Elecciones en Turquía: pese a las críticas por la gestión tras el terremoto, Recep Tayyip Erdogan mantiene la popularidad entre sus bases
Las encuestas para las elecciones presidenciales del domingo muestran que, a pesar del impacto tras el sismo de febrero, el presidente conserva el caudal de votos
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ESTAMBUL.– La historia está llena de ejemplos de desastres naturales que precipitaron la caída de decadentes imperios o regímenes políticos. Pero este no parece ser el caso del orden político edificado por el incombustible Recep Tayyip Erdogan en Turquía durante más de dos décadas. Aunque el presidente y su partido, AKP, afrontan el domingo su mayor desafío electoral, las encuestas no indican que su apoyo social se haya desmoronado por su controvertida gestión del devastador terremoto de febrero, en el que murieron más de 56.000 personas.
Incluso en las provincias más afectadas, donde continúan las labores de retirada de los escombros, los seguidores de Erdogan se mantienen fieles al presidente. “Fue la voluntad de Dios lo que pasó. No debería politizarse. Nuestro presidente hizo lo que pudo”, contaba a la cadena británica BBC Ibrahim Sener, mientras fumaba un cigarrillo sentado al lado de un montón de ruinas en el casco antiguo de Antioquía.
Su opinión refleja la narrativa difundida por los medios de comunicación, la mayoría controlados por el gobierno. Así, en la televisión pública, la cobertura de Erdogan en abril sumó 33 horas, pero solo 32 minutos a su adversario, Kemal Kiliçdaroglu. Sin embargo, la oposición denunció que las pérdidas humanas habrían sido menores si las autoridades no hubieran concedido a constructores afines exenciones a las regulaciones de seguridad.
“Estamos muy enfadados con el gobierno. Estos días circulan muchos mensajes que instan a la gente a no olvidar lo que pasó”, comenta por teléfono Gokce, una mujer de mediana edad residente también en Antioquía. Su voz se entrecorta por la emoción al recordar cómo durante horas o días oyeron las voces de sus familiares sepultados bajo las ruinas, mientras impotentes esperaban una ayuda que no llegó. En su familia, fallecieron unas 50 personas.
Según los sondeos de la compañía Metro, las semanas siguientes al terremoto, sí se percibió una caída significativa del apoyo al presidente en la zona siniestrada, pero luego se recuperó hasta llegar casi a los niveles previos a aquel fatídico 6 de febrero. A las quejas de los locales por la lenta llegada de equipos de rescate y de ayuda humanitaria Erdogan respondió con la promesa de proporcionar nuevos hogares a los millones de afectados en un plazo de un solo año. Una tarea harto difícil, de ahí la desconfianza de sus detractores. “No nos lo creemos. No es verdad”, espeta Gokce.
Desplazados
Una de las dudas de cara al domingo es cómo afectará el terremoto a la organización electoral. Algunas estimaciones apuntan que hay casi dos millones de desplazados por el terremoto, mientras que solo unos 130.000 de ellos registraron su cambio de domicilio a la Junta Electoral dentro del plazo establecido. ¿Podrán votar el resto? Varias organizaciones de la sociedad civil fletarán ómnibus para que los desplazados puedan ir a sus pueblos y ciudades a depositar su voto de forma gratuita.
“Es difícil valorar a quién beneficiará que miles de personas no puedan votar. Hay 11 provincias afectadas, habitadas por unos 10 millones de personas. Y algunas zonas son feudos de la oposición, y otras, del gobierno”, explica el politólogo Bedirhan Erdem. Entre la oposición suscita recelos que se haya vuelto a cerrar el aeropuerto de Antakya hace unas semanas, una de las provincias meridionales que le son más favorables.
En un país muy polarizado, cada uno se aferra a la narrativa de su bando. Y eso vale para la gestión del terremoto o la responsabilidad del gobierno en la crisis económica actual. Para la oposición, la heterodoxa política de bajos tipos de interés decretada por Erdogan explica que la inflación tocara techo en el 85%. “La economía turca siempre ha tenido altibajos. Y lo que pasa ahora se debe a la situación internacional por la guerra de Ucrania”, replica un influyente empresario cercano al AKP.
Su biografía ayuda a entender por qué el apoyo hacia Erdogan es granítico en una parte de la población. “Erdogan nos sacó de la pobreza. Él ha salido del mismo lugar que nosotros”, comenta este hijo de un humilde migrante de Anatolia que se ganaba la vida navegando durante horas el infernal tráfico de Estambul detrás del volante de un tráfico. Como su familia, millones de campesinos, muchos de ellos devotos musulmanes, emigraron a las grandes ciudades y pudieron prosperar gracias a las ayudas y políticas de desarrollo del gobierno de Erdogan.
“Mi vida cambió cuando, gracias al AKP, recibí una beca para estudiar en Estados Unidos”, comenta orgulloso este empresario en su despacho, situado en un elegante rascacielos. Desde un gran ventanal, Estambul se extiende a sus pies. Aunque varios exministros de Erdogan han abandonado su partido en los últimos años y se han sumado a la oposición, este acaudalado emprendedor duda de su capacidad de arrastre. “La gente como yo no va a dejar tirado ahora a Erdogan que la situación se puso fea. No somos así”.
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