"Elecciones Covid": la estrategia que llevó a Ardern a un cierre de campaña a lo rockstar
WELLINGTON, Nueva Zelanda.- Cerca de mil estudiantes universitarios, sin tapabocas, recibieron esta semana como a una estrella del rock a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, favorita en las elecciones del próximo sábado gracias a su gestión del coronavirus.
Con la cara descubierta, la dirigente laborista posó con decenas de simpatizantes en su último mitin de campaña, sosteniendo algunos por los hombros, y ello gracias a que las reglas de distanciamiento por la pandemia de coronavirus no se aplican en el país.
De cara a las elecciones del sábado, estas imágenes despreocupadas, que ilustran los muy buenos resultados del gobierno en la lucha contra el coronavirus, son más importantes para Ardern que cualquier discurso.
"Cuando la gente pregunta si se trata de una elección de Covid, mi respuesta es sí, lo es", dijo la carismática líder de centroizquierda al lanzar su candidatura para otro mandato de tres años.
Su estrategia de campaña, en la que las referencias constantes a los éxitos en materia de salud eclipsaron totalmente las cuestiones políticas, funcionó. Las encuestas la acreditan con una sólida ventaja sobre el Partido Nacional de Judith Collins.
Nueva Zelanda, con sus cinco millones de habitantes, registró solo 25 muertes por coronavirus y su estrategia fue elogiada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con excepción de las fronteras cerradas y de la recesión económica, la vida en Nueva Zelandia volvió ser normal. La población puede moverse sin restricciones y asistir sin miedo a los estadios y a los bares.
Elecciones aplazadas
El martes, en la universidad Victoria de Wellington, muchas personas afirmaron que la epidemia de covid-19 había aumentado el apoyo general a una primera ministra cuyo estilo y relajación sedujeron mucho más allá del archipiélago.
En el momento en que Ardern triunfaba entre los estudiantes, su rival Collins participaba en las afueras de Wellington en una reunión de campaña junto a unos treinta seguidores.
Collins, exministra de Policía, de 61 años, se defendió bien en los debates, pero su campaña no despegó.
En julio tomó las riendas de la oposición -convirtiéndose en la cuarta jefa del Partido Nacional en tres años- pero solo se le atribuye 31% de las intenciones de voto, es decir, 16 puntos menos que el resultado obtenido por la formación conservadora en su última victoria en 2014.
Collins ataca al gobierno por los fallos en los controles fronterizos que provocaron la segunda oleada epidémica en julio y sostiene que su partido será mucho más competente para dirigir la reactivación de la economía.
Pero la segunda ola, que provocó el aplazamiento de las elecciones un mes, ya fue controlada y la credibilidad del Partido Nacional en materia de finanzas se vio socavada por errores en sus propuestas presupuestarias.
Si bien la victoria de los laboristas parece una evidencia, el suspenso gira en torno al avance que obtendrá el partido de Ardern, que está en coalición con los Verdes y los populistas de New Zealand First (NZF), formación del viceprimer ministro Winston Peters.
Agencia AFP
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