Elecciones en Guatemala: Bernardo Arévalo le ganó por amplia ventaja a Sandra Torres en el ballottage
El candidato anticorrupción se impuso por más de 20 puntos
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CIUDAD DE GUATEMALA.- El candidato Bernardo Arévalo, el inesperado favorito que promete luchar contra la corrupción, ganó la presidencia de Guatemala con el 95% de las mesas de sufragio contabilizadas, según el conteo oficial del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
“Afortunadamente ya tenemos una tendencia sumamente importante”, dijo la presidenta del TSE, Irma Palencia, al anunciar que Arévalo, un diplomático de carrera de 64 años, cosecha el 59% de los votos frente al 36% de su rival, la ex primera dama Sandra Torres, vista como representante del statu quo. El resultado marca el comienzo de una nueva era en el país centroamericano luego de años de acusaciones generalizadas de corrupción y autoritarismo.
La victoria del candidato izquierdista preocupa a los políticos que han gozado de impunidad, a algunos miembros de la élite y sus aliados en la corrupción y el crimen organizado.
Torres y Arévalo tenían visiones distintas de lo que la sociedad guatemalteca necesita. Arévalo prometió combatir la corrupción e impunidad que invade el país. Mientras Torres, de 67 años, apeló a los valores conservadores y religiosos, también ofrece ayuda social y reducción en los precios de la canasta básica.
Es poco probable que esas cifras marquen el fin de los comicios pues se necesitaron más de dos semanas para que se certificaran los resultados oficiales de la primera ronda de votación en junio. Los partidos perdedores lograron que los tribunales intervinieran y ordenaran una segunda revisión del recuento de votos. Cuando las autoridades electorales finalmente estuvieron listas para certificar a los dos más votados que se medirían en el balotaje, la Fiscalía General anunció una investigación sobre las firmas que el Movimiento Semilla había reunido para registrarse como partido político.
Esa investigación continúa y los fiscales parecen estar en camino de despojar a Arévalo de su partido.
En la última década, Guatemala ha venido descendiendo en el ranking de percepción de corrupción de la ONG Transparencia Internacional hasta alcanzar el año pasado su peor calificación y ubicarse en el puesto 150 de 180 países.
El nuevo presidente de Guatemala asumirá el poder a principios de 2024 mientras la violencia y el alto costo de vida azotan al país, provocando que se haya convertido en el principal expulsor de migrantes centroamericanos a Estados Unidos. La ONU estima que más de 1.3 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos, la mitad de ellos de forma irregular. La cifra es 44% más alta que hace una década.
“Voté por Arévalo porque es la única opción que tenemos, votar por Sandra es votar por lo mismo”, opinó Roberto Álvarez, un contador de 74 años, tras sufragar en un colegio capitalino.
“Arévalo no puede hacer mucho porque la corrupción viene desde la colonia y cambiar en cuatro años no se puede pero sí puede comenzar a hacer un cambio y generar las bases”, agregó.
El hijo del exmandatario Juan José Arévalo (1945-1951) cosechó simpatías con sus promesas de erradicar la corrupción, aumentar la cantidad de policías, mejorar la generación de empleo y combatir el cambio climático.
Pero es visto con aprensión por la élite política y empresarial que dirige el país, acusada de corrupción.
Su sorpresivo segundo puesto en la primera vuelta de junio provocó llamados de los opositores a recuentos que retrasaron los resultados oficiales. Su partido fue suspendido brevemente a pedido de un fiscal antes de que el tribunal supremo del país revocara la prohibición.
Movimiento Semilla, el partido de Arévalo, denunció presuntas irregularidades durante la jornada del domingo y dijo que había presentado una denuncia penal por la supuesta compra de votos del partido de Torres, UNE, a cambio de víveres. Según personeros de Semilla, las personas detenidas en flagrancia están bajo custodia policial.
El saliente mandatario, Alejandro Giammattei, prometió garantizar una votación pacífica y una transición ordenada del poder. La elección está siendo observada de cerca por la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, quienes han pedido respetar las reglas democráticas.
Escepticismo
Muchos guatemaltecos sin embargo, siguen escépticos, ya que en los últimos años el gobierno expulsó a investigadores de una misión contra la impunidad respaldada por la ONU y atacó a jueces y activistas anticorrupción, muchos de los cuales se exiliaron.
El fiscal general que pidió la suspensión del Movimiento Semilla había sido agregado previamente por el Departamento de Estado estadounidense a su llamada Lista Engel de “actores corruptos y antidemocráticos”.
El domingo, una magistrada del TSE, Blanca Alfaro, dijo que considera poner su cargo a disposición la próxima semana luego de haber recibido amenazas de muerte en su teléfono móvil.
El sucesor de Giammattei lidiará con un Congreso fragmentado como el actual, donde ninguna fuerza tiene amplia mayoría. Semilla cuenta con 23 de 160 escaños, mientras que el partido de Giammattei es la principal fuerza política con 39 curules, seguido de la UNE -de Torres-, con 28 asientos.
El presidente electo debería asumir el cargo el 14 de enero, aunque expertos han advertido que los meses posteriores a la votación los resultados podrían verse cuestionados.
“Si bien el gobierno ha dado muestras de apertura, en realidad el Ministerio Público, no. El riesgo es (...) la criminalización y la judicialización del proceso electoral”, opinó Ana María Méndez, directora para Centroamérica en la organización de investigación WOLA (Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos).
“Puede haber un quiebre democrático severo, está ese riesgo si es que no se respeta la voluntad popular”, agregó.
Un abogado de Semilla, Juan Guerrero, dijo a Reuters que el partido esperaba que el Ministerio Público iniciara más “casos falsos” contra ellos tan pronto como el lunes.
Agencias AP y Reuters
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