En España, un respiro a tanta austeridad
Pese a la crisis, los fieles destinaron muchos recursos y dinero para las fiestas pascuales
ALBAIDA DEL ALJARAFE, España.– Dolores Gelo Suárez, una mucama jubilada de 70 años, vive sola en una casa decorada con imágenes religiosas y depende de una pensión del Estado de "unos cientos de euros". Sin embargo, hace poco donó 14.000 euros para la confección de una túnica con encaje de oro para vestir la imagen de la Virgen que ayer fue cargada por los miembros de su comunidad religiosa como parte de la tradicional procesión pascual en Andalucía.
En Olivares, una ciudad vecina de 9500 habitantes, otra comunidad religiosa también se dedicó a preparar una estatua de la Virgen para su procesión pascual; en este caso, adornada con una corona de oro realizada tras fundir collares, anillos, antiguas monedas y otros objetos de valor de decenas de miles de euros, donados en 2012 por sus 300 miembros.
Esas donaciones ponen de relieve la influencia de la Iglesia Católica en España, cuya importancia como institución de caridad también aumentó considerablemente debido a la crisis económica del país y a los recortes del gasto público en asistencia social. El flamante papa Francisco sugirió que los pobres estarán en el centro de su gestión al frente de la Iglesia.
Sin embargo, la crisis también ha generado resentimientos contra la Iglesia en España. Los privilegios fiscales de los que goza están bajo la lupa, y para algunos, el esplendor de las celebraciones pascuales no está en sintonía con la penuria económica del país.
"Se discute sobre la necesidad de que las celebraciones pascuales sean austeras, un debate que se ha caldeado por la crisis y el mensaje de nuestro nuevo papa", dijo María Roca, profesora de Derecho Canónico de la Universidad Complutense de Madrid.
La persistencia del modelo de financiación basado en donaciones de las comunidades religiosas contrasta con las dificultades que enfrentan muchos municipios, tapados de deudas desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, en 2008.
"La crisis nos afecta a todos, pero las comunidades se financian a sí mismas, nunca dependieron de los subsidios y, simplemente, gastan lo que pueden recolectar", dijo Gerardo Díaz, miembro de otra comunidad y tesorero de Olivares.
En un país con un desempleo récord del 26%, la Iglesia ha pregonado a los cuatro vientos sus virtudes de proveedora de empleo. El año pasado, lanzó una campaña de reclutamiento de sacerdotes que prometía que el sacerdocio era una garantía de "empleo permanente".
Para las comunidades, el rampante desempleo sirvió para que pintores de casas, ceramistas y otros obreros manuales desocupados puedan dar una mano en la preparación de las celebraciones pascuales. "Las personas con empleo estable son cada vez menos, así que, por lo menos, tienen más tiempo libre para dedicarle a nuestra comunidad", dijo Genoveva Rodríguez Sánchez, una modista que realizó varias bordados y que destinó un día a la semana para colaborar con las festividades pascuales.
"En todo caso, pienso que el fervor religioso en este lugar ha crecido año tras año, pero esto también ayuda a mantener una larga tradición de artesanías que, de otra manera, se desperdiciaría durante esta crisis", agregó Genoveva. De los 3000 habitantes de Albaida del Aljarafe, 509 están desempleados.
De todos modos, aunque el 73% de los españoles se considera a sí mismo católico, la proporción de quienes practican la religión viene cayendo de manera sostenida, hasta un magro 18%, según la agencia Metroscopia, un descenso sustancial cuando se lo compara con el 31% de 1988 y con el 48% de 1976.
Traducción de Jaime Arrambide
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