Elecciones en España: Núñez Feijóo apuesta a un triunfo con mayoría y Sánchez confía en una remontada final
El candidato del PP, que llega como favorito, busca una victoria de la derecha que le permita formar gobierno; lo sigue de cerca el presidente, del PSOE; el desempeño de Vox y de Sumar serán claves
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BARCELONA.– España se enfrenta hoy a unas elecciones generales tan insólitas como turbulentas e inciertas. Más de 37 millones de personas están convocadas hoy a las urnas para decidir una posible continuidad del gobierno de coalición liderado por Pedro Sánchez (PSOE) o bien concretar un cambio de mando a manos del principal aspirante opositor, Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular (PP) y favorito según las encuestas. Nunca antes los comicios se habían celebrado en pleno verano, con medio país en las playas y la dificultad añadida de este año de una ola de calor que batió un récord tras otro.
Pese al calor del verano español, la participación era del 40% a las 14 (11 en la Argentina), que supera al 38% registrado a esa hora en las legislativas de noviembre de 2019. Cuatro horas después, era del 53%, casi cuatro puntos debajo del porcentaje registrado a la misma hora en 2019. Las urnas cerrarán a las 20 hora local (15 en la Argentina).
En las últimas semanas, el ambiente político estuvo caldeado. Los candidatos no se cansaron de advertir graves catástrofes en caso de una victoria adversaria: el derrumbe económico, el final de la democracia o la secesión de algún territorio. “Me sorprendió que la campaña haya sido tan eléctrica en pleno julio”, señaló Lluís Orriols, catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid.
“A los electores les ofrecieron dos opciones muy claras y contrapuestas. Pero esta polarización no es entre partidos como antes, sino entre bloques”, añade el politólogo, en referencia a los que conforman el PSOE y Sumar –heredera de Podemos– en el bando progresista, y PP y Vox, en el conservador.
Las encuestas apuntan a una victoria de Feijóo, que mejoraría de forma sustancial el resultado del PP en 2019, pasando de 89 diputados a entre 130 y 150 (con 32% de intención de voto). La mayoría absoluta se sitúa en 176 diputados. El crecimiento se explica por la absorción del extinto partido Ciudadanos, y por el trasvase de unos 400.000 votantes socialistas desencantados. Aunque muchos sondeos auguran que Feijóo podría llegar a la Moncloa gracias a un pacto con Vox (lograría unos 35 escaños, según los sondeos), otros apuestan a que el bloque conservador se quedaría al borde de la mayoría absoluta, con alrededor de los 170 diputados.
Sin embargo, hay un mayor margen para la incertidumbre de lo que podría parecer, ya que en España está prohibida la publicación de encuestas a partir del lunes anterior a los comicios. De hecho, fuentes del PSOE aseguraron a LA NACION que sus sondeos muestran que recortaron distancias. Quizás por eso Sánchez se mostró optimista en su último mitin: “Vamos a ganar las elecciones. El PP llega desfondado, y nosotros en plena remontada”. En el PP, los números son diferentes, y afirman que tienen una mayoría holgada.
Los socialistas asientan sus esperanzas en los graves errores de Feijóo en la última semana de campaña. Comenzó con una burda mentira en una entrevista en la televisión pública -que su partido siempre aumentó las jubilaciones según el índice de inflación- rematada con una actitud arrogante hacia la periodista; continuó renunciando a participar en un debate con Sánchez, la vicepresidenta Yolanda Díaz (Sumar) y Santiago Abascal, otorgando al líder de Vox la vocería del bloque de derecha; y terminó enredándose con su relación con un narcotraficante.
El individuo es Marcial Dorado, con quien Feijóo había pasado algunas vacaciones en los 90. Díaz hizo entrar en campaña una foto de Feijóo en el yate de Dorado filtrada en 2013 por El País. El tema se hizo viral. Tras defenderse el jueves al decir que en su momento no sabía de las actividades criminales de Dorado porque “no había internet”, al día siguiente se enredó más al afirmar que creía que solo era un “contrabandista”.
Equilibrio
“Esta fue una campaña con altos y bajos, tanto para el PP como para el PSOE. La penúltima semana fue un desastre para Sánchez porque perdió el cara a cara televisivo con Feijóo. En cambio, la última fue mala para Feijóo. Por lo tanto, hubo un cierto equilibrio. Pero como Feijóo partía con ventaja, eso le puede bastar”, sostiene Orriols, que define como “probable” la mayoría absoluta de PP y Vox. Lo que no tiene claro es si Vox entraría en el Ejecutivo o apoyaría un gobierno monocolor del PP.
Abascal mostró su deseo de integrar el Ejecutivo, pero probablemente dependerá de la correlación de fuerzas resultante de las urnas.
El experto demoscópico Juan José Domínguez apuesta por un empate técnico entre los dos grandes partidos: “Se produjo una situación inédita, inversa a la habitual. Empezó la campaña con muy pocos indecisos, cerca del 6%, pero aumentó hasta llegar al 20%. Y muchos se decantaron al final por el PSOE”.
Tanto Orriols como Domínguez coinciden en una cosa: la participación será clave. El objetivo de Sánchez en campaña fue activar a los votantes de izquierda que se abstuvieron en las elecciones locales de mayo. “La participación será alta, en torno al 75%”, pronostica Domínguez. Un dato oficial va en la misma dirección: no solo se duplicó la petición de voto por correos, sino que cerca de un 95% de esos 2,7 millones de españoles ya votaron.
Ante la falta de réditos que le reportó exhibir su obra de gobierno en mayo, Sánchez y Díaz enfocaron toda su estrategia a un solo argumento: avivar el miedo ante una posible entrada de la “extrema derecha” en el gobierno. En ese objetivo los ayudaron los pactos post-electorales de los dos partidos de la derecha en regiones y ayuntamientos, que se tradujeron en la eliminación de organismos de lucha contra la violencia machista o la retirada de banderas LGTBI. Nunca antes los derechos de la mujer habían ocupado un lugar tan prominente en una campaña.
Por su parte, el PP criticó al PSOE sus pactos con los partidos independentistas de la pasada legislatura, y aseguró que la mejor garantía para evitar un gobierno con “extremistas” es que Feijóo goce de una amplia mayoría. En cuanto a sus propuestas, además de derogar la “ley trans” y la que limita los precios de la vivienda, prometió rebajar los impuestos.
A pesar de la polarización entre dos bloques, Orriols alerta de un posible escenario de bloqueo: “Esto pasaría si la llave del gobierno recae en Junts per Catalunya. No veo posible un pacto PP-PSOE para que gobierne la lista más votada, como pide Feijóo”. Junts, el partido del expresidente catalán Carles Puigdemont, exiliado en Bruselas, exige un referéndum de autodeterminación a cambio de sus votos en el Congreso, una condición que el PSOE y el PP consideran inaceptable. De materializarse este escenario, estas elecciones habrán sido menos excepcionales de los esperado: en las dos últimas contiendas, en 2015 y 2019, ya hubo una repetición electoral.
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