En España, la crisis económica conspira contra los divorcios
Ante los costos de una separación, algunos optan por seguir bajo el mismo techo
SABADELL, España.- Esther Fernández, una peluquera de 45 años, estaba desesperada por divorciarse. Se había enamorado de otro hombre que estaba muriendo de cáncer. Su esposo, Gaby Cuadrado, de 47 años, había perdido su puesto en una fábrica. Con el mercado inmobiliario tan deprimido, vender la casa de ambos de las afueras de Barcelona era imposible y ninguno de los dos podía pagar un alquiler y mudarse: de hecho, ya casi no podían pagar la hipoteca. En consecuencia, tuvieron que descartar el divorcio y sus onerosos gastos.
Así que durante dos años Esther aguantó, se iba de la casa al amanecer y esquivaba a su esposo, quien seguía tan enamorado de ella que hasta la espiaba desde su auto. Esther tuvo ataques de pánico. "Me sentía atrapada", señaló.
Para su esposo era todavía peor. La situación, dijo Cuadrado, lo llevó al borde del suicidio. "Verme obligado a vivir con una mujer a la que amaba y que me había rechazado era una tortura psicológica", afirmó. En noviembre finalmente se divorciaron y cada uno se mudó a un diminuto departamento, en barrios pocos favorecidos de la ciudad.
Si el matrimonio es en las buenas y las malas, en la riqueza y en la pobreza, a los matrimonios pobres de España les llegaron las malas, y las parejas están pagando el costo emocional de no poder afrontar los gastos de un divorcio.
Y cada vez son menos los que se divorcian. Según los jueces, abogados especializados en divorcios y terapeutas, muchas parejas en conflicto no logran poner fin a su relación a causa de la crisis económica, que ya lleva casi cinco años.
El año pasado, el número de divorcios en España cayó un 16% respecto de 2006, según el Consejo General del Poder Judicial de España, una asociación nacional que representa a los jueces del país.
La tasa de divorcios aumentó en 2006 debido a los cambios introducidos en la ley de divorcio de 2005, que facilitaba la separación, pero con la crisis económica española las cifras se desplomaron, según el Consejo General.
"No hay dudas de que la crisis está forzando a las parejas a no separarse", dijo José María Redondo, vocero del Consejo, quien atribuyó la caída en la tasa de divorcios al estallido de la burbuja inmobiliaria y a las penurias económicas.
La crisis no sólo hizo disminuir los divorcios, sino que también transformó el proceso legal, según los abogados.
Los jueces reducen las cuotas de alimentos y los esposos en litigio han pasado de pelearse por quién se queda con la casa a pelearse por quién asume las deudas.
Algunas parejas han optado directamente por dividir la casa en dos, marcando límites en el piso con cinta adhesiva, dijo Álvaro Cavia, un destacado abogado de divorcios de Barcelona. Otras parejas, al no poder pagar un divorcio, siguen viviendo juntas aunque mantengan abiertamente una nueva relación sentimental.
Las peleas por dinero -o por su ausencia- son la principal fuente de problema en las parejas que buscan recomponer su relación, según dijo Myka Pedrero, terapeuta familiar de un suburbio de Barcelona.
Para las parejas desempleadas es todavía peor, dijo Pedrero. No sólo por la estrechez económica, sino porque generalmente ambos cónyuges pasan todo el día bajo el mismo techo, lo que aumenta las tensiones.
"Cuando dos personas que quieres separarse se ven obligadas a permanecer juntas, se contamina todo el ecosistema familiar y tanto el hombre como la mujer se vuelven locos", dijo Pedrero.
En España el divorcio es legal desde 1981, pero a partir de la modificación de 2005 las parejas pueden obtener un "divorcio exprés" sin período de separación.
Traducción de Jaime Arrambide
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