El sínodo amazónico le abrió la puerta a la ordenación de hombres casados
ROMA.- En medio de gran expectativa y después de tres semanas de debate, el sínodo sobre la Amazonia culminó hoy con un documento final que, tal como se esperaba, propuso la ordenación de hombres casados para hacerle frente a la falta de sacerdotes en zonas remotas y reabrió el debate sobre el diaconado femenino. Será el Papa quien, en los próximos meses, deberá decidir cómo implementar estos cambios pastorales que dividieron durante la asamblea a reformistas y conservadores y acapararon la atención mediática.
Consciente de esto, en su discurso de cierre de la reunión, el propio Papa al agradecer la labor de los medios les pidió un favor: no reducir el sínodo a estos temas, sino enfocarse en los fuertes diagnósticos sociales aportados. "El peligro es que se pierdan en pequeñas cosas disciplinarias e intereclesiales", advirtió, aludiendo a estas dos cuestiones y puntualizando al mismo tiempo el riesgo de que algunos dijeran "ganó tal sección o ganó tal otra".
El Papa destacó, de hecho, la dimensión ecológica y social del sínodo, que denunció en su documento final la "explotación compulsiva e ilimitada" de los recursos naturales de la casa común, así como de sus habitantes. "Se explota no sólo a la Creación, sino también a las personas", advirtió Francisco, que con este sínodo, al igual que con la encíclica Laudato Sí, reclamó una conversión ecológica, un cambio global de hábitos y políticas, poniendo en foco la Amazonia, una periferia de la periferia de dimensión global, que se extiende por 9 países y donde viven más de 33 millones de personas, de las cuales 2,5 millones de indígenas.
Más allá de esto, lo cierto en que durante las tres semanas de debates en el aula nueva del Sínodo hubo una batalla feroz entre una mayoría reformista y una minoría conservadora, que se reflejó en las votaciones de los 120 párrafos del documento final, que fueron aprobados por la mayoría de dos tercios de la asamblea de 181 padres sinodales. El párrafo más peleado fue el 111, que pidió "establecer criterios y disposiciones de la autoridad competente de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituída y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica".
Aludió así al tema de los "viri probati" (hombres de probada fe y término que no apareció en el texto), que está en discusión desde hace décadas en el seno de la Iglesia católica, rechazado por los sectores conservadores porque creen que significa una ruptura de la ley del celibato sacerdotal. Este fue propuesto durante la asamblea por una gran mayoría de obispos brasileños como solución a la falta de sacerdotes en zonas remotas. Y fue aprobado con apenas pocos votos más que la mayoría de dos tercios necesaria, que era de 120 votos: 128 padres sinodales votaron a favor y 41 en contra, en el párrafo que tuvo la mayor oposición.
"Muchas de las comunidades eclesiales del territorio amazónico tienen enormes dificultades para acceder a la Eucaristía. En ocasiones pasan no solo meses sino incluso varios años antes de que un sacerdote pueda regresar a una comunidad para celebrar la Eucaristía, ofrecer el sacramento de la reconciliación o ungir a los enfermos de la comunidad", explicó el documento, que, como había hecho el Instrumentum Laboris (documento preparatorio) reafirmó el valor de la ley del celibato "como un don de Dios". "Sabemos que esta disciplina no es exigida por la naturaleza misma del sacerdocio... aunque tiene muchas razones de conveniencia con el mismo", indicó asimismo, al subrayar que el celibato no es un dogma, tanto es así que en el rito oriental católico hay sacerdotes casados.
Diaconado para las mujeres
El párrafo 103 del documento planteó, por otro lado, otro tema complejo, que también dividió a reformistas y conservadores: el reclamo del diaconado permanente para las mujeres. Este punto también superó por poco la mayoría de dos tercios al obtener 137 votos a favor y 30 en contra.
"En las múltiples consultas realizadas en el espacio amazónico, se reconoció y se recalcó el papel fundamental de las mujeres religiosas y laicas en la Iglesia de la Amazonía y sus comunidades, dados los múltiples servicios que ellas brindan. En un alto número de dichas consultas, se solicitó el diaconado permanente para la mujer. Por esta razón el tema estuvo también muy presente en el Sínodo", indicó el texto, que recordó que en 2016 el Papa creó una comisión para analizar este tema que no llegó a ninguna conclusión clara.
"Recojo el guante", dijo el Papa, mirando a las mujeres que participaron de la asamblea, al anunciar que volverá a convocar esta comisión, nombrando a más miembros, para seguir analizando la cuestión que horroriza a los sectores más conservadores que temen que el diaconato femenino lleve al sacerdocio femenino. "Queda corto lo que es la mujer. Todavía no hemos caído en la cuenta de lo que significa la mujer en la Iglesia", destacó Francisco.
El documento final también propuso la creación de un "rito amazónico" que "exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario y espiritual amazónico; la creación de un Observatorio socio pastoral amazónico que trabajaría en alianza con otros entes; y la puesta en marcha de una oficina amazónica en la curia romana, en el marco del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral.
El texto propuso también definir el "pecado ecológico", como una acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el ambiente y una alianza de la la Iglesia con los pueblos amazónicos. "La Iglesia se compromete a ser aliada de los pueblos amazónicos para denunciar los atentados contra la vida de las comunidades indígenas, los proyectos que afectan al medio ambiente, la falta de demarcación de sus territorios, así como el modelo económico de desarrollo depredador y ecocida", indicó el párrafo 46. "La presencia de la Iglesia entre las comunidades indígenas y tradicionales necesita esta conciencia de que la defensa de la tierra no tiene otra finalidad que la defensa de la vida", concluyó.
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