Elecciones: por qué España es el reflejo de todos los fenómenos políticos de hoy
España ya no puede presumir ser un ejemplo de estabilidad política en Europa. Cambió tanto que "un español que regresara a casa tras pasar los últimos cinco años perdido en la selva tendría dificultades para reconocer su país", grafica el escritor y periodista David Jiménez en una columna reciente publicada en The New York Times.
En ese corto tiempo, el bipartidismo se quebró, surgieron tres partidos que pueden formar parte de futuros gobiernos, el independentismo fracturó a Cataluña y desencadenó en el país una reacción nacionalista de extrema derecha. En ese escenario votarán los españoles pasado mañana.
Los comicios del 28-A, como los llama la prensa, son los más inciertos de la democracia. Se sabe quién ganaría: las encuestas coinciden en que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), del actual presidente Pedro Sánchez , obtendría el 30% de los votos. Pero no se sabe quién puede gobernar, ni en qué condiciones, y aún hay hasta un 41% de indecisos, según encuestas. A continuación, una guía sobre las elecciones que sirve para entender el clima político que vive España y por qué su situación es el reflejo de las tendencias políticas actuales.
El nuevo multipartidismo
"En esta elección estamos substanciando en qué medida el nuevo multipartidismo en España, que comienza a partir de las elecciones de 2015, se va consolidado", dice a LA NACION Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III de Madrid. "Estamos viendo un nuevo sistema de partidos con cinco formaciones de ámbito estatal, en un contexto de fragmentación y de gran polarización, que puede arrojar mayorías de gobierno complejas y la formación tal vez en España por primera vez de gobiernos de coalición", agrega el especialista.
Simón se refiere a los cinco partidos que compiten en estas elecciones y que están divididos en dos bloques muy marcados: el de centro y ultraderecha, formado por el Partido Popular (PP), Ciudadanos (Cs) y Vox, y el bloque de izquierda e izquierda radical, formado por el PSOE y Unidas Podemos.
El bipartidismo que durante décadas permitió al PP y al PSOE alternarse en el poder sin grandes sobresaltos se quebró en las elecciones generales de 2015.
La gran recesión de 2008, la corrupción y el hartazgo con la clase política permitieron el surgimiento del partido de izquierda radical Podemos y el de centroderecha Ciudadanos. Pero el panorama ahora se fragmentó aún más. El independentismo catalán, entre otros factores, impulsó el nacimiento del partido ultraderechista Vox, que compite por primera vez en unas elecciones nacionales.
El surgimiento de nuevos partidos ilusionó a muchos pues prometía regenerar la vida política española. Ahora varios añoran aquella época en la que era más fácil formar gobierno con margen para planificar estrategias y mayorías para ejecutarlas.
De la parálisis política a tres elecciones en cuatro años
Como ocurrió en Irlanda , Bélgica y Holanda , España tuvo su temida parálisis política durante diez meses como consecuencia de las elecciones de 2015. La dispersión de votos entre los cuatro partidos principales impidió formar una coalición, a pesar de que había ganado el PP, de Mariano Rajoy. Hastiados, los españoles tuvieron que volver a las urnas en junio de 2016.
Finalmente, Rajoy pudo conservar su cargo al frente de un gobierno minoritario de derecha, ayudado a distancia por Ciudadanos. Pero los vericuetos políticos continuaron. El 24 de mayo de 2018, el PP fue condenado en un megaproceso por corrupción y Sánchez presentó una moción de censura contra Rajoy, que tuvo que dejar la presidencia.
Antes de ganar la moción, Sánchez afirmó que su intención era convocar elecciones "cuanto antes", pero luego dijo que pretendía "agotar la legislatura", es decir, no convocarlas hasta 2020. Su anhelo fue efímero y el 13 de febrero pasado el Congreso -donde el PSOE tiene solo el 24% de los escaños- le rechazó sus presupuestos generales y lo dejó sin agenda.
Dos días después, Sánchez anunció el final de su legislatura y convocó a elecciones anticipadas para el 28 de abril, las terceras para los españoles en cuatro años. Con ocho meses en el cargo, el de Sánchez fue el gobierno más breve en la historia reciente del país. Ahora debe ver si los españoles lo ratifican como presidente.
Un escenario incierto
¿Qué puede pasar a partir de las elecciones? ¿Habrá otro gobierno en minoría y de vida corta, una coalición, nuevas elecciones anticipadas? El escenario es incierto. Las últimas encuestas del lunes pasado sostienen de forma unánime que el PSOE ganaría con alrededor del 30% de los votos y obtendría un 40% de diputados.
"Ese resultado, sin embargo, queda lejos de la mayoría absoluta en el Congreso y no será suficiente por sí solo para ganar la investidura parlamentaria como presidente", explica a LA NACION Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano.
Se necesitarían alianzas y Sánchez tiene tres opciones, según Molina: "Pactar con Podemos, pero no está claro que la suma de los dos sea suficiente ni que las condiciones que ponga Pablo Iglesias puedan ser asumibles por Sánchez. Pactar con los nacionalistas, con los vascos puede ser relativamente asequible, pero será más difícil e inestable si es necesario añadir a los independentistas catalanes. Como tercera alternativa quedaría un pacto PSOE-Ciudadanos, que quizá sea el preferido de Sánchez, pero muy difícil por la negativa de Albert Rivera a apoyar a Sánchez".
"Si ninguna de estas tres opciones funciona, y si tampoco hay mayoría para una coalición en la derecha entre PP-Cs-Vox (que, según los sondeos, parece inalcanzable), se corre el riesgo de tener que repetir las elecciones", apunta Molina. El experto aclara que si Sánchez pudo gobernar con menos del 25% de los diputados, ahora que apunta casi al 40%, parece probable que pueda gobernar.
¿Por qué las encuestas favorecen a Sánchez? Según Pablo Simón, por la combinación de tres factores: "El PSOE es el partido más visible por haber estado en el gobierno, Podemos, también de izquierda, está en una muy mala situación por sus fracturas internas y hay miedo a una victoria de Vox".
El avance de la ultraderecha de la mano de Vox
A pesar de una década de crisis, España parecía inmune a la oleada nacionalista de extrema derecha que invadió Europa. Todo cambió cuando Vox, fundado en 2013, irrumpió en el Parlamento regional andaluz en diciembre. Las elecciones del domingo serían una prueba para la visibilidad nacional del partido. Según sondeos, sería la quinta fuerza parlamentaria con unos 30 diputados.
Con un discurso antinmigrante, en el que también se mezcla la oposición al matrimonio entre homosexuales, al feminismo y al aborto, Vox quiere la unidad de España. Su líder, Santiago Abascal, un ex miembro del PP vasco, insiste en el relato de una España ultrajada por el independentismo catalán. Como en 2014 Podemos pudo capitalizar el descontento por la crisis económica, Vox quiere capitalizar la crisis de identidad que viven los españoles.
La enquistada cuestión catalana
Cataluña declaró unilateralmente su independencia de España en octubre de 2017. Eso llevó a que el gobierno suspendiera la autonomía de la región y convocara nuevas elecciones. Luego de casi ocho meses, Cataluña recobró su autonomía, pero muchos de los líderes independentistas están presos y enfrentan juicios.
La gravedad del desafío secesionista obligó a todos los partidos a posicionarse sobre el tema durante la campaña. Tres de los cinco partidos que pueden formar Gobierno -PP, Ciudadanos y Vox- apuestan por la receta más dura, que es la intervención. Podemos apuesta por un nuevo referéndum y el PSOE no se pronunció sobre Cataluña en su programa de gobierno.
Aunque Sánchez dijo que se opone a la independencia catalana, es criticado por la oposición por su postura blanda. No detalló si buscará aliarse con los independentistas después de las elecciones y no reveló si concederá el indulto a los políticos presos. Habrá que esperar al 28-A para ver cómo se dirime el futuro de Cataluña.
Las claves de las elecciones
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