Elecciones en Brasil: qué dicen las encuestas en el mapa electoral y en qué estado puede definirse la elección
Bolsonaro venció en cuatro de los cinco grandes distritos en 2018, pero ahora solo tiene ventaja en uno; el factor económico aumentó el apoyo a Lula entre los pobres
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RÍO DE JANEIRO.– En las elecciones de 2018, el entonces candidato Jair Bolsonaro fue el más votado –en las dos vueltas– en cuatro de los cinco principales distritos electorales de Brasil: San Pablo, Minas Gerais, Río de Janeiro y Río Grande do Sul. Solo Bahía votó al candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad. Cuatro años después, las encuestas muestran que el jefe de Estado solo supera al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva en Río Grande do Sul. La diferencia entre ambos es relativamente estrecha en San Pablo y Río (para algunos podría haber empate técnico), pero con Lula en la delantera. En Minas Gerais, el expresidente tiene una ventaja superior al 10%, y en Bahía, bastión del PT, todo indica que ganará por goleada.
Observado por regiones, el mapa electoral brasileño muestra un Lula que arrasa en el Nordeste, donde tiene más del 60% de la intención de voto; un virtual empate en el Sudeste (Río, San Pablo y Minas Gerais) y un bolsonarismo que pisa más fuerte en el Sur. En los estados del Norte, los dos principales candidatos de la elección brasileña están bastante equilibrados, con Bolsonaro muy fuerte en regiones como Roraima, en la frontera con Venezuela, donde supera por alrededor de 40% a Lula; y el expresidente arriba en Maranhão, también por una ventaja superior a 40%.
La pelea más fuerte entre los dos candidatos se da en el Sudeste, donde ambos concentraron sus actos y visitas. El arranque de los dos fue en Minas Gerais, estado del que se suele decirse que quien gana en ese territorio es electo presidente. Fue ahí donde Bolsonaro sufrió un atentado en la campaña de 2018. No es un tema matemático, mas bien una tradición que se viene cumpliendo en las últimas elecciones. Minas es una especie de pequeño Brasil, muy próximo a los grandes estados de Río, San Pablo, y también de Bahía. Tiende a un electorado conservador, que en 2018 apostó por Bolsonaro. Hoy, el estado es un reflejo del elevado nivel de antibolsonarismo que existe en el país, más del 50% según recientes encuestas.
A nivel nacional, la última encuesta de Datafolha ubica a Lula con un 50% de los votos válidos y a Bolsonaro con 36%, lo que sería suficiente para que el expresidente gane en primera vuelta.
El consultor político Leonardo Barreto, director de Vector, explica: “Los estados de Río de Janeiro, San Pablo y Minas son los swing states de Brasil, o sea, los estados que pueden dar vuelta una elección. Hasta hace poco, se decía que si Bolsonaro lograba una ventaja de diez puntos en el Sudeste y un crecimiento de cinco puntos en el Nordeste, tendría chances de reelección”. El presidente enfocó su campaña en el Sudeste, pero, según la gran mayoría de las encuestas, no logró recortar la diferencia con Lula.
San Pablo es el principal distrito electoral de Brasil, con 34 millones de electores; Minas Gerais el segundo, con 16 millones; Río de Janeiro el tercero, con 12 millones; Bahía el cuarto, con 11 millones y, finalmente, Río Grande del Sur y Paraná están prácticamente empatados en la quinta posición, con 8,5 millones y 8,4 millones, respectivamente.
En las últimas elecciones, Bolsonaro se impuso en el Sudeste, pero Haddad, que asumió la candidatura por la prisión de Lula, tuvo un excelente desempeño en los estados del Nordeste.
Los analistas brasileños acostumbran a decir que si la elección está empatada en San Pablo, tiene final abierto. “También es interesante ver que la ventaja de Lula en Minas no es enorme, eso también generó expectativa en Bolsonaro”, explicó Barreto.
Cambio de ambiente
Pero en los últimos días el ambiente en la campaña del presidente cambió. Se ven caras largas y predomina la sensación de que todo lo que se hizo en los últimos meses (programas de ayuda social, control de la inflación y baja del los combustibles) no alcanzó para impulsar un despegue de Bolsonaro que pudiera amenazar el cómodo liderazgo de Lula. El Sudeste se inclina por el expresidente, aunque no sea por mucho, y eso complica los planes del jefe de Estado.
¿Cómo se explica el favoritismo de Lula en los estados del Nordeste y su ventaja en las grandes ciudades del Sudeste brasileño? Básicamente por el voto de los sectores más vulnerables, que ganan hasta dos salarios mínimos mensuales. Entre esos electores, el expresidente es visto por muchos como un dirigente más conectado con los pobres. Entre los que necesitan menos del Estado y sus políticas distributivas, Bolsonaro logra penetrar mejor.
Según analiza Mario Braga, de la consultora Control Risk, “esta es una elección donde pesa muchísimo la economía y existe una correlación entre ingresos y voto. Por eso Lula tiene una amplia ventaja entre los más pobres, que representan entre el 38% y 50% de los electores”.
Distinta es la situación en San Pablo, donde el perfil promedio del elector es más conservador, predomina un fuerte antipetismo y una situación económica más cómoda. En estados del norte como Roraima, Bolsonaro es favorito por temas relacionados con valores y costumbres, utilización de armas y actividades de exploración que, en muchos casos, dañan el medio ambiente.
El mercado financiero y los otros candidatos
Cuando se mira el mercado financiero, concentrado en San Pablo y, en mucho menor medida, Río de Janeiro, el presidente sigue teniendo más apoyo, aunque una reciente encuesta de la consultora BGC Liquidez mostró que 80% de los entrevistados dijeron creer que Lula será el ganador. La misma encuesta reveló que en caso de victoria del expresidente en la primera vuelta, el próximo lunes la Bolsa de Valores de San Pablo podría caer alrededor del 3%, sin grandes turbulencias.
Los demás candidatos de la elección serán importantes en una eventual segunda vuelta. Todas las encuestas muestran que Lula ganaría sin demasiado esfuerzo, pero son esperadas negociaciones por parte de los dos candidatos y una de las mayores incógnitas es saber que hará Ciro Gomes, del PDT (Partido Democrático de los Trabajadores), que en los últimos días perdió apoyo en su propio estado -Ceará, del cual fue gobernador-, donde intendentes que siempre le fueron leales empezaron a migrar para la campaña de Lula. La pelea entre Ciro - que tiene alrededor de 7% de las intenciones de votos - y Lula podría impedir el expresidente de ganar en primera vuelta, a pesar de una fuerte presión para que el candidato do PDT desistiera a último momento de competir. Esa es una posibilidad absolutamente impensable para Ciro, que tiene un profundo rencor con el PT y con Lula, específicamente, por el fracaso de las negociaciones para que formaran una fórmula presidencial conjunta en 2018.
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