El veloz repliegue de los rusos en el este de Ucrania revela el agotamiento de las fuerzas del gobierno Vladimir Putin
Los problemas logísticos y de reclutamiento, sumado a la pérdida de equipamiento bélico, limitan las posibilidades del Kremlin de defender los territorios ocupados
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WASHINGTON.- En cuestión de pocos días, Rusia perdió casi 6000 kilómetros cuadrados de territorio que había ocupado en el nordeste de Ucrania, y según los analistas militares eso abre la perspectiva de que las fuerzas militares rusas hayan agotado su capacidad ofensiva, al menos en un futuro inmediato, limitando la capacidad del presidente Vladimir Putin de defender el territorio ucraniano que todavía controla y dejándolo expuesto a nuevas derrotas.
La situación es aleccionadora y humillante para Putin, cuyas fuerzas invadieron Ucrania a sangre y fuego el 24 de febrero, una supuesta operación para “desmilitarizar y desnazificar” ese país, pero que apenas cinco semanas después tuvo que levantar el sitio de Kiev y concentrarse en extender su control sobre el este ucraniano con el uso de artillería pesada. Y mientras los ucranianos recuperan terreno en el este, Putin tiene problemas para reparar sus baqueteados tanques y equipos militares y permitir que Rusia recupere la iniciativa en el campo de batalla.
Se abre entonces una ventana de oportunidad para que las fuerzas ucranianas, a pesar de sus cuantiosas bajas propias, intenten mayores avances territoriales antes de que el invierno boreal endurezca las condiciones en la línea de frente. Un mayor avance de Ucrania, sobre todo en cercanías de la ciudad sureña de Kherson, sería un revés adicional para la moral de los rusos y sumaría presión sobre Putin, que ya enfrenta los reclamos de halcones proguerra para que lance una leva y movilización masiva a nivel nacional, una médica que resultaría políticamente tóxica para el régimen del Kremlin.
El estrepitoso colapso del frente ruso cerca de Kharkiv “refleja los problemas estructurales de reclutamiento y baja moral de las tropas de un ejército sobreexigido”, dice Michael Kofman, analista militar del grupo de investigaciones CNA, con sede en Virginia.
“La estrategia del Ejército ruso es básicamente insostenible”, agrega Kofman. “Las fuerzas rusas están exhaustas, tienen problemas para retener a los reclutar, y exhiben un deterioro sostenido de su eficacia en combate”.
Una “leva parcial” podría dar un impulso al Ejército de cara al próximo año, señala Kofman, pero a corto plazo Rusia no tiene efectivos suficientes para defender los territorios que ocupó en el sur de Ucrania y al mismo tiempo sostener sus avances en la región del Donbass, en el este del país.
“Punto culminante”
El teniente general retirado Ben Hodges, excomandante del Ejército de Estados Unidos en Europa, dice que el Ejército ruso ha llegado a lo que el teórico militar Carl von Clausewitz llamó “punto culminante”, o sea el momento en que una fuerza atacante ya no está en condiciones de seguir con sus planes.
“Lo que está sucediendo ahora es la culminación de varios meses de un arduo trabajo de planificación y preparación por parte del Estado Mayor ucraniano, para desbaratar la logística rusa, destruir sus puestos de mando y sus depósito de municiones, y debilitarlos hasta dejarlos vulnerable a un contraataque”, dice Hodges. Pero ahora la gran pregunta es otra, agrega Hodges: “¿Los ucranianos sí están preparados para sostener su embate?”.
Los socios occidentales seguirán enviando armas y compartiendo inteligencia con Kiev para que la presión de las fuerzas ucraniana no afloje, pero será un desafío sostener la ofensiva con buen abastecimiento de combustible, municiones y personal descansado.
Ahora probablemente los rusos se concentren en defender Kherson, la ciudad ocupada en el sur de Ucrania donde las fuerzas rusas sostienen a duras penas una franja de la ribera oriental del río Dniéper. Rusia ha trasladado a la zona a sus unidades de élite para defender la posición, lo que según los analistas complicará a los ucranianos.
“Para Rusia, lo que sigue es garantizar que Kherson no caiga”, dice Dara Massicot, analista militar de la Rand Corp. “Creo que les costaría mucho reponerse de dos colapsos rápidos y sucesivos”.
“Cuestión de tiempo”
Para el gobierno norteamericano, los fracasos rusos en el nordeste de Ucrania “solo eran cuestión de tiempo”, dicen los funcionarios, tomando en cuenta la incapacidad que ha demostrado durante meses el Kremlin para organizar, comandar, equipar y mantener sus fuerzas en el campo de batalla, sumado al ingente arsenal de armas de Occidente que ha recibido Ucrania.
En su retirada en desbande de las inmediaciones de Kharkiv, las fuerzas rusas dejaron abandonados equipos y armas cruciales que a Moscú le resultará difícil reemplazar. Según estimaciones preliminares de Jakub Janovsky, analista militar y colaborador del blog Oryx, en su repliegue Rusia dejó atrás 40 tanques, 50 vehículos de infantería, 35 vehículos blindados y dos aviones a reacción.
Los funcionarios estadounidenses estiman que desde que lanzó la invasión, Rusia ha sufrido hasta 80.000 bajas, 15.000 de ellas fatales.
La agrupación rusa de análisis militar de código abierto Conflict Intelligence Team, que ahora opera desde Tiflis, capital de Georgia, estima que las pérdidas de equipamiento militar y de tropas fueron tan terribles que el Ejército ruso en Ucrania pasó de tener “capacidad de ataque” a tener “capacidad de defensa limitada”.
Las derrotas en el campo de batalla también enfrentaron a Putin con sus halcones domésticos.
Descontentos con los resultados en Ucrania, blogueros proguerra con ciento de miles de seguidores, figuras de los medios de comunicación del Estado y hasta algunos funcionarios se han animado a criticar la decisión de Putin de no lanzar una gran leva y movilización general del país y por seguir presentándole la guerra a la opinión pública como una “operación militar limitada”.
Sergey Mironov, líder del partido Rusia Justa, criticó públicamente los fastuosos festejos por el Día de Moscú, de los que participó Putin durante el fin de semana.
“¡Es hora de una movilización a gran escala! Pero no militar, sino movilización de nuestras mentes”, dijo el martes Mironov ante la Duma, el Parlamento ruso. “No puede ser que estemos en guerra y el resto del país esté bailando y divirtiéndose. ¡Ya basta! Lo único que nos puede ayudar a ganar es decir la verdad y una evaluación honesta de lo que está pasando”.
El histórico dirigente del Partido Comunista Ruso, Gennady Zyuganov, dijo que la campaña de Rusia en Ucrania ya no puede calificarse de “operación militar especial”, el eufemismo preferido del Kremlin para referirse a esta guerra.
“Durante los últimos dos meses, la operación especial en Ucrania y Donbass se ha convertido en una guerra. Y toda guerra exige una respuesta. En primer lugar, exige la máxima movilización de fuerzas y recursos”, dijo Zyuganov.
Horas más tarde, el secretario de prensa del partido matizó esas palabras y aclaró que Zyuganov se refería a la “movilización de la economía y el sistema político”, no a una leva compulsiva de toda la población en condiciones de combatir, y sugirió que “los que difundieron la noticia” deberían ser ejecutados.
Aunque Putin asumiera el riesgo político de una movilización general, entrenar y equipar a nuevos soldados llevaría meses, y muchos de los problemas actuales de Rusia en campo de batalla seguirían sin resolverse.
“Hasta dudo que en este momento el régimen esté en condiciones de llamar a una leva general”, dice Massicot. “¿Quién va a entrenar o quién va a comandar a esa gente? ¿Vas a depender de los oficiales de reserva? ¿Y qué armas les van a dar?”, se preguntó.
Paul Sonne, Dan Lamothe y Mary Ilyushina
Traducción de Jaime Arrambide
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