Elecciones en Brasil: Estados Unidos mira los comicios con el temor de una reacción del estilo Trump
Luego del trauma de la transición de 2020, en Washington persiste el temor de que Bolsonaro pueda llevar al gigante sudamericano por el mismo camino
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WASHINGTON.- Un flagelo es más fácil de sobrellevar cuando es compartido. Para Estados Unidos, la última transición presidencial fue traumática. La campaña se planteó como una batalla por el alma y la democracia del país. Donald Trump nunca aceptó su derrota, denunció un fraude masivo inexistente –que luego fue bautizado “la gran mentira”–, sus partidarios atacaron el Congreso para intentar impedir el cambio de gobierno, y Trump faltó a la jura de Joe Biden, quebrando una tradición inmaculada en la democracia más longeva del planeta. Dos años después, Estados Unidos sigue la elección presidencial en Brasil con ese recuerdo latente, y la sensación de mirarse en un espejo.
De la Casa Blanca al Congreso, las elecciones en las cuales los brasileños decidirán si envían a Luiz Inacio Lula da Silva de regreso al Planalto o dejan a Jair Bolsonaro otros cuatro años en el poder han generado un enorme interés en Estados Unidos, mechado con una dosis palpable de inquietud por la salud de los comicios y el futuro de la democracia brasileña, para unos, exagerada, y para otros, muy atinada.
La historia sobresaliente de la campaña brasileña en Estados Unidos ha sido el temor a que Bolsonaro siga el mismo camino de Donald Trump. La admiración sin límites de Bolsonaro por Trump le valió el sobrenombre de “Trump Tropical”, y sus declaraciones en contra del sistema electoral brasileño, agitando el fantasma de un fraude masivo o la posibilidad de que le “roben” la elección, se ven como una copia del libreto trumpista en la campaña norteamericana de 2020. “El ‘Trump Tropical’ lleva la democracia de Brasil al límite”, fue el título de una columna del Washington Post sobre la elección, un resumen de la mirada reinante en Estados Unidos. “¿Qué pasa si Bolsonaro no se va?”, tituló la revista Foreign Affairs.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, se enfrentó esta semana durante una conferencia de prensa a una pregunta que se escuchó más de una vez en Washington en el último tiempo: si estaba preocupado por la estabilidad de la democracia más grande de América latina y sus instituciones.
“Brasil tiene instituciones democráticas muy fuertes, incluidas instituciones electorales muy fuertes que han demostrado una y otra vez, y esperamos que ese sea el caso en las próximas elecciones de este fin de semana”, respondió.
El temor a que Brasil siga los pasos de Estados Unidos –antaño el modelo democrático regional, una chapa que se cayó con Trump– llevó a los demócratas en el Senado a impulsar una resolución para enviar un mensaje político: el documento urge al gobierno de Brasil a que garantice que las elecciones sean libres, justas, creíbles, transparentes y pacíficas, y le pide al gobierno de Joe Biden que reconozca “inmediatamente” los resultados. El texto ofrece un tono de alarma al afirmar que “brasileños de todos los sectores de la sociedad han expresado públicamente serias preocupaciones sobre los esfuerzos para socavar la democracia en Brasil”.
“El señor Bolsonaro ha hecho algunas declaraciones muy provocativas que sugieren que podría no aceptar los resultados de las elecciones si pierde. En otras palabras, podría intentar destruir la democracia brasileña y permanecer en el poder sin importar lo que determine el pueblo de Brasil en unas elecciones libres, justas y democráticas”, justificó el senador Bernie Sanders, ideólogo del documento, en un discurso en el Senado.
Sanders trabajó en la resolución junto con otro senador demócrata, Tim Kaine, de Virginia, quien fue el compañero de fórmula de Hillary Clinto y lidera el subcomité abocado a la región en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Kaine dijo en un comunicado que “la democracia está bajo ataque en Brasil”, y que todos tienen la responsabilidad de “defender el derecho fundamental de las persona a tener una voz en su gobierno”.
La preocupación de Kaine por Brasil llegó esta semana hasta los oídos del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, en una reunión que mantuvieron en Washington, durante la gira por Estados Unidos del funcionario junto con los gobernadores del Norte Grande. El tema también surgió en la cena en la embajada argentina que De Pedro y los mandatarios mantuvieron con tres de los principales funcionarios del Departamento de Estado para América latina, Ricardo Zúñiga, Mark Wells y Kevin O’Reilly, según confiaron fuentes oficiales.
Atenta al futuro de la principal economía de la región y uno de los principales socios de Washington, la Casa Blanca ha dicho que va a monitorear las elecciones brasileñas de manera estrecha, y mostró confianza en las instituciones brasileñas.
“Vamos a monitorear estas elecciones estrechamente. Tenemos confianza en la fortaleza de las instituciones brasileñas”, dijo esta semana la vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, en una de sus habituales conferencias de prensa en la casa de gobierno. “Como socios de Brasil, vamos a seguir mirando las elecciones con una expectativa plena de que se realizarán de una manera libre, justa, transparente y creíble, con todas las instituciones funcionando según la constitución”, cerró.
Las miradas estarán puestas este fin de semana en el sur, atentas a ver qué camino seguirá Brasil.
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