El uso de cámaras trampa en las selvas del Borneo reveló aspectos desconocidos de la vida salvaje
Estos instrumentos fueron colocados en el suelo y en la parte alta de los árboles y han conseguido la identificación de 57 especies de mamíferos
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Un número importante de las investigaciones sobre la selva tropical estuvo sesgado hacia las comunidades terrestres, que viven en el suelo, y, por tanto, el dosel, la parte superior de los árboles, se ha convertido en una frontera ecológica.
Esto choca con los datos de una revisión de estudios que calcula que el 76% de los vertebrados en estas zonas son arbóreos y pasan su vida en el dosel. Los primates y los roedores, entre otros, han sido de los más analizados.
Jessica Haysom, de la Escuela de Antropología y Conservación en la Universidad de Kent, explica que, siendo asistente de otra investigación en la que se usaban cámaras trampa terrestres en Borneo, se dio cuenta, por las guías de campo, de la cantidad de especies que vivían en el dosel.
Ahora, es la coautora de una investigación en la que se hace un inventario de la comunidad de mamíferos arbóreos en la selva tropical de Sabah (Borneo), a través de cámaras trampa emparejadas en el dosel y en el suelo en 50 ubicaciones diferentes.
Los resultados, que se han publicado en Frontiers in forests and global change, muestran la detección de 57 especies de mamíferos.
Las selvas de Borneo son de las más altas de todo el mundo y son famosas por su fauna de mamíferos arbóreos y semiarbóreos. Las cámaras trampa emparejadas fueron instaladas en dos áreas distintas: 25 en bosques no talados del Área de Conservación de la Cuenca de Maliau y otras 25 en bosques talados de la Reserva Forestal de Monte Luisa, que entre 1978 y 2008 sufrió múltiples rondas de tala.
La distancia media entre los lugares de muestreo fue de 1,26 km y en cada ubicación se utilizaron cámaras trampa emparejadas: una terrestre y otra en el dosel (medio o superior, con una distancia promedia de 25,9 metros sobre el suelo). Se colocó una segunda cámara en 20 de los árboles focales durante un periodo aproximado de tres meses.
De las 57 especies de mamíferos detectadas, 30 eran terrestres, 18 arbóreos y 9 semiarbóreos. Se determinaron así en función de qué cámara los había detectado: las terrestres con las cámaras trampa terrestres exclusivamente, las arbóreas solo con las cámaras en el dosel y las semiarbóreas habían sido vistas tanto por las cámaras colocadas en ambos estratos.
De las especies arbóreas, dos se detectaron gracias a la segunda cámara. Sin embargo, no pudieron observar 21 especies potencialmente presentes en el paisaje.
La diversidad de especies de mamíferos arbóreos en ambos tipos de bosques (talados y no) fue significativamente menor que la alcanzada a nivel terrestre. A pesar de ello, estos mamíferos desempeñan funciones importantes dentro del ecosistema, según detallan los investigadores, como la depredación, la polinización o la dispersión de semillas.
Haysom considera fundamental estudiar a esta comunidad: “En nuestra área, si añades cámaras trampa en el dosel, agregas un 30% más de especies. Además, hemos descubierto que estas cámaras aportan nuevos conocimientos sobre las especies semiarbóreas”.
Las cámaras trampa del dosel fueron especialmente efectivas en la detección de primates y otros mamíferos deslizantes. En las terrestres, por su parte, se detectaron más individuos de vivérridos, mustélidos y félidos.
Los roedores fueron observados con claridad en ambos niveles. Los investigadores se sorprendieron con los resultados: “Muchas especies arbóreas (casi todas) son físicamente capaces de bajar al suelo, como muchos monos o ardillas. Esperaba que hubiera mucha más comunidades de mezcla. Esto resalta lo importante que es muestrear en el dosel”.
En cuanto a la diferencia entre bosques talados y no, lo más destacado de las conclusiones del estudio es que, mientras que la comunidad de mamíferos arbóreos es comparable en identidad de especies y diversidad en ambos lugares, existe una mayor diversidad terrestre en bosques no talados.
Las dificultades para observar cualquier animal de selva son muchas. Francisco Palomares, investigador en el Departamento de Biología de la Conservación de la Estación Biológica de Doñana, considera que lo fundamental es la logística del estudio en sí. “Cuando trabajas en sitios así, moverte es muy complicado. El territorio o la zona que se puede abarcar es muy poca”. Además, añade que los animales en estos lugares son muy difíciles de ver y observar.
Sin embargo, hace hincapié en que esto no es una cuestión exclusiva de las selvas, ya que en España hay zonas, como bosques o matorrales, en las que ocurre lo mismo e incide en la necesidad de usar técnicas indirectas para determinar la existencia de especies.
El uso de cámaras trampa, explica, que además de permitirte saber de la existencia y características de la especie, también se utiliza para estimar la abundancia de esta, partiendo de un registro de las veces y los días que aparece y utilizando unas “técnicas matemáticas de estadística”.
Pablo Palencia, que forma parte del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC), concreta que en ambientes cerrados el fototrampeo, o uso de cámaras trampa, tiene más potencial y también en aquellas especies que tengan comportamientos más esquivos “bien porque sean nocturnas o porque haya pocos individuos”.
Palencia, junto con otros investigadores, ha publicado recientemente un estudio en Journal of Zoology en el que evalúa diferentes marcas de este instrumento para identificar los factores que corresponden a la probabilidad de detección y a la velocidad de disparo.
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