Elecciones en Estados Unidos: Nikki Haley, la última esperanza del establishment republicano para intentar frenar a Donald Trump
La exgobernadora avanza en las encuestas mientras Ron DeSantis aparece estancado desde hace meses; representa una postura más moderada dentro del partido conservador
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WASHINGTON.- A fines de noviembre, Jamie Dimon, el CEO de J.P. Morgan Chase, el banco más grande de Wall Street, le pidió a una sala repleta durante una conferencia organizada por The New York Times que pusiera plata para la campaña de Nikki Haley. “Aun si sos un demócrata muy progresista, te imploro, ayuda a Nikki Haley también”, dijo Dimon, uno de los ejecutivos más importantes de Estados Unidos.
El episodio sirve para mostrar una de las novedades políticas que ha dejado este año en Estados Unidos. Haley, una conservadora moderada, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante las Naciones Unidas durante el gobierno de Donald Trump, ha comenzado a desplazar en la interna al gobernador de Florida, Ron DeSantis, y aparece ahora como la única precandidata republicana a la presidencia capaz de ir en busca de la hazaña: arrebatarle la nominación y el liderazgo del Grand Old Party a Trump, quien aún lidera una amplísima ventaja en todas las encuestas.
Ya sea por su talento político o el mal desempeño que ha mostrado hasta ahora DeSantis, antaño el favorito para enfrenta a Trump, lo cierto es que Nikki Haley comenzó a trepar en las encuestas y a recibir más donaciones a su candidatura, incluido un cheque por 250.000 dólares de Reid Hoffman, un empresario de Sillicon Valley y uno de los donantes demócratas más reconocidos. La última encuesta de The Wall Street Journal la mostró por primera vez en segundo lugar por arriba de DeSantis, estancado desde hace meses en los sondeos. Ambos, sin embargo, están a una galaxia de distancia de Trump, quien cosecha un respaldo superior al 60% entre los votantes republicanos.
¿Por qué, entonces, algunos se entusiasman con la escalada de Haley? Porque ahora aparece como la última esperanza del establishment político conservador norteamericano, la única candidata capaz de reunir el músculo necesario para enfrentar a Trump, para muchos, un candidato demasiado tóxico para pelear por la Casa Blanca.
El ascenso de Haley ha sido la historia saliente de la primaria republicana en la antesala de la primera gran cita, en Iowa, en enero próximo. Ante la enorme ventaja que muestra Trump, quien ni siquiera se ha molestado en participar de los debates presidenciales para mostrar que está muy por encima del resto, la incógnita de la interna republicano ha sido desde su inicio quién quedará en pie para enfrentarlo cara a cara en el tramo final de las primarias. A principios de este año, todos apuntaban a DeSantis. Pero DeSantis ha probado ser un candidato atroz, torpe, incapaz hasta ahora de conectar con el pulso del votante. Cada debate republicano ha dejado una estela de memes y clips que lo ridiculizan y se viralizan en las redes sociales.
Blanco de rivales
En el último debate presidencial republicano, esta semana, Haley fue el blanco de sus rivales, otro testimonio de su ascenso. DeSantis intentó acorralarla criticando, entre otras cosas, las donaciones que ha recibido del establishment corporativo, incluidos demócratas, afirmando que Haley “cederá ante los grandes donantes”. DeSantis no fue el único que intentó incomodarla en el escenario.
“Gracias por toda la atención, muchachos”, se mofó Haley. “En cuanto a estos donantes que me apoyan, simplemente están celosos. Desearían que los estuvieran apoyando a ellos”, retrucó ante las cámaras.
Haley ha sabido utilizar los debates republicanos –que por momentos se han convertido en una competencia de gritos y chicanas– para posicionarse en el centro de la interna partidaria. Ha podido mostrar sus credenciales en seguridad nacional y política exterior con respuestas pulidas sobre Irán, China o Rusia, y también ha mostrado una postura más moderada que el resto del partido respecto del acceso al aborto, un tema crítico para la campaña presidencial, y en el cual Trump también ha buscado correrse hacia el centro.
“La buena noticia para Haley es que ahora compite por el segundo lugar con el exformidable gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien ha ido desapareciendo lenta y constantemente desde los embriagadores días de hace un año, cuando se acercaba Trump en las encuestas y era la gran esperanza del establishment republicano”, escribió David Axelrod, estratega de la histórica campaña de Barack Obama en 2008. “La mala noticia es que todavía está unos 50 puntos por detrás del expresidente”, agregó, en referencia a Trump.
Hasta ahora, Haley ha sido extremadamente cuidadosa en evitar atacar a Trump. Uno de sus rivales en la primaria republicana, Chris Christie, ha liderado la ofensiva criticando sin piedad al magnate. Esa estrategia no le ha dado réditos: Christie aparece en los sondeos detrás de Haley, DeSantis y Vivek Ramaswamy, un excéntrico y controvertido empresario quien por momentos ha adoptado algunas posturas más extremas que las del propio Trump, como, por ejemplo, construir un muro también en la frontera con Canadá.
La campaña de Haley parece apuntar a una fecha: el 24 de febrero. Ese día se votará en Carolina del Sur, el estado que gobernó, y la cita más importante luego de la apertura de la temporada de primarias en Iowa y New Hampshire y antes del crítico “Súpermartes” del 5 de marzo. DeSantis ha ninguneado su estancamiento, recostándose en su operación en Iowa, donde aspira a comenzar a salvar su candidatura con un segundo lugar. Si Haley logra imponerse a DeSantis en la apertura de las votaciones, podría terminar de aglutinar el apoyo del establishment republicano y al ala moderada del partido para enfrentar a Trump.
Pero aun si alcanza ese objetivo, Trump lleva una ventaja tan amplia en las encuestas que hablar de una competencia se parece más a una utopía que a una realidad. Y hay incluso quienes ponen en duda que la primaria se extienda más allá de las primeras citas. Pero eso se sabrá recién cuando los republicanos vayan a votar para decidir quién se enfrentará con el presidente Joe Biden.
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