Elecciones en EE.UU. El fantasma de 2000: la presidencia que se decidió 35 días después y por 537 votos
MIAMI.- Un tradicional axioma de la política norteamericana asegura que para ganar la presidencia de Estados Unidos, hay que triunfar en Florida. La historia parece dar la razón: en 21 de las 23 elecciones presidenciales producidas desde 1924, el estado votó al candidato ganador.
Florida es calificada como "swing state" (estado pendular) por no tener tendencia segura hacia un candidato. Votó por Bill Clinton (demócrata) en 1996, y George W. Bush (republicano) en 2000 y 2004, luego Barack Obama (demócrata) en 2008 y 2012, y en 2016, por el republicano Donald Trump, como ayer.
La elección de presidente en Estados Unidos es indirecta, los votantes eligen a 538 miembros del Colegio Electoral. Florida tiene hoy 29 votos en ese cuerpo colegiado, y un candidato necesita 270 para ganar la presidencia. Por lo tanto, triunfar en el Estado del Sol ya otorga más del 10% de los votos necesarios.
En estos días resurge el fantasma de la dramática elección del año 2000 cuando un puñado de votos floridianos definió la presidencia. Varios analistas coinciden que la situación podría repetirse el próximo martes cuando se abran las urnas para saber quién gobernará los Estados Unidos por los próximos cuatro años.
En aquellas elecciones cuando debutaba el milenio, el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore competían para ocupar el Salón Oval en lugar del saliente Bill Clinton. Florida aportaba 25 electores. El conteo entraba en fase final cuando la mayoría de las cadenas televisivas con información del centro de cómputos concedió la victoria en Florida a Gore. Media hora después, el veredicto cambió a "muy cerrado para definir el resultado". Al final de la noche, la diferencia era de tan solo 1784 votos a favor de Bush.
Katherine Harris, secretaria de Estado de Florida en ese momento, quiso de inmediato dar por válido el triunfo del republicano. Los demócratas cuestionaron su imparcialidad porque había participado activamente en la campaña de George W. Bush en Florida, y porque el gobernador del estado era Jeb Bush, hermano del candidato.
Durante las siguientes semanas, sin un ganador aún determinado, los funcionarios llevaron a cabo un recuento electrónico, en el que las boletas se volvieron a introducir en las mismas máquinas, pero Gore pidió un recuento manual y así se hizo. Ganar Florida era ganar la presidencia.
Entre las imágenes imborrables que se vieron mientras la televisión nacional reproducía los recuentos estaban los funcionarios que escudriñaban, lupa en mano, las boletas que no estaban completamente perforadas por las máquinas electorales con el fin de discernir la intención de los votantes.
La pelea era voto a voto, y un país en vilo estuvo 35 días hasta saber quién sería su presidente, con marchas y contramarchas en el proceso. El episodio daba lugar incluso a burlas y sátiras en los medios de comunicación. Finalmente, el 12 de diciembre de aquel año, la Corte Suprema validó los resultados del recuento: Bush ganó Florida por solo 537 votos y con ello, alcanzó las bancas en el Colegio Electoral para gobernar el país.
Gore reconoció su derrota el 13 de diciembre, en una histórica declaración televisiva donde dijo: "Si bien disiento absolutamente con la decisión de la Corte Suprema, la acepto".
El hecho fue inédito e histórico. La semana pasada se estrenó el documental "537 votos", que refleja el caos vivido en Florida durante el recuento de votos en aquellas elecciones de infarto. Su director, Billy Corben, declaró que su obra era un "prólogo" de lo que podía pasar en las elecciones de ayer, que aún no tienen definición y se espera que demore varios días.
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