Elecciones en Reino Unido: la llegada por primera vez de la ultraderecha al Parlamento y otras claves del terremoto político
Mientras Keir Starmer, el líder laborista, se convirtió en primer ministro tras una apabullante victoria, el partido del populista Nigel Farage logró sus primeros escaños
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LONDRES.- La apabullante victoria del Partido Laborista es un verdadero terremoto político en Gran Bretaña y lleva de vuelta al poder a un partido que hace apenas cinco años sufrió su peor derrota electoral desde la década de 1930.
Keir Starmer, el líder laborista, se acaba de convertir en primer ministro con una mayoría de unos 170 legisladores en el Parlamento, casi tan grande como la que logró Tony Blair en 1997.
Y mientras el laborismo se alzaba con la victoria, los conservadores sufrían la derrota más catastrófica de su historia y se quedaban con apenas unos 120 escaños, menos que en su anterior peor resultado de 1906, cuando consiguieron 156 bancas. Pero también saltó al centro de la escena un nuevo partido populista antiinmigración, Reform UK, que consiguió una porción significativa de los votos, aunque apenas un puñado de bancas en el Parlamento. Y otros que también obtuvieron resultados sorprendentes son los centristas del Partido Liberal Demócratas, más conocidos como “Lib Dems”.
Estos son los cinco mensajes que dejaron las urnas en el Reino Unido y que ayudan a entender el resultado.
El laborismo está de regreso
El partido que fue aplastado en las elecciones generales de 2019 no solo está de regreso en el poder, sino que también pasó a ser la fuerza dominante de la política británica. Starmer purgó a la izquierda dura del partido para posicionarlo en el terreno del centro e hizo campaña con un mensaje muy simple: “Cambio”.
Millones de británicos volvieron a votar al laborismo, pero la porción total de votos que obtuvo el partido fue modesta, de alrededor del 34%, una especie de señal de advertencia para el flamante gobierno.
Los laboristas lograron el éxito al asegurarse el voto de las regiones que le harían ganar escaños cruciales en el Parlamento, y con eso les alcanzó para alzarse con una victoria contundente.
En su primer discurso ante los votantes cuando los resultados del Partido Laborista ya estaban claros, Starmer dijo que “después de 14 años el país tiene una oportunidad de recuperar su futuro”.
“En todo nuestro país, la gente se despertará con la noticia de que finalmente esta nación se sacó un peso de encima, se liberó de esa carga sobre sus hombros”, dijo Starmer.
Reform UK, el otro gran ganador
Nigel Farage, aliado político de Donald Trump, había intentado llegar Parlamento siete veces, y fracasó en cada ocasión. Hasta ahora.
Farage ganó la elección en Clacton, una región costera perdida del este de Inglaterra, y su nuevo partido, Reform UK, obtuvo una importante proporción de votos, de alrededor del 14%, en las elecciones generales a nivel nacional, lo que lo convirtió en el tercer partido más votado del Reino Unido en esta elección.
Sin embargo, por el sistema electoral británico, para los reformistas ese resultado se traduce en sólo cuatro bancas confirmadas en el Parlamento. De todos modos, eso permitirá que el partido tenga un punto de apoyo en la política británica, algo que irritará a los conservadores y que le dará a Farage una plataforma para impulsar su agenda antiinmigración.
En su discurso de victoria en las primeras horas del viernes, Farage dejó claras sus ambiciones. “En el espacio de centroderecha de la política británica existe un enorme vacío y yo he venido a llenarlo. Mi plan es crear un gran movimiento nacional en los próximos años y competir por las elecciones generales en 2029”, afirmó. “Esto es enorme, muchachos”, dijo en un breve video en X, titulado “La revuelta contra el establishment empezó”.
The revolt against the establishment is underway. pic.twitter.com/xB7DQuvXWT
— Nigel Farage MP (@Nigel_Farage) July 4, 2024
Cuando faltan pocos meses para las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre, es probable que la relación de Farage con Trump siga siendo el foco de atención. Trump felicitó a su aliado populista y calificó su triunfo electoral y la llegada de Farage al Parlamento británico como “una gran victoria”.
Los conservadores, arrinconados por izquierda y por derecha
En 2019, los conservadores hicieron campaña con el lema de “concretar el Brexit” y obtuvieron votos de una amplia gama de votantes del sur de Inglaterra y en áreas desindustrializadas y tradicionalmente laboristas del norte y las llamadas tierras medias. Pero esa amalgama esta vez se atomizó de manera impresionante. En el sur, los conservadores perdieron bancas frente al partido Liberal Demócratas, centrista y proeuropeo. Y en el norte, los laboristas recuperaron algunos de sus antiguos bastiones.
Pero a los conservadores también los perjudicó seriamente el desempeño de Reform UK, que dividió a la base electoral de la derecha y obtuvo suficientes votos como para arrebatarles un número significativo de bancas. Si bien para el Partido Conservador la elección fue calamitosa y entre los candidatos perdedores había varios ministros del gabinete, los resultados no fueron tan malos como la catástrofe que pronosticaban algunos encuestadores, que anticipaban que los conservadores obtendrían menos de 100 bancas.
Los “Lib Dems” tuvieron su gran noche
En 2015, los votantes castigaron a los liberal demócratas por unirse al gobierno de austeridad de los conservadores y lo redujeron su presencia en el Parlamento a apenas ocho legisladores. Desde entonces, el camino hacia la recuperación ha sido lento y largo. En estas elecciones, los “Lib Dems” fueron despiadados y atacaron por distrito, particularmente en el sur de Inglaterra, donde ya venían bien posicionados para derrotar a los candidatos conservadores.
El líder del partido, Ed Davey, hizo una campaña optimista y al mismo tiempo habló sin tapujos sobre su papel en el cuidado de su hijo adolescente discapacitado.
Como recompensa, su partido obtuvo unos 71 escaños y ha vuelto a ser el tercero de Gran Bretaña en términos de número de legisladores, una posición que los “Lib Dems” habían perdido ante el Partido Nacional Escocés.
Menor participación
Si bien los votantes optaron decididamente por expulsar del gobierno a los conservadores, la participación electoral fue baja: según datos de la BBC, sólo alrededor del 60% de los británicos en condiciones de votar acudieron a las urnas.
De ser así, se convertiría en la segunda participación más baja en una elección general británica desde 1885, solo menor a la votación de 2001, cuando participó el 59% del electorado.
La baja participación refleja a las claras el estado de ánimo de un electorado frustrado con el último gobierno pero tampoco lleno de optimismo sobre el que pudiera venir a continuación. Pero la baja asistencia a las urnas también marca un desafío para el nuevo gobierno laborista, que tendrá que apurarse si quiere que los desilusionados votantes recuperen la fe en la política tradicional.
Stephen Castle
Traducción de Jaime Arrambide
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