El trágico final del crucero Princess of the Stars: 814 muertos y cuerpos encontrados dos años después
El 21 de junio de 2008, el transbordador que había partido del puerto de Manila perdió su eje en el camino; la advertencia que la compañía naviera ignoró y su fatal historial de hundimientos
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Todo parecía marchar bien en la mañana del 20 de junio de 2008, cuando el ferry Princess of the Stars partía del puerto de Manila, la capital filipina, hacia la ciudad de Cebú. El enorme transbordador llevaba 870 personas -111 tripulantes y 755 pasajeros- que se entregaban, confiados, a los conocimientos marítimos de la compañía que habían contratado para viajar.
Pero, en verdad, no andaba todo completamente bien, dado que, más temprano ese mismo día, el tifón Fengshen había tocado la Isla de Samar, ubicada a unos 750 kilómetros de distancia de Manila. Las autoridades ignoraron el hecho y consideraron que el Princess of the Stars podía navegar porque era “suficientemente grande como para mantenerse a flote en la periferia” de la tormenta.
Lo cierto es que el transbordador era grande, sí. Tenía una capacidad para transportar a 1992 pasajeros. Pero lanzarse al océano con el tifón amenazando a cientos de kilómetros no parecía ser la decisión más acertada. Sobre todo por lo que sucedió después, cuando el fenómeno natural cambió de dirección para encaminarse hacia el mismo sentido que el buque.
Este cambio en el trayecto de la fuerte tormenta llevó a la guardia costera de Filipinas a prohibir, a las 11:30 de la noche, la navegación de cualquier barco en la zona. Pero para el gigante buque construido en 1984 ya era demasiado tarde. Estaba en pleno océano bajo la amenaza de los fuertes vientos de Fengshen y, según los especialistas, el capitán ignoró las señales de advertencia.
De todas formas, al día siguiente, momentos previos al mediodía, el ferry lanzó una señal de socorro, pero perdió después todo tipo de contacto con la torre de mando. Hasta la empresa dueña de la embarcación, Sulpicio Lines, pidió ayuda de buques cercanos sin respuesta alguna y ni siquiera la guardia costera del país pudo actuar porque el clima se ponía cada vez más complicado.
Tragedia en altamar
El Princess of the Stars terminó volcado y fue sacudido por fuertes vientos y olas impulsadas por el violento tifón, que tuvo ráfagas de hasta 195 kilómetros por hora. De acuerdo con el testimonio de algunos sobrevivientes, a las 11:30 de la mañana, el capitán había lanzado la orden de ponerse los chalecos salvavidas y, minutos después, la directiva de saltar del barco.
El ferry de 23.824 toneladas comenzó a hundirse y la imagen final fue la de la mitad de su quilla sumergida en el agua a tres kilómetros de la Isla de Sibuyán. Solo 56 personas sobrevivieron: hubo 814 fallecidos.
De acuerdo con los reportes posteriores, la razón del fatal evento fue, además del tifón, el pobre criterio del capitán para advertir del riesgo de navegación en medio de la tormenta. “La causa inmediata del vuelco del buque a motor Princess of the Stars fue la falla del capitán en tener una excepcional agilidad y buena náutica, lo que derivó en un error de juicio que llevó al buque al centro del tifón”, dictaba el parte oficial de la Junta Marina Filipina de Investigación.
Los días posteriores al hundimiento fueron de pura angustia y desesperación para los familiares de pasajeros y tripulantes, que vivían expectantes el hallazgo de los cuerpos. Día a día aparecían más y más cadáveres, pero no todos pudieron ser encontrados. Sobre el capitán, se presume que murió.
“Algunos de nosotros saltamos pero fuimos separados por las grandes olas. Otros pudieron subirse a las balsas salvavidas, pero fue inútil porque los fuertes vientos las voltearon”, contó después uno de los sobrevivientes del hundimiento.
Otro, que consiguió saltar al agua y sobrevivir, estimaba horas después de haberse salvado que unas 100 personas podrían haber corrido su misma suerte. Las demás, en su recuerdo, habían quedado atrapadas en el barco. “Creo que deben haber fallecido todas”, reflexionó al respecto.
Mientras se llevaba a cabo la búsqueda, en Manila, los familiares de los viajantes exigían ver a sus seres queridos. “Aunque ya estén muertos”, decía Rey Gilbuena, un hombre que tenía 18 parientes a bordo del ferry.
Lógicamente, estaban indignados con la compañía naviera por haber tomado la decisión de zarpar a pesar de que el tifón Fengshen ya había alcanzado a tocar tierra en parte de la isla.
Las tareas de rastrillaje duraron dos años más, hasta 2010, cuando todavía seguían encontrando restos de las víctimas. La mayoría yacía dentro del barco hundido.
Una empresa con problemas
La compañía dueña del Princess of the Stars, Sulpicio Lines, intentó desprenderse de toda responsabilidad al alegar que el buque nunca fue advertido por la guardia costera del peligro que implicaba salir a navegar en tales condiciones climáticas.
Pero, tal como dictaminó la Junta Marina Filipina de Investigación, oficialmente, la causa del hundimiento estuvo ligada a la negligencia de quienes manejaban el ferry, que no les brindaron la seguridad necesaria a los pasajeros.
En relación a esto, algunos reportes posteriores de sobrevivientes establecieron que las balsas salvavidas estaban tan fuertemente atadas al barco que resultaba casi imposible conseguir desatarlas en medio de una emergencia.
Asimismo, testigos recordaron que, en el momento en que el barco comenzó a inclinarse, varias personas a bordo no contaban con el chaleco salvavidas, lo que denotó que “los miembros de la tripulación estaban más preocupados por su propia seguridad que por ayudar a los pasajeros”.
No obstante, Sulpicio Lines cargaba entonces con un historial para nada confiable en cuestiones de seguridad: 21 años antes del hundimiento del Princess of the Stars, otro ferry de la compañía naviera, el Doña Paz, había protagonizado el más trágico accidente marítimo en tiempos de paz tras chocar con un barco petrolero que dejó 4386 víctimas fatales.
Entre el fatal episodio con el Doña Paz y la tragedia de 2008, otros dos buques de Sulpicio Lines se accidentaron en el agua, el Doña Marilyn, en 1988, y el Princess of the Orient, en 1998.
Por todo esto, algunos años después, en 2015, la compañía fue suspendida, aunque a partir de entonces volvió a operar bajo otro nombre: Philippine Span Asia Carrier Corporation.
El mismo año en que fue suspendida, el Tribunal Regional de Manila obligó a la empresa a pagarles a los familiares de las víctimas un total de 5,47 millones de dólares para paliar, si es que algo lo paliaba, el daño causado.
El hundimiento del Princess of the Stars es recordado en el mundo, sobre todo en Filipinas, como una tragedia más que pudo ser evitada. Bastaba con hacerle caso al pronóstico y postergar ese viaje que nunca llegó a destino.
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