En España sobran vacunas: el gobierno deja de comprar dosis y cierran vacunatorios
Las comunidades autónomas, con más de siete millones de inyecciones sin administrar, comienzan a cerrar centros de inoculación y a desplegar unidades móviles; Sanidad postergó el pedido semanal de Pfizer al próximo 20 de septiembre
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Cuatro de cada cinco españoles han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19. Los almacenes de las comunidades guardan más de siete millones de aplicaciones para administrarlas a la población que queda: unos cinco millones no han recibido todavía la primera y dos más aguardan a completar su pauta.
Pero el ritmo de llegada de inyecciones es ya muy superior al de inoculaciones y el Ministerio de Sanidad español ha pedido a Pfizer retrasar el envío que tenía previsto para esta semana al próximo 20 de septiembre. “Las autonomías tienen viales de sobra y tenemos que evitar que caduquen”, explica una fuente del departamento.
España se está acercando poco a poco a un punto en el que ya será muy difícil seguir avanzando en la vacunación. Sin fármacos aprobados para los niños menores de 12 años, que suponen un 11% de la población, el techo teórico es el 89%: el lunes un 78,4% habían recibido al menos una dosis. Si a estos se restan quienes rechazan de plano la vacuna (alrededor de un 4%, según las encuestas), los reacios o las personas difíciles de alcanzar, el tope real no se sitúa mucho más allá del 80%.
Aunque Sanidad no se marca límites e insiste en seguir vacunando, comunidades como la de Madrid sí se han fijado un objetivo: alcanzar al 90% de la población diana, es decir, alrededor de este mencionado 80% de la total, niños incluidos.
La ralentización del ritmo a medida que se avanza es tan inevitable como evidente. En la última semana se administraron 1,3 millones de dosis. El pico llegó a principios de julio, cuando se alcanzaron los cuatro millones. Hasta el 9 de agosto hubo algún altibajo, en función de los fármacos que llegaban, pero desde entonces cae sin parar. También baja el avance de las primeras dosis, el más indicativo para medir la respuesta de la ciudadanía (es de suponer que casi todo el que se haya puesto una vacuna está dispuesto a recibir la segunda): durante los meses de junio y julio España avanzaba a razón de tres puntos porcentuales de población inoculada a la semana. A finales de ese mes la velocidad comenzó a frenarse y en la última semana el avance no ha llegado a un punto (0,8).
Ante esta realidad, algunas comunidades han comenzado ya a retirar grandes infraestructuras de vacunación que habían montado para la administración masiva. Es el caso del estadio Wanda Metropolitano en Madrid, que ha dejado de funcionar como punto vacunal este lunes. Otros continúan, tanto en esta como en otras comunidades autónomas, pero con un ritmo cada vez menor que hará que vayan cerrando sus puertas en las próximas semanas. El País Vasco, por ejemplo, tiene previsto clausurarlos el próximo 30 de septiembre.
Lo que ahora están reforzando algunas consejerías de Sanidad son los puntos móviles sin cita previa para alcanzar al mayor número de población posible. Uno de los focos de estas unidades son las universidades para captar a la población joven. La cifra de personas entre 20 y 40 años que ha recibido la primera dosis lleva semanas estancada, con un muy lento avance que la sitúa en alrededor del 75%. Es menos que en los adolescentes, que aunque empezaron más tarde ya rozan el 80% con el primer pinchazo.
Los departamentos de Salud de las autonomías también están llamando a la población que no ha querido pincharse para recordar que ya puede hacerlo, tanto con cita como sin ella. Aragón está ultimando una estrategia que pasa por enviar SMS animando a la vacunación o dando directamente cita (esto último para segundas citas); llamada de los rastreadores militares recordando la cita; acudir directamente a vacunar a grandes empresas y centros educativos como la universidad con unidades móviles; habilitar puntos de vacunación sin cita y reforzar los mensajes en atención primaria y en hospitalización para captar a no vacunados.
Otra de las comunidades que está poniendo en marcha puntos móviles de vacunación es Castilla-La Mancha. Su presidente, Emiliano García-Page, ha asegurado este lunes que van “a ir a la busca”. “Es una labor ya la vienen realizando una legión de rastreadores que educadamente quieren ayudar a la gente, aunque no siempre ha habido comprensión”, ha explicado. Con todo, según informa la agencia Efe, ha resaltado que con las unidades móviles se pretende ir a vacunar “donde está la gente”, como los centros de estudios universitarios o los centros comerciales y “terminar de rematar la faena”, por lo que ha señalado que ahora el objetivo marcado es “minucioso de excelencia”.
El Ministerio de Sanidad, por su parte, lanzó a principios de mes una campaña informativa que busca precisamente reforzar la confianza en las vacunas del público más joven que tendrá presencia en internet (plataformas como Spotify, Instagram o TikTok), en televisión, radio y circuitos de exterior como metro, autobuses o universidades. Este mismo lunes, su titular, Carolina Darias, ha hecho un llamamiento a los veinteañeros y los treintañeros para que acudan a los puntos de vacunación, una vez que más del 93% de los mayores de 40 han recibido la pauta completa.
Tercera dosis
En unas jornadas sobre el sistema sanitario organizadas por El Español, Darias ha hecho hincapié en que ahora es momento de mirar también a los países en desarrollo para lograr que el 40% de la población mundial tenga pauta completa de vacunación al finalizar el presente 2021. La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió la semana pasada una moratoria mundial para que los países ricos no inyecten la tercera dosis a sus ciudadanos hasta alcanzar este objetivo. Algunos, como Israel, ya han desoído esta petición y han ofrecido el tercer pinchazo a toda su población mayor de 50 años.
España aprobó la semana pasada una dosis adicional para las personas gravemente inmunodeprimidas. Es un concepto distinto al de la tercera dosis: no es un recordatorio para potenciar la inmunidad, se trata de completar la pauta de unos 100.000 enfermos cuyo sistema inmunitario no responde adecuadamente y que con dos dosis siguen siendo vulnerables a la enfermedad grave y la muerte por covid, algo para lo que las vacunas otorgan muy buena protección para el resto de la población.
Un grupo de expertos de la agencia estadounidense del medicamento y de la OMS ha publicado este lunes en The Lancet una revisión de la evidencia disponible para administrar una tercera dosis a la población general. Vuelven a concluir lo que los expertos venían advirtiendo: por el momento no muestra beneficios evidentes que eviten hospitalizaciones y muertes. “El conjunto de pruebas acumuladas hasta el momento parecen mostrar que no hay necesidad de una tercera dosis en la población general, pues su protección contra la enfermedad grave es aún alta”, escriben los autores. Las autoridades sanitarias de todo el mundo, incluida la española, siguen muy de cerca cómo evoluciona la inmunidad en las personas vacunadas, especialmente en las más vulnerables, para evaluar un nuevo pinchazo en caso de que fuera necesario.
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