En el camino secreto a la reconciliación, dudas, desesperación y un embarazo
Dos funcionarios cercanos a Obama llevaron adelante las negociaciones del lado norteamericano, en una difícil diplomacia silenciosa que por momentos avanzó gracias a asuntos personales
NUEVA YORK.- La reconciliación de Estados Unidos con Cuba y el izamiento de la bandera en La Habana, presentado con bombos y platillos, es un relato de intentos fallidos y callejones inesperados que podrían haber cambiado la historia.
La reapertura, impulsada por un presidente con ganas de empezar de cero con su viejo adversario y bendecida por el papa Francisco, en sus momentos cruciales, avanzó gracias a consideraciones más humanas: la desesperación de Alan Gross, el contratista del gobierno norteamericano encarcelado en La Habana, y el deseo de la esposa de un cubano preso en California que quería tener un hijo suyo antes de que fuera demasiado tarde. Y a cada paso, los avances se vieron ensombrecidos por la sospecha y la desconfianza.
El impulso conciliatorio fue llevado por dos colaboradores de la Casa Blanca, que avanzaron salteándose a los diplomáticos del Departamento de Estado. "Cuando iniciamos las conversaciones, no sabíamos exactamente a dónde nos llevarían", dijo Benjamin Rhodes, un colaborador de Obama, que, junto con Ricardo Zuniga, del Consejo de Seguridad Nacional, se pasó más de un año escabulléndose para reuniones secretas en Canadá y en el Vaticano.
Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Cuba en enero de 1961, pero desde entonces todos y cada uno de los presidentes norteamericanos entraron en algún tipo de diálogo con el gobierno de La Habana, pero sin finales felices.
Obama llegó al poder decidido a triunfar donde sus predecesores habían fracasado, convencido de que el embargo comercial no había servido. Se movió con rapidez, flexibilizando los viajes familiares y las restricciones a las remesas, ampliando los intercambios culturales y académicos, y reanudando las conversaciones sobre inmigración, narcotráfico y servicio de correo.
Pero esas negociaciones se cerraron después de diciembre de 2009, cuando el gobierno cubano arrestó a Gross, un contratista que trabajaba para el gobierno de Estados Unidos distribuyendo celulares, computadoras y equipos de comunicación.
Los cubanos dejaron en claro que no liberarían a Gross a menos que el gobierno de Obama dejara libres a "los cinco", un grupo de agentes de inteligencia cubanos condenados en Estados Unidos. Entre ellos, estaba Gerardo Hernández, un espía condenado a dos cadenas perpetuas.
El senador Patrick Leahy, que estudió el caso de los cinco agentes, presionó a Obama y al fiscal general Eric Holder para que utilizaran a los cubanos detenidos como moneda de cambio con Gross. Pero su propuesta fue considerada inaceptable.
Durante un viaje a La Habana para visitar a Gross en prisión, el senador Leahy se reunió con Adriana Pérez, la mujer de Hernández, que le imploró que la dejaran por lo menos quedar embarazada de su marido. Leahy logró que le permitieran realizarse inseminación artificial, y funcionarios cubanos transportaron el esperma de Hernández hasta una clínica de fertilidad en Panamá.
Aunque no fue una negociación, tras esa visita la situación de Gross comenzó a mejorar. Pero había cambios más significativos en marcha. En diciembre de 2012, pocas semanas después de su reelección, Obama instruyó a sus asesores para que determinaran si durante su segundo mandato había "algo importante" que pudiera hacer por Cuba. Y les encargó a Rhodes y Zuniga que abrieran un canal de diálogo confidencial con La Habana.
En abril de 2013, Rhodes y Zuniga enviaron un mensaje, salteándose los canales diplomáticos para evitar filtraciones: los cubanos estaban dispuestos a negociar. A partir de junio, ambos empezaron a escabullirse con rumbo a Ottawa, para reunirse en secreto con los cubanos en oficinas del gobierno canadiense.
Para cuando Obama se reunió con el papa Francisco en el Vaticano, en marzo de 2014, el tema de Gross y de los agentes cubanos estaba en la agenda. Por aquel entonces, se produjo un avance decisivo: el fiscal Holder aceptó la conmutación de las penas de tres de los cinco condenados, ya que los otros dos ya habían cumplido sus condenas. Obama autorizó a negociar su liberación como parte de un acuerdo mayor.
Las conversaciones avanzaron más allá del tema de Gross y entraron en los detalles de la reanudación de las relaciones y la reapertura de las embajadas, una negociación que tuvo avances y retrocesos aun después del anuncio en diciembre.
Incidentes en Miami
La calle Ocho del barrio Little Habana en Miami se transformó ayer por la mañana en un pequeño e inesperado campo de batalla entre los cubanos a favor y en contra de la apertura de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, lo que obligó a la policía a intervenir para evitar mayores incidentes. Un grupo de cubanos, opositores al gobierno de los hermanos Castro, destruyó una bandera del Movimiento 26 de Julio, organización cubana creada en 1953 por un grupo liderado por Fidel Castro. Inmediatamente, respondieron aquellos que están a favor del restablecimiento de las relaciones.
Traducción de Jaime Arrambide
Julie Hirschfeld y Peter Baker
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