Elecciones en Brasil: los simpatizantes de Lula da Silva, de la confianza a la “decepción” y una fiesta frustrada
Los resultados de las elecciones, que mostraron un avance del bolsonarismo y un margen más estrecho entre el presidente y el líder del PT, desanimaron a los partidarios del exmandatario; el clima en el búnker de Lula y las caras largas en a Avenida Paulista
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SAN PABLO.- “Frustrante”; “decepcionante”; “no lo esperábamos; “ganará en el ballottage, pero le será muy difícil gobernar”. Las voces de los simpatizantes de Luiz Inácio Lula da Silva concentrados en la Avenida Paulista fueron el fiel reflejo de cómo impactó el sorpresivo resultado de las elecciones de este domingo en Brasil. El Partido de los Trabajadores (PT) había preparado todo para una fiesta, pero el clima en el centro de San Pablo estuvo lejos de serlo, a pesar de que el expresidente quedó a poco más de 1,5% de los votos de liquidar el pleito con Jair Bolsonaro en primera vuelta.
“Creo que Lula va a ganar en la segunda vuelta, pero por los resultados para el Congreso y las gobernaciones le pondrán muy difícil su gobierno el año que viene”, le dijo a LA NACION Guilherme Silva, un estudiante universitario de 23 años, poco antes de retirarse desilusionado de la concentración lulista frente al Museo de Arte de San Pablo (MASP).
Otra joven simpatizante, Claudia Gomes, contó que no podía creer el avance del recuento de votos, que mostró a Bolsonaro en la delantera durante gran parte de la noche. “Ahora queda reforzar la movilización para asegurar el triunfo en ballottage”, señaló.
Poco antes había hablado el propio Lula, en un discurso corto y que no llegó a levantar del todo el ánimo de sus seguidores. “Mañana [por hoy] ya estaremos en campaña. Vamos a ganar estas elecciones y recuperar la dignidad del pueblo brasilero”, clamó entre aplausos el líder del PT, que el 30 de octubre buscará su tercer periodo como presidente. Para eso tendrá que recalibrar la campaña y acelerar con la seducción a los votantes de Simone Tebet (MDB, 4,16%) y de Ciro Gomes (PDT, 3,04%), claves para la definición.
“El jefe está fuerte”, le dijo a LA NACION un asesor del equipo de Lula en el búnker del PT, montado en el Novotel Jaraguá, en el centro histórico. Pero su expresión no reflejaba lo mismo. “Fue sorpresivo”, reconoció inmediatamente sobre los resultados. En el hotel reinaban la incredulidad y el asombro. Antes de que empezara el conteo del Tribunal Superior Electoral (TSE) la confianza por un triunfo en primera vuelta era altísima, pero se fue diluyendo en la medida que Bolsonaro se mantenía primero.
“No siempre es posible. Hay una cosa en mi vida que me motiva, me estimula y me hace renacer cada día. Es la creencia de que nada ocurre por causalidad”, dijo Lula en su primer discurso de la noche, en el auditorio del Novotel Jaraguá.
En el escenario armado frente al MASP, los discursos de los principales dirigentes del PT buscaron enfatizar que Lula “ganó” la primera vuelta. En un discurso más enérgico de lo habitual, Fernando Haddad, que entró en segundo lugar al ballottage para la gobernación de San Pablo con un desempeño peor al esperado, fue muy aplaudido cuando repitió que “no habrá retirada” hasta el próximo 30, fecha de la segunda vuelta.
Lula dijo que tendría que “aplazar la luna de miel”. “Le había prometido a Janja [en referencia a su esposa, la socióloga Rosângela da Silva] que mañana finalmente comenzaríamos nuestra luna de miel, pero tendremos que posponerla 30 días. No hay descanso. Mañana estaremos de vuelta en las calles. Estoy seguro que la justicia divina nos hará ganar estas elecciones para que volvamos a estudiar y trabajar. No descansen”, arengó el expresidente.
Poco después hubo una lluvia de fuegos de artificio y petardos, y sonó con fuerza la música funky “Tá na hora do Jair, já ir embora” (“Es la hora de que Jair se vaya”). Pero no había mucho ánimo de baile y festejo. La concentración lentamente fue perdiendo fuerza hacia las 23.30 (hora local).
A esa hora, simpatizantes de Bolsonaro se concentraban en la Explanada de los Ministerios, en Brasilia, donde rezaron tomados de la mano por una “noche milagrosa”. En Río de Janeiro, un grupo también expresó su apoyo al líder ultraderechista frente al condominio donde vive, Vivendas da Barra, en la playa de Barra da Tijuca.
En la plaza São Salvador, en el barrio carioca de Laranjeiras, los votantes de Lula definieron la noche del domingo como una mezcla de angustia y alivio.
“El primer sentimiento es de decepción al saber que tanta gente sigue apoyando a Bolsonaro. Estoy muy aprensivo, pero la confianza en la victoria es muy grande. Estuve constantemente mirando los números del conteo. Parecía un partido de Flamengo contra Fluminense”, comparó, en diálogo con O Globo, el publicista Marco Aurelio Quintanilha, de 59 años.
La cocinera Elen Lopes, de 41 años, también reforzó la idea de un ambiente al estilo de un partido de fútbol. “Estábamos muy entusiasmados con la remontada de Lula. Parecía una tanda de penales. Quedé un poco decepcionada con los resultados de algunos estados, pero las expectativas son buenas para el ballottage”, comentó.
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