El testimonio de un argentino que sobrevivió a la masacre en Las Vegas: "Escuchábamos rebotar el plomo en el escenario, en la madera, en los fierros”
Christian Bianchi estaba detrás del escenario, trabajando, en el momento en el que comenzaron los disparos
El argentino Christian Bianchi, que trabaja en videos para recitales y obras de teatro, logró sobrevivir a la masacre de Las Vegas. Y sólo meses después de que su ex novia, también en el rubro del espectáculo, se salvara en otra matanza indiscriminada, la del estadio de Manchester durante el concierto de la cantante Ariana Grande.
“Mi ex novia estuvo en el atentado de Manchester, con Ariana Grande. Es contadora del tour, viaja con ellos. Vivió otra experiencia terrible y te preguntás, «puta, no puede pasar esto tan seguido»”, contó Bianchi al programa Perros de la Calle, de Andy Kusnetzoff, por Metro 95.1.
“No había otro objetivo que matar la mayor cantidad posible de gente”, dijo Bianchi, de 32 años y residente en California. Fue su primera certeza en medio del caos que entreveía desde atrás del escenario, donde estaba con la gente de video, audio, luces y demás técnicos a cargo del desarrollo del festival de música country.
“Llegué a agarrar el teléfono y poder mandar un mensaje a mis viejos diciéndoles que los amo. Lo agarré a mi cuñado del brazo y le dije: «Negro, yo te llevo a casa. Quedate tranquilo porque vos vas a volver a casa». Porque él es el papá de mis sobrinos. Yo no tengo hijos, no estoy casado. No sabés qué está pasando, y diez minutos es una eternidad”.
Luego le avisaron por radio que los interminables estruendos de muerte eran de un tirador apostado en el hotel de enfrente. Pero eso no lo hacía menos vulnerable.
“Cada vez que paraba para recargar o agarrar otra arma, nosotros teníamos la mínima esperanza de que lo hubieran matado o no arrancara de vuelta –relató-. Pero arrancaba de vuelta, y de vuelta. Lo que escuchábamos eran los rebotazos del plomo pegando en el escenario, en la madera, en los fierros.”
Cuando les indicaron por radio hacia dónde podían salir para escapar del infierno, se encontraron con la enorme multitud, poco antes alegre y festiva, arrojada en masa al cemento del predio. “Tenés gente cuerpo a tierra que no sabés si está herida, si está muerta. Vos estás rogando por tu vida, pensando que no la vas a contar, mandando un mensaje de despedida con la gente diciendo «los amo». No hay más que se pueda hacer”.
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