Elecciones en Perú: Keiko Fujimori, la heredera de la dinastía que busca reivindicar el legado económico de su padre
Se opone de manera férrea al populismo y a cualquier similitud con Cuba o Venezuela y se apoya en el legado de su padre Alberto Fujimori, a quien prometió indultar
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LIMA.- Keiko Fujimori puede convertirse en la primera presidenta de Perú, una meta para la que trabajó 15 años desde que asumió la tarea de reconstruir el movimiento político derechista fundado por su padre en 1990.
La belicosa líder de derecha enfrenta el ballottage tras permanecer 16 meses en prisión preventiva, hasta mayo de 2020, bajo cargos de financiación ilegal de sus dos últimas campañas en una causa vinculada a la firma Odebrecht.
La hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), de 46 años, casada y con dos hijas, emergió con nuevos bríos para lanzarse a una nueva aventura y llegar a desafiar a Pedro Castillo, su contracara ideológica.
Fujimori dijo que confrontaría “al populismo y a la izquierda radical” en alusión a Castillo y confió en que serían “muchos los peruanos que se van a sumar” a su propuesta para llegar a la presidencia porque no quieren ver convertido al país en “Cuba o Venezuela”.
Keiko se formó en Estado Unidos, donde obtuvo un Máster en Administración de Empresas en la Universidad de Columbia luego de licenciarse en la Universidad de Boston. Lidera desde hace 15 años el fujimorismo, una exitosa amalgama de conservadurismo moral y economía neoliberal que su padre dejó como herencia tras su década en el poder.
Su liderazgo se basa en gran medida en la popularidad de su padre en algunos sectores. Si bien eso le aporta una base de voto duro, también la aleja de los sectores más progresistas o moderados, que tienen frescas las consecuencias de una gestión que terminó con su líder condenado a 25 años de prisión.
Muchos peruanos admiran a Alberto Fujimori porque derrotó a la guerrilla maoísta Sendero Luminoso y al gueravista MRTA, y detuvo la hiperinflación heredada del expresidente Alan García, para revertirla y dar paso a tres décadas de crecimiento bajo un modelo neoliberal.
Keiko, que en japonés significa “hija bendita”, pasó la mitad de su vida en política. En 1994, a sus 19 años, la separación de sus padres la llevó a convertirse en primera dama en reemplazo de su madre. En 2004 se casó con el estadounidense Mark Vito Villanella, se reconcilió con su madre, pero no pudo desligarse de la política. A pedido del jefe del clan, en 2006 tomó las riendas para relanzar el fujimorismo.
Ese año se postuló al Congreso y obtuvo la más alta votación: 602.000 votos. Arropada en ese impulso electoral, cinco años después buscó la presidencia pero fue derrotada por Ollanta Humala. Volvió a caer en 2016, ahora frente a Pedro Pablo Kuczynski, aunque su partido consiguió la mayoría absoluta en el Congreso.
Keiko fue señalada de obstruccionista y vengativa cuando, tras su derrota ante Kuczynski, su numerosa bancada en el Congreso decidió manejar su propia agenda y rechazó todo tipo de consenso político con el Ejecutivo. El presidente quedó maniatado y fue forzado a renunciar en 2018.
En los comicios legislativos extraordinarios de 2020, el fujimorismo perdió el control del Parlamento, pero ahora ella está en la antesala del poder.
Para reactivar la economía, muy golpeada por la pandemia, promete eximir de ciertos tributos a empresas y microempresas, bajar el impuesto a los combustibles y eliminar por tres años los tributos al sector turismo. También propuso un mayor control de fronteras ante el creciente flujo de inmigrantes, que en los hechos son mayoritariamente venezolanos.
Keiko Fujimori ha sido crítica de los confinamientos dictados por el gobierno para controlar el avance de la pandemia y prometió que levantaría las cuarentenas para facilitar la recuperación de la economía y la reactivación de todas las actividades productivas.
Seis días antes del ballottage, Keiko ensayó un pedido de disculpas al electorado: “Soy muy consciente de que existen muchas reservas sobre mi candidatura por una serie de hechos y antecedentes que generan dudas en parte importante de la población. Mi partido y yo no estuvimos a la altura de las circunstancias; es por esto que pido perdón a todos aquellos que se hayan sentido defraudados y pido a los peruanos una oportunidad para reivindicarme”, dijo.
Agencias AP y AFP
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