dotadas de lanchas de transporte para desembarco. Gran Bretaña, por su parte, anunció el envío de un avión de transporte y de un navío militar.
Encuentran a tres ciudadanos argentinos
Tres ciudadanos argentinos que no se habían reportado tras el devastador paso del tifón Haiyan, en Filipinas, fueron encontrados ayer, después de que el sacerdote Gustavo Aguilera denunciara su desaparición. "Fue un final feliz dentro del drama", dijo Hernando Díaz, encargado consular argentino en Filipinas.
Silveria Metz, hermana de Osvaldo Metz, uno de los argentinos que se encuentra en Filipinas, contó que recibió un correo electrónico de su familiar. "Osvaldo pudo mandar un e-mail contando que todo estaba destrozado, pero que estaba con vida. Estaba allá misionando. El grito que pegué cuando vi el e-mail fue emocionante", relató Metz a radio Del Plata.
Agencias AP, AFP, EFE y Reuters
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