Elecciones en Guatemala: ventaja del inesperado “outsider” que quiere llegar a la presidencia pese a la resistencia de la derecha
El candidato de centroizquierda Bernardo Arévalo, que lidera las encuestas, sorteó un intento de la Fiscalía de sacarlo de carrera
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CIUDAD DE GUATEMALA.- Los centros de votación cerraron este domingo en Guatemala tras un ballottage crucial para la democracia entre el candidato socialdemócrata Bernardo Arévalo, el inesperado favorito que promete luchar contra la corrupción, y la ex primera dama Sandra Torres.
Con 55,86% de los votos escrutados, el Tribunal Supremo Electoral informó en su página de internet que el candidato propuesto por el Movimiento Semilla lideraba el conteo con 58,29% frente al 37,06% de la ex primera dama Sandra Torres, de Unión por la Esperanza (UNE).
Sin embargo es poco probable que esas cifras marquen el fin de los comicios pues se necesitaron más de dos semanas para que se certificaran los resultados oficiales de la primera ronda de votación en junio. Los partidos perdedores lograron que los tribunales intervinieran y ordenaran una segunda revisión del recuento de votos. Cuando las autoridades electorales finalmente estuvieron listas para certificar a los dos más votados que se medirían en el balotaje, la Fiscalía General anunció una investigación sobre las firmas que el Movimiento Semilla había reunido para registrarse como partido político.
Los casi 3500 centros de sufragio funcionaron con normalidad durante la jornada, sin que se reportaran “incidentes significativos”, dijo la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Irma Palencia, quien afirmó que hubo un “porcentaje histórico de participación”.
Hijo de un mandatario que dejó huella, Arévalo genera esperanzas de cambio en un país sumido en la pobreza, la violencia y la corrupción, que inducen cada año a miles de guatemaltecos a emigrar.
Pero es visto con aprensión por la élite política y empresarial que dirige el país, acusada de corrupción.
“La mayoría, creería que el 80%, tiene claro por quién votar para que la corrupción se acabe”, indicó Luisa González, ama de casa de 46 años, al votar en una escuela.
Efraín Boch, camionero de 47 años del poblado indígena de San Juan Sacatepéquez, también pidió que el nuevo presidente “ataque la corrupción”.
En su tercer ballottage, Sandra Torres contó con el apoyo silencioso del presidente derechista Alejandro Giammattei y de la poderosa élite empresarial aliada del gobierno.
Torres dirige la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), un partido de centroizquierda que en los últimos años ha girado hacia la derecha. Es socialmente conservadora, pero al mismo tiempo promete ayuda directa a los pobres, que representan el 60% de la población.
Por la tarde, Torres denunció “algunas irregularidades” durante la votación.
Desde el viernes la candidata ha puesto en duda el proceso de conteo de votos y pidió a la justicia que garantice la “transparencia” del balotaje. Además, denunció supuestas “acciones intrusivas” y “racistas” de observadores de la Unión Europea.
La Corte Suprema acogió su pedido y ordenó al TSE que “tome las medidas para garantizar [el correcto] ingreso de datos al sistema informático” y permita a los fiscales de cada partido tomar fotos de las actas de las mesas de sufragio.
“Lamento mucho esas declaraciones [de Torres] sobre todo porque son infundadas. No da pruebas, simplemente hace afirmaciones a secas y eso básicamente no fortalece el proceso”, dijo a la AFP el analista político Edgar Ortiz.
Torres recibió también el apoyo silencioso de varios partidos de derecha, pastores evangélicos y la fiscalía, que ha tratado de ilegalizar al partido Semilla de Arévalo.
“Las fuerzas tradicionales han apostado por Torres, pues Arévalo es visto como un riesgo a la continuidad del sistema”, dijo a la AFP el analista político Arturo Matute.
Un sondeo otorgaba el miércoles 50% de las intenciones de voto a Arévalo y 32% a Torres.
La Corte Suprema anuló el viernes la orden de un juez de inhabilitar a Semilla.
Pero la Organización de Estados Americanos (OEA) expresó su “preocupación” por los planes de la fiscalía de detener a dirigentes de Semilla tras el balotaje.
Sociólogo de 64 años, Arévalo es hijo del primer presidente elegido democráticamente en Guatemala, Juan José Arévalo (1945-1951), y promete seguir la senda de su padre con una fuerte agenda social y de cambio.
Además de la cruzada contra Semilla, la fiscalía lleva adelante desde hace un par de años una campaña contra periodistas y funcionarios judiciales que combatieron la corrupción, y ha encarcelado o empujado al exilio a una treintena de ellos.
Analistas señalan que Guatemala vive un retroceso hacia el autoritarismo como reacción del establishment a la CICIG, un ente creado por la ONU que investigó la corrupción gubernamental entre 2007 y 2019.
En 2019 el entonces presidente derechista Jimmy Morales cerró la CICIG y Giammattei no quiso resucitarla.
“En Guatemala se desestabiliza la democracia desde instituciones carcomidas por la corrupción”, dijo a la AFP el rector de la Universidad para la Paz de Costa Rica, Francisco Rojas.
Agencia AFP y AP
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