EE.UU.: Convertido en símbolo mundial, George Floyd es enterrado en Houston
WASHINGTON.- Dos semanas atrás, George Floyd era un hombre desconocido. Hoy, Floyd es enterrado como un símbolo global de la lucha contra el racismo.
"Va a ser recordado. Todos van a recordarlo alrededor del mundo. Él va a cambiar al mundo", lo enalteció su hermano, Philonise Floyd, en la última ceremonia para recordar su vida, en una iglesia en Houston, antes de su funeral.
El homenaje final a Floyd, en la Iglesia de La Fuente de la Alabanza, fue mucho más que un tributo a su vida y una condena –otra más– a su muerte. La ceremonia fue transmitida en vivo al mundo por todas las cadenas de televisión y los portales de los principales diarios del país, su familia volvió a demandar justicia con un dardo al presidente, Donald Trump, y el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, envió un fuerte mensaje a través un video, de apenas cinco minutos, en el que le habló a la familia, y llamó a enfrentar al racismo y a "curar las heridas del país".
Floyd, de 46 años, fue asesinado en la noche del lunes 25 de mayo en Minneapolis, Minnesota, al ser arrestado por cuatro policías. Tras ser sacado de su vehículo y esposado, Floyd fue forzado a acostarse boca abajo al lado de un patrullero y uno de los policías, Derek Chauvin, lo asfixió al colocar una de sus rodillas en su cuello durante ocho minutos y 46 segundos. Durante eso minutos, Floyd gritó por su madre y dijo, varias veces: "¡No puedo respirar". Floyd fue declarado muerto en el hospital.
Su asesinato y su grito desataron una ola de protestas contra la injusticia racial que comenzó en Minneapolis, se propagó al resto de Estados Unidos, y luego cruzó el Atlántico y la frontera sur del país, hacia Europa y América latina. Su nombre se sumó a la larga lista del historial de otros casos de brutalidad policial en Estado Unidos, como Eric Garner, Breonna Taylor, o Michael Brown, que le dieron vida e impulso al movimiento Black Lives Matter.
Muchos en Estados Unidos van hasta 1968, tras el asesinato de Martin Luther King Jr., para encontrar un estallido social similar al que provocó la muerte de Floyd.
La ceremonia en la iglesia en Houston, que tuvo rezos, discursos y cantos, fue el punto final a los tributos a Floyd, cuya muerte trágica que lo convirtió en un símbolo global de la lucha contra la injusticia racial. Su cara recorrió el mundo. Los jóvenes visten remeras que dicen: "No puedo respirar". Al dar el último adiós, el reverendo Al Sharpton, uno de los activistas por los derechos civiles más reconocidos del país, volvió a convocar a todos a una marcha en Washington, el 28 de agosto, cuando se cumpla un nuevo aniversario de la Gran Marcha de los 60 en la que King pronunció su famoso discurso en el que proclamó: "Yo tengo un sueño".
Además del reclamo de justicia, la familia de Floyd también abogó por un cambio con un mensaje directo a la Casa Blanca, y al presidente, Donald Trump. Brooklyn Williams, una joven sobrina de Floyd, dijo: "Alguien dijo ‘Restaura la grandeza de Estados Unidos’, pero ¿cuándo ha sido Estados Unidos alguna vez grande?", preguntó, invocando el mantra de campaña de Trump. "Estados Unidos, es hora de un cambio", afirmó, subiendo la voz.
En el centro de la iglesia, al lado del escenario, el cuerpo de Floyd, vestido con un traje marrón, yacía dentro de un ataúd dorado. Su familia, todos vestidos de blanco, se quebraron en un abrazo por última vez junto a Sharpton antes del último adiós.
Biden había viajado a Houston a reunirse cara a cara con la familia de Floyd. Ya de regreso en su casa, en Delaware, grabó un mensaje que fue transmitido por una pantalla gigante dentro de la iglesia. Biden, reconocido por su empatía tanto por sus partidarios como sus críticos, le habló directo a la familia, pero también al país.
"Es una carga –dijo Biden, sobre el duelo, un tema que lo ha acompañado a lo largo de su carrera política– una carga que ahora es su propósito, cambiar el mundo para mejor".
Biden dijo que ningún hijo debería hacerse la pregunta que muchos niños negros en el país se han hecho: "¿Por qué?". Y agregó que, recién cuando haya justicia para George Floyd, Estados Unidos estará en camino a la justicia racial.
"No podemos dejar este momento pensando que una vez más podemos darle la espalda al racismo que aguijonea el alma", afirmó el demócrata.
Un gigante bueno
En Houston, bajo un sol abrasador, miles de personas se acercaron en los últimos días para despedir al hombre cuya muerte cambió el escenario político del país, y sumó una nueva veta trágica a un año ya hundido en la tragedia. Floyd fue recordado como un "gigante bueno", según la descripción de su hermano, Philonise Floyd. "¡Conseguiremos justicia!", dijo entre lágrimas antes de que comenzara la ceremonia en Houston.
Con un físico imponente de 1,93 metro de altura, era amante de los deportes, y soñaba con estadios repletos. "George me miró y me dijo: 'Quiero tocar el mundo'", lo recordó al New York Times Jonathan Veal, de 45 años, en sus años de secundario. En los 90 se sumó al circuito subterráneo de hip-hop, donde era conocido como "Big Floyd". Y tuvo también un pasado complicado con las drogas y el crimen. Dejó la universidad, y a comienzos de la década de 2000 fue condenado por robo a mano armada y debió cumplir una condena de cuatro años.
Luego de cumplir su condena en prisión, Floyd se volcó a la religión y se mudó a Minneapolis en busca de un empleo estable y una vida normal. Floyd manejaba un camión para Salvation Army y trabajaba como portero en un bar. Su maestra de segundo grado, Waynel Sexton, dijo a la agencia AFP que Floyd soñaba con convertirse en juez de la Suprema Corte, según un texto que escribió cuando tenía unos 7 años.
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