Empiezan la transición entre los equipos de Bolsonaro y Lula, que ya negocia con el Centrao
El compañero de fórmula del expresidente, Geraldo Alckmin, dijo que espera que el proceso sea “rápido”; se reunirá esta tarde con el jefe de gabinete del gobierno saliente, Ciro Nogueira
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BRASILIA.- Representantes del presidente electo de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, y el actual mandatario, Jair Bolsonaro, se reunieron este jueves para iniciar la transición al poder, mientras que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) intentaba garantizar su gobernabilidad al negociar apoyos en el Centrao, el bloque parlamentario de centro que responde al presidente de turno y que hasta ahora era aliado del bolsonarismo.
El vicepresidente de Lula, el centrista Geraldo Alckmin, llegó al Congreso acompañado del coordinador de campaña de Lula y varios diputados izquierdistas del PT, incluida su líder. Comenzaron reuniéndose con el senador responsable del plan presupuestario del gobierno para 2023.
Por la tarde, Alckmin tiene previsto reunirse con el jefe de gabinete del presidente saliente, Ciro Nogueira, en el Palacio del Planalto, ubicado en la capital, Brasilia, indicaron fuentes de ambos equipos.
En el encuentro también participarán la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, y el coordinador del programa de gobierno de Lula, Aloizio Mercadante, de acuerdo con CNN Brasil.
Alckmin, exgobernador de San Pablo, es el encargado de coordinar la transición con la administración saliente, con la cual ya ha tenido contactos en medio de la incertidumbre que provocó el silencio de dos días de Bolsonaro tras su estrecha derrota en el ballottage presidencial del domingo.
“Todo tiene que ser muy rápido, la rapidez y la agilidad son muy importantes”, en la transición, que debe estar “lista para el 15 de diciembre”, declaró Alckmin.
Además, Nogueira y Paulo Guedes, ministro de Economía de Bolsonaro, se reunieron hoy con las autoridades del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), uno de los organismos responsables de auditar la transferencia de informaciones del gobierno saliente a las futuras autoridades.
El encuentro se realizó en un clima de cordialidad, el gobierno “participó de forma tranquila” para llevar adelante la “transición más tranquila” dentro de lo que “determina la ley”, declaró Antonio Anastasia, ministro del TCU.
Lula, que fue electo el domingo al superar a Bolsonaro en la segunda vuelta por una diferencia de votos menor a 2%, expresó “preocupación” con la posibilidad de que el mandatario saliente obstruya la entrega de informaciones.
Alianzas
Las reuniones dan inicio al proceso que culminará con la toma de posesión de Lula el 1° de enero. Pero también tienen como objetivo garantizar la gobernabilidad con un Congreso potencialmente polémico y brindar garantías de que la administración de Bolsonaro cooperará.
Persisten dudas sobre la facilidad con la que Lula podrá gobernar, en parte porque los legisladores conservadores del partido de Bolsonaro triunfaron en la primera vuelta de las elecciones, el 2 de octubre, y se espera que presenten una feroz oposición. El Partido Liberal ocupa las mayores bancadas tanto en diputados como en el Senado.
El nuevo presidente ya empezó a tejer alianzas con el Centrao, un bloque de políticos que ofrece apoyo a cambio de puestos y concesiones, que se ha mantenido fiel a Bolsonaro hasta la fecha.
El presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, aliado de Bolsonaro, sostuvo tras conocerse el resultado electoral que “la voluntad de la mayoría manifestada en las urnas nunca debe ser impugnada”.
“Es el momento de desarmar los ánimos, de llegar a los opositores, de debatir”, agregó en un comunicado en el que felicitó a Lula por su triunfo.
De acuerdo al medio brasileño Folha de S. Pablo los partidos del centro y de derecha consideran que una alianza con Lula sería beneficiosa, tanto para el presidente electo como para Lira, “lo que aislaría al bolsonarismo radical en el Congreso a partir de 2023″, indica.
A esto se suma que el proceso “debe ser lento” y que podría estar plagado de desertores, ya que esta coalición se encuentra alineada con Bolsonaro, que impidan que Lula acceda a la mitad de la bancada de la Cámara, “lo que no permitiría, por ejemplo, aprobar las enmiendas a la Constitución, para lo que se necesitan al menos 308 de los 513 escaños”.
El Centrao, integrado por el Partido Liberal, el Partido Progresista, los republicanos, y otros grupos más pequeños, acumulan unos 200 parlamentarios en la próxima legislatura, y los radicales bolsonaristas dentro de este grupo no superan los 50 escaños, por lo que “el margen de maniobra a favor de Lula sería muy importante”.
Folha informó que Lira lleva días conversando con aliados para asegurarse su principal objetivo, que es ser reelecto a la cabeza de la Cámara el próximo 1 de febrero, cuando se inaugura la nueva legislatura, independientemente de quién gobierne en el Planalto.
Lula y Lira se han enfrenando durante la campaña electoral, con acusaciones cruzadas en las que el izquierdista llamó emperador al presidente de la Cámara. Pero los miembros del Centrao aseguraron al medio brasileño que estas disputas han quedado en el pasado, algo evidente ante el mensaje de Lira felicitando a Lula el domingo pasado.
El Congreso tiene hasta el 17 de diciembre para aprobar un proyecto de ley de gastos para 2023 con aportes de la nueva administración, por lo que le serviría tener una base sólida de parlamentarios para entonces. El equipo de Lula se reunió con el senador Marcelo Castro, responsable del proyecto.
“Tenemos una agenda apretada y es complicado”, dijo Castro a los periodistas antes de la reunión con Alckmin. “Es más fácil si el nuevo gobierno propone algo”.
Agencias ANSA y AFP
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