Emmanuel Milingo: el arzobispo del escándalo
2001
Emmanuel Milingo, un excéntrico arzobispo africano, famoso por sus exorcismos, sanaciones colectivas, cantos "rap" y bailes, saltó a las primeras planas internacionales el 27 de mayo de 2001. Entonces, en lo que se convirtió en un escándalo de proporciones mayúsculas para la Iglesia Católica, el alto prelado africano, de 71 años, se casó con María Sung, una acupunturista coreana de 43 años.
Fue en una ceremonia colectiva del controvertido reverendo Moon, en un hotel de Nueva York.
Milingo, un sacerdote que a los 39 años ya era arzobispo de Lusaka, Zambia, entonces no ocultó su rebeldía. En una recordada conferencia de prensa, aseguró no tener miedo de ser excomulgado, y tiró dardos sin piedad en contra de la Iglesia "que me humilló durante 20 años". Además, justificó su escandalosa acción asegurando que "ahora el Señor quiso que me casara, y lo hice".
La rebeldía, sin embargo, duró poco.
Tras esa virtual "última cachetada" del obispo de Zambia, que con sus posturas extravagantes ya había caído en desgracia dentro de la Iglesia Católica, el Vaticano amenazó con una "excomunión" si no dejaba a su mujer, no rompía con la secta Moon y no declaraba su fidelidad al celibato y su obediencia al Papa.
Y 72 días después, Milingo, gracias a los buenos oficios del hoy cardenal Tarcisio Bertone (entonces secretario de la Congregación de la Doctrina de la Fe que dirigía Joseph Ratzinger, y hoy fuerte candidato para reemplazar a Sodano en la Secretaría de Estado), acató.
Al cabo de una telenovela mediática que causó ríos de tinta en los diarios italianos durante el verano de 2001 (María Sung llegó incluso a hacer una huelga de hambre en su afán por volver a ver a su esposo), el 8 de agosto, luego de una audiencia privada entre Milingo y Juan Pablo II en la residencia de Castelgandolfo, el Vaticano anunció que suspendía su ultimátum. Y, rodeado de un halo de misterio, Milingo desapareció en un retiro espiritual que, varios meses más tarde, se descubrió que había sido nada menos que en la Argentina. ¿Dónde? En una casa de retiros que el movimiento de los Focolares tiene en la localidad bonaerense de O´Higgins, a 230 kilómetros de Buenos Aires,
2005
Reconciliado con la Santa Sede y vuelto al redil, Milingo aún predica y practica ritos de curación en masivas misas en Zagarolo, en las afueras de Roma, bajo el estricto control de algunos hombres de confianza del Vaticano. El obispo se encuentra con los fieles todos los martes y los viernes, oficia misas de curación los jueves y la misa tradicional los domingos. Por lo general, asisten unas 600 personas.
Aunque sigue apareciendo en algunos programas televisivos o radiales, Milingo cultiva ahora un bajo perfil. Viaja de vez en cuando a su país natal, Zambia, en traslados minuciosamente acordados con el Vaticano, que no le quita los ojos de encima.
En "Emmanuel Milingo: el pez rescatado del pantano", un libro que escribió con un periodista italiano, Michele Zanzucchi, el obispo africano confiesa que fue "víctima de un complot". Una conjura pergeñada por la secta Moon, que programó su acercamiento y su matrimonio con María Sung con la intención de extender su movimiento a Africa, a partir de la incorporación de una alta figura del Vaticano, y obtener al mismo tiempo legitimación por parte de las autoridades de la Iglesia Católica.
El 3 de abril último, el día siguiente a la muerte de Juan Pablo II, el obispo curandero fue visto en la Sala Clementina, donde se le rindió un homenaje al papa difunto; y el 8 de abril también asistió al funeral en la plaza de San Pedro. Días más tarde, en una entrevista, Milingo no dudó en decir que para él Juan Pablo II ya era santo. "El papa rezó por algunas personas que después se curaron", dijo. Lo cierto es que hoy muchísimas personas aseguran que Milingo también, inexplicablemente, las curó de sus males. Si bien sigue siendo una figura controvertida, un cardenal hace poco reconoció que en Italia, donde muchas iglesias están vacías, el obispo africano logra llenar los templos como nadie.