Emanuele Ottolenghi: "En la era digital, la radicalización puede darse en dos meses"
El investigador italiano apuntó contra los sitios web jihadistas y la influencia de figuras de autoridad como los imanes radicalizados
El investigador italiano Emanuele Ottolenghi -experto en terrorismo de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un think tank con sede en Washington- sostiene que detrás de las bombas, de las técnicas asesinas, de las células y de los lobos solitarios se esconde siempre el mismo factor de muerte: la instrucción ideológica.
"La radicalización puede darse en uno o dos meses", dijo a LA NACION Ottolenghi, de visita esta semana en Buenos Aires.
-Se dice que cuanto peor le va a Estado Islámico (EI) en su califato, más ataques lanza en el extranjero. ¿Qué podría pasar si el califato fuera derrotado?
-La ideología de EI pide establecer un Estado, una presencia, un territorio, establecer la soberanía del islam sobre ese territorio y expandirlo. Pero creo que en el momento en que pierdan el territorio, la ideología va a continuar difundiéndose en la red. Va a continuar con una narrativa de revancha. Hay que comprender que el fenómeno central del terrorismo islámico es el adoctrinamiento. Y a diferencia de Khomeini en los 70 y de Al-Qaeda en los 80, que hacían circular cassettes, las ideas en la era digital viajan mucho más rápido. Se puede adoctrinar gente y motivarla para realizar operaciones en mucho menos tiempo. La radicalización puede darse en uno o dos meses.
-¿Qué diferencias ve entre el terrorismo presuntamente iraní, el de Al-Qaeda y el de EI?
-El método es el mismo. Es interesante que Al-Qaeda no tenía la competencia técnica para llevar adelante ataques tan sofisticados hasta que Irán permitió a Imad Mughniye, el principal operador de esas acciones en Hezbollah, y uno de los hombres que supuestamente estuvieron detrás del ataque a la AMIA, viajar a Sudán para enseñarles esas técnicas a los operativos de Al-Qaeda.
-¿Qué piensa de los llamados "lobos solitarios"?
-Soy bastante escéptico de ese concepto. Es verdad que tenemos bastantes casos de gente que salió a matar y que parecía estar sola. Pero detrás del lobo solitario hay siempre al menos alguien que lo motiva, lo adoctrina, le da ideas de cómo elegir un objetivo, cuándo hacerlo, por qué. No se trata de gente que se despierta a la mañana con la intención de matar extranjeros desconocidos. Hay que lavarles el cerebro para motivarlos a ejecutar acciones tan brutales.
-¿Cuánto hay de adoctrinamiento en las redes y cuánto de los imanes del barrio?
-La gente empieza buscando información en sitios extremistas o en chats de grupos, va a la mezquita, toma libros. Pero en ese proceso necesita alguien carismático, que tenga autoridad, un título para confirmar esas ideas, fortalecerlas en la cabeza de esa gente. Un líder reconocido, con carisma, con autoridad, con conocimiento que le da instrucción para comprender la lógica de esta filosofía violenta.
-¿Por qué en Europa se dan estos ataques de bajo costo, pero en Estados Unidos no?
-Hubo al menos tres atentados importantes en estos años, lo que nos dice que Estados Unidos continúa siendo vulnerable. Pero la incidencia relativamente baja de ataques exitosos está vinculada a las medidas que se tomaron después de los ataques del 11 de Septiembre. Por el nivel de seguridad, de controles, de contrainteligencia. También la legislación contra el terrorismo. En Europa también hay instrumentos legislativos bastante fuertes. El problema es que geográficamente tiene una barrera pequeña, porque cruzar el Mediterráneo es relativamente fácil. Transitar de Turquía o de Marruecos es mucho más fácil que llegar a Estados Unidos. Además los europeos no tienen suficientes recursos para monitorear todo. Porque hay mucho más.
-¿Y en América latina? Algunos piensan que los servicios encubren más de lo que descubren?
-Hay tres problemas. Uno es de ideología, que no considera esas organizaciones muchas veces organizaciones terroristas. Es el caso de Hezbollah. No hay país que lo considere una organización terrorista. El segundo problema es el legislativo, que sigue del ideológico. Si no se acepta que esas organizaciones son terroristas no se pasa legislación que permita combatir este fenómeno. Y lo tercero es la corrupción. Hay países en toda la región donde existen redes de apoyo al terrorismo, sobre todo en lavado de dinero y financiamiento. Los extremistas penetran las instituciones y compran protección e influencia, y así paran investigaciones y medidas legislativas y políticas.
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