Elecciones en EE.UU.: con marchas, la calle sigue alerta para sumarle presión al presidente
NUEVA YORK.- "No hay una razón particular para tapiar comercios", dijo el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio. Casi nadie escuchó el mensaje del funcionario y la Gran Manzana se convirtió en una especie de ciudad blindada.
La tendencia se repitió en otras grandes urbes de Estados Unidos . Los estrechos resultados de la contienda electoral y sus consecuencias alimentaron el temor latente a que pudiera haber movilizaciones que terminaran en caos y violencia.
Hasta por lo menos pasado mañana se coordinaron más de 100 movilizaciones en todo el país. Se trata de marchas impulsadas por socios locales o ramificaciones de la iniciativa Protect The Results (Protege los Resultados), una coalición de más de 165 pequeñas y grandes organizaciones de base, grupos de defensa y sindicatos liderados por activistas que rechazan al presidente Donald Trump.
"¡Cuenten todos los votos! ¡Todos los votos cuentan!", era el grito, en la jornada de ayer. Lo que empezó como una modesta manifestación sobre la Quinta Avenida, en las escalinatas de la Biblioteca Schwartzman, derivó en una columna enorme que marchó desde Midtown hasta el sur de Manhattan al ritmo de cánticos, tambores y consignas por megáfonos.
"Tengo una lista de cosas por las que estoy aquí", dijo Eda Baird, y enumeró desde el cambio climático hasta el problema que los convocó: el resultado de las elecciones presidenciales. Baird tiene más de ochenta años y compone el movimiento de activistas conocido como la Brigada Abuelas por la Paz (Granny Peace Brigade, en inglés). Desde hace casi 20 años, sus integrantes participan en protestas de todo tipo, pero vinculadas principalmente con la justicia social.
Kate McRarth tiene 45 años y luce un chaleco naranja con líneas amarillas fluorescentes. "Es para que nos puedan reconocer", explicó. "Es necesario que la gente vea que nos están robando una elección, y que eso no está bien", sentenció.
A su lado, un hombre de unos 70 años con la misma pieza de indumentaria. "Muchos gobiernos se han autoproclamado democráticos en la historia, pero realmente no lo son. Cuando los esfuerzos están puestos para detener el voto popular, se pierde el sentido de la democracia", indicó.
En simultáneo, mientras miles de manifestantes caminaban por la coqueta Quinta Avenida, los todavía candidatos presidenciales daban discursos tan opuestos como durante toda la carrera electoral.
Joe Biden, en tono presidencialista -la ventaja en los estados claves lo acompañaba para mantenerse optimista-, se dirigió al pueblo estadounidense desde su búnker en Delaware, y dijo: "Es claro que sumaremos los 270 votos electorales, no vine a decir que ganamos, pero creo que seremos los ganadores".
El presidente Trump, por su parte, insistió en que los estados en los que la balanza se inclinaba hacia el candidato demócrata se registraba fraude. Además, pidió frenar el escrutinio en Michigan y el recuento de otros dos estados de batalla electoral.
En Nueva York , el sol ya se había despedido. Con las luces de la ciudad encendidas a pleno, la marcha continuó su camino, ahora ampliada.
Ante el ruido, los cantos y los carteles, una propuesta para unirse. Así, lo que empezó con cientos en la Biblioteca Schwartzman, ya eran varios miles de todas las edades. Por ventanas y escaleras de incendio, tímidos vecinos aplaudían a quienes pasaban a unos metros.
Al costado, sobre las veredas, cientos de oficiales de la Policía del Departamento de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés) tenían el objetivo de custodiar que la protesta se mantuviera pacífica.
Las autoridades locales lo habían advertido días antes del comienzo de la contienda electoral: no se tolerarán desmadres ni violencia en el despliegue de manifestaciones.
En el resto del país, especialmente en la capital, Washington, también se dieron protestas que, según anticiparon a este medio las organizaciones sociales, se repetirán en los próximos días. "Todos los días que sean necesarios, estaremos en la calle", dijo Trevor Morales, en diálogo con LA NACION.
"Tenemos que ser millones para que se entienda que esta situación no es aceptable", cerró.
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