En ascenso: Ivanka Trump, camino a ser la hija presidencial más influyente
Ella y su esposo, Jared Kushner, se convirtieron en asesores clave del magnate; la independencia de su padre y la habilidad social, ejes de su éxito
NUEVA YORK.- Cuando la líder por la minoría en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, llamó a Donald Trump poco después de las elecciones del 8 de noviembre, conversaron sobre políticas públicas e infraestructura. Pero cuando Pelosi sacó el tema de la problemática de las mujeres, el presidente electo hizo algo inesperado: le pasó el teléfono a otra persona, su hija de 35 años, Ivanka .
Un mes y medio antes de la asunción de su padre, Ivanka y su esposo, Jared Kushner, de 35 años, ya son asesores clave del presidente electo. De hecho, Ivanka va tal vez camino de convertirse en la hija presidencial más influyente desde Alice Roosevelt Longworth. La joven pareja ya ha asistido a reuniones con asesores políticos, postulantes a funcionarios, líderes extranjeros y desarrolladores inmobiliarios ávidos por vender departamentos de dos millones de dólares con el rótulo de "la marca elegida por el presidente".
También son los encargados de filtrar las llamadas y los e-mails de sus propios amigos poderosos y de tendencia izquierdista, que esperan encontrar en ellos una voz que defienda sus intereses en el seno de la administración Trump.
Hasta Leonardo DiCaprio entró a tallar. El actor ganador del Oscar se encontró recientemente en privado con Ivanka y le entregó una copia de su documental sobre el cambio climático Antes de la inundación.
Pero a medida que su exposición aumenta, también arrecian las críticas que señalan que al tope de su agenda figura la promoción de la marca personal Ivanka Trump, que ha construido a lo largo de la última década.
En ese tiempo, publicó un libro de autoayuda y memorias que se convirtió en best seller (y otro por salir en unos meses), lanzó una marca de ropa y joyería, coprotagonizó con su padre el reality El aprendiz y se convirtió en número fijo de cuanto desfile y gala benéfica se hicieron en Nueva York.
El mes pasado, en el programa 60 minutos, dijo que cuando su padre sea presidente ella sólo será la hija, y aseguró que usará su gran visibilidad para impulsar la imagen de las mujeres que trabajan. Pero hay muchos escépticos sobre el compromiso de Ivanka con esas causas.
"No creo que tenga sentido cuestionar esa imagen que proyecta de esposa, madre y mujer que trabaja, pero todo tiene un límite -dice Faye Wattleton, ex presidenta de Planned Parenthood-. Es muy fácil hablar de autoayuda cuando uno tiene la mejor cobertura médica del mundo por el simple hecho de haber nacido en cuna de oro. No es tan fácil cuando uno tiene que vivir de su sueldo y tiene hijos que mantener. Y nadie la ha escuchado hablar de esos temas de supervivencia básica."
"Creo que es engañarse a uno mismo pensar que existe alguna diferencia entre Trump y sus hijos en lo que se refiere a sus posturas más extremistas -dice Barry Diller, que trató socialmente a Ivanka y su esposo durante años y que en 2009 hizo negocios con Kushner-. Han tenido mil oportunidades públicas de diferenciarse y no lo han hecho."
Durante mucho tiempo, Ivanka le debió su popularidad a su capacidad para suavizar los aspectos más ásperos de la personalidad de su padre. Cuando Donald era brusco, Ivanka era diplomática. Cuando su padre se mostraba egocéntrico y distraído, ella era modesta y se enfocaba, rasgos que exhibió desde su infancia en el Upper East Side de Nueva York.
Cuando era adolescente, antes de ingresar en la Universidad de Georgetown, Ivanka Trump trabajó brevemente como modelo. Dos años más tarde pidió el traslado al alma máter de su padre, la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania.
Después de recibirse, empezaron a fotografiarla en fiestas y galas en toda la ciudad, como la apertura del Festival de Cine de Tribeca y la gala anual de Frick, donde se destacaba como un refrescante recambio generacional de las veteranas herederas de la noche, como París Hilton, Nicole Richie y Casey Johnson.
Para entonces, ya había empezado a trabajar para su padre en la Trump Organization, pero se construyó una vida social propia que en más de un sentido eclipsó la de su famoso padre.
Ni Donald ni sus hijos mayores son personajes infaltables en la escena neoyorquina. Ivanka y su esposo, que en 2006 compraron The New York Observer, son mucho más hábiles socialmente.
Para casarse con Kushner, Ivanka se convirtió al judaísmo, y la boda se realizó en Bedminster, el club privado de golf de su padre en Nueva Jersey. La pareja tiene tres hijos. Durante la Convención Nacional Republicana en la que su padre aceptó oficialmente la candidatura presidencial de su partido, el discurso de Ivanka fue ampliamente elogiado.
"Conozco a Ivanka y a Jared desde hace muchos años -dice el magnate de Hollywood David Geffen, que aprecia a la pareja, pero es un histórico demócrata-. Ella es una mujer encantadora e inteligente, y Jared ha sido un yerno muy leal. Trump confía mucho en él, y es un tipo inteligente. ¿Es un genio? No, no es un genio. Pero esta vez todos los genios perdieron."
Traducción de Jaime Arrambide
A. Stanley y Jacob Bernstein
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