Coronavirus: el Vaticano no está en peligro de default, pero enfrenta una crisis económica sin precedente
ROMA.- "El Vaticano no está en peligro de default, pero esto no quiere decir que no tenemos que enfrentar la crisis por lo que es y que seguramente tenemos por delanteaños difíciles". Son palabras del jesuita español, Antonio Guerrero Alves, prefecto de la Secretaría para Economía (SPE) de la Santa Sede, es decir, "ministro de Economía" del Papa, que en una entrevista con Vatican News admitió que también para el Vaticano la crisis por el coronavirus significará un agujero económico, que determinará cambios dramáticos en el Estado más pequeño del mundo.
En línea con esa austeridad siempre predicada por el papa Francisco, la consigna ahora es cortar "radicalmente" los gastos, mantener únicamente lo esencial, contener compras, austeridad absoluta. De hecho, de acuerdo a una circular del 7 de abril pasado, la SPE le pidió a todos todos los entes no solo que ya no realicen viajes, convenios, seminarios, manutenciones, sino también una limitación de los contratos temporales o extraordinarios.
Así como la ausencia de legiones de turistas está azotando a Italia, también tiene repercusiones enormes para la Santa Sede. Los Museos Vaticanos, cerrados desde el 9 de marzo y aún sin fecha de reapertura, suelen ser la gallina de los huevos de oro para el Vaticano. Con un flujo de 27.000 visitantes diarios, cada año suelen dar una ganancia de entre 30 y 40 millones de euros que van a las arcas del Governatorato –la administración de la Ciudad del Vaticano-, que emplea a 2000 personas, la gran mayoría, laicos. Aunque en la Santa Sede, donde trabajan unas 3000 personas más, suele tener también otras fuentes de ingreso, que rondan en total los 270 millones de euros anuales. Estas entradas son resultado de donaciones, rentas de inmuebles, ingresos por actividades de formación y gestiones financieras, que, aunque aún no se sabe a ciencia cierta, probablemente este año también caerán en picada.
Por otra parte, el Vaticano tiene gastos constantes de aproximadamente 320 millones de eurosanuales, salidas que, según detalló Guerrero Alves, en un 45% tienen que ver con personal, otro 45% con gastos generales y de administración, y un 7,5% con donaciones. Entre estos costos están los de las nunciaturas –embajadas de la Santa Sede- en un centenar de países del mundo, que significan la presencia de la Iglesia no sólo en la evangelización, sino en cuestiones de justicia y bien común. O el costo para la gestión de la Biblioteca y Archivo del Vaticano, un patrimonio cultural impresionante, donde trabajan unas cien personas –que cuesta 8 millones por año-, una suma ínfima para semejante tesoro que conserva ejemplares de más de 2000 años de antiguedad
Según un documento interno presentado la semana pasada por la SPE, al que tuvo accesoLA NACION, si bien ya en los últimos años el Vaticano venía arrastrando un déficit de entre 60 y 70 millones de euros anuales –que suele cubrirse con el Óbolo de San Pedro, fondo que maneja la Secretaría de Estado formado por donaciones al Papa-, las proyecciones para el 2020, año marcado por la hecatombe por el Covid-19, aparecen nefastas.
Tres escenarios complicados
La SPE, de hecho, planteó tres escenarios: uno más optimista, que prevé un déficit de 68 millones y una caída de las recaudaciones de entre el 30 y el 50%; una "hipótesis intermedia", que pronostica un aumento del 83% del déficit, que se dispararía a 97 millones de euros; y un escenario más pesimista, que vaticina un caída de las entradas de entre el 50 y el 80%, con un aumento del déficit del orden del 175%, equivalente a la cifra de 146 millones de euros.
El panorama es a todas luces negro. Pero Guerrero Alves, jesuita como el Papa, que fue varios años misionero en África y electo en noviembre del año pasado para suceder al cardenal australiano George Pell en un puesto considerado una "papa caliente", no parece demasiado alarmado. En efecto, destacó, en primer lugar, que los números de la Santa Sede "son mucho más pequeños de lo que muchos imaginan, menores que los de cualquier universidad promedio estadounidense, por ejemplo".
Un presupuesto de misión
Por otro lado, llamó a recodar otra cosa esencial. "No somos una empresa. Nuestro objetivo no son las ganancias. Cada dicasterio, cada ente, cumple un servicio y cada servicio tiene costos. Nuesto compromiso debe ser el de la máxima sobriedad y la máxima transparencia. Y el nuestro debe ser un presupuesto de misión", subrayó.
No ocultó, además, que le molesta la narrativa que indica que el déficit "es un agujero que deriva de la mala administración o que financia una burocracia inmóvil". "No es así, nada que ver con esto", aseguró. "Detrás de esos números está la misión de la Santa Sede y del Santo Padre, está la plenitud de la vida y del servicio eclesial", afirmó. Al mismo tiempo, consideró que "no es justo decir que el déficit se financia con el Óbolo de San Pedro, como si el Óbolo llenara un agujero". "El Óbolo también es una donación de los fieles: financia la misión de la Santa Sede, que incluye la caridad del Papa y que no tiene fondos suficientes", reconoció.
Más allá de las dificultades y la necesidad de recortar todo los posible, Guerrero Alves indicó que los sueldos de los empleados del Vaticano no se tocarán y tampoco el dinero destinado a la ayuda de los más pobres. "Ningún recorte tendrá que ver con los más vulnerables. No vivimos para salvar los budgets. Tenemos confianza en la generosidad de los fieles. Pero debemos demostrar a quien dona parte de sus ahorros que su dinero está bien gasatado", señaló. "Hay muchos católicos en el mundo que están dispuestos a donar para ayudar al Santo Padre y la Santa Sede a cumplir su misión. Es a ellos a quien debemos rendir cuentas y a quien podemos recurrir", agregó.
Claridad, sobriedad, menos secretismo
¿Cómo es posible que los fieles tengan confianza después del estallido de escándalos financieros como uno relacionado a una oscura inversión millonaria de un inmueble en Londres, el año pasado? "La confianza se gana con rigor, claridad, sobriedad, menos secretismo", dijo el padre Guerrero, que hizo autocrítica, habló de "errores pasados" y reconoció que "nos pusimos en manos de personas que no merecían confianza".
En este marco, el documento de la SPE anticipó que sigue adelante la reforma de la economía puesta en marcha por el papa Francisco, marcada por el deseo de limpieza total. Se está elaborando, de hecho, una nueva ley interna que regula las licitaciones, para que haya más transparencia y menos nepotismo, adecuada a los estándares internacionales; y se está trabajando para crear un ente u oficina que se ocupe de gestionar de modo más eficiente al personal.
Además, "como en los próximos años nada será como antes del punto de vista económico y financiero", desde 2021 deberá implementarse una lógica de "budget de base cero", es decir, cada ente deberá elaborar su presupuesto sin tener en cuenta las previsiones del pasado, sino arrancando de cero, viendo los objetivos prioritarios y teniendo en cuenta la consigna de la austeridad.
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