En Ecuador, la sombra de Correa marca el final de una campaña alterada
CARACAS.- "El 7 de febrero votamos y los botamos". Trece millones de ecuatorianos están convocados el próximo domingo a las urnas, en primera vuelta electoral y en medio de la pandemia. Y aunque todo cambió en el mundo, las cosas parecen seguir igual en el país andino.
El expresidente Rafael Correa, ganador de las elecciones en 2006, 2009 y 2013, y fundamental en 2017 (su candidato era el actual mandatario, Lenin Moreno, que tardó pocos meses en romper con la revolución ciudadana enlodada por la corrupción), gravita sobre una campaña desconcertante, sin concentraciones, marcada por el coronavirus, que tantos estragos causó en Ecuador, incluidas la crisis económica y la pérdida del empleo.
Tan atípica que el primer mandatario está "desaparecido" en campaña, tras cosechar un rechazo de entre 80% y 90%, lo que ha permitido al correísmo tomar un segundo aire pese al exilio dorado de quien ha fungido como asesor económico estrella de Nicolás Maduro y presentador en el canal del líder ruso, Vladimir Putin.
Politólogos y expertos consideran que Correa logró recuperar a su base más acérrima, a pesar de que en la designación de su abanderado, el exministro Andrés Arauz, de 35 años, ha pesado más su fidelidad que sus bondades como candidato. "Vamos a recuperar la patria, compañeros", le gusta arengar al joven candidato, que estuvo en cuarentena tras dar positivo por coronavirus.
Poco importa que Correa sea un prófugo de la Justicia condenado a ocho años de cárcel por corrupción. El elegido por él mismo es el principal favorito para pasar a segunda vuelta junto al conservador Guillermo Lasso, al frente del Movimiento CREO y del Partido Social Cristiano (PSC), que perdió con Moreno en 2017 por solo 2,32%. Los sigue a cierta distancia el dirigente ecologista e indígena Yaku Pérez, al frente del movimiento Pachakutik y uno de los grandes líderes de las protestas de 2019.
Las encuestas vaticinan el crecimiento de Pérez, pero también anticipan que el líder indígena puede perder una oportunidad histórica de dar un vuelco a la política nacional, porque Lasso tampoco ha acabado de despegar, lastrado por el estigma de su posición social, empresario y antiguo presidente del Banco de Guayaquil. Y porque Arauz parece una marioneta política bajo control de Correa.
La mayoría de las encuestas favorecen al candidato de Unión por la Esperanza, en torno a 30%, frente a 21% de Lasso y casi 12% de Pérez, según Market Ecuador, aunque una de las más prestigiosas, Cedatos, invierte la intención de voto: Lasso con 24%, frente al 15% de Arauz. El nivel de indecisos, entre el 30% y el 40%, es tan apabullante que tampoco se puede descartar una sorpresa como la sucedida el año pasado en Bolivia.
Errores
Correa dirige las estrategias mientras intenta mitigar los errores de su delfín, un "perfecto desconocido", como se denominó a sí mismo. Entre bastidores se esconde el indulto al expresidente, que según Arauz no será necesario porque los jueces revisarán la sentencia, como ya sucedió en Bolivia con Evo Morales.
Muy lejos aparecen el listón del 50%, que otorgaría la presidencia de forma directa, o el 40% con 10 puntos de ventaja. Incluso de cara a la presumible segunda vuelta ya se ha iniciado el cortejo político. "Yaku Pérez es una persona valiosa que estará invitada a participar en el gobierno de unidad. Y, en caso de que no estemos en segunda vuelta, le brindo mi apoyo desde hoy", dijo ayer Lasso durante su cierre de campaña en Cuenca.
Los otros 13 candidatos no cuentan ni con apoyos ni con oportunidades. "La campaña hasta ahora es desconcertante, entre otros factores por la calidad de las ofertas electorales de los diferentes candidatos. Ofrecen todo lo posible e imposible para captar los votos de diferentes electores. Lo triste es que los ofrecimientos no son serios y tienen, en muchos casos, características fascistas, como la pena de muerte y el derecho a portar armas, y otras populistas, que van desde la eliminación de exámenes de ingreso para universidades públicas hasta la eliminación de los puntos en la licencia de conducir", advierte para LA NACION Michel Levi, catedrático e investigador académico.
Ecuador también elige a 137 parlamentarios para su Asamblea Nacional. Entre la opinión pública causó indignación que hubiera candidatos con expedientes abiertos en los tribunales e incluso con órdenes de prisión por casos de corrupción. "La democracia legitima a los delincuentes para que continúen con la destrucción de los valores de los ciudadanos", denuncia Levi.
Pero si hay una propuesta populista que haya desatado expectación y polémica durante la campaña es, sin duda, la de Arauz y los mil dólares para un millón de familias. "Apenas lleguemos al gobierno financiaremos las transferencias a ese millón de familias, particularmente a las madres, para que las madres puedan reactivar la economía de este país", prometió el dirigente correísta.
Lasso respondió con un spot publicitario muy comentado, titulado "El cambio ya llega". En el anuncio, en un país desolado por la crisis económica, el candidato conservador se impone en las elecciones. Al instante comienza una lluvia de ofertas laborales para ecuatorianos desempleados.
"¡Cecilia, está contratada!", avisan por teléfono a una mujer, que recibe la noticia entre lágrimas de alborozo. "Este es el Ecuador del cambio, el del empleo, el que juntos vamos a lograr", sentencia Lasso.
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