El Sherlock Holmes de los Andes
El hombre que capturó a Abimael Guzmán, en 1992, jugó ahora un papel clave en la detención de Montesinos
LIMA (De un enviado especial).- Analítico, suspicaz y gran observador, al ministro del Interior peruano, Antonio Ketín Vidal, muchos lo llaman el Sherlock Holmes de los Andes.
Su gran pasión y especialidad son los minuciosos trabajos de inteligencia, que le han ganado el máximo respeto de sus compatriotas y la fama internacional. Fue él quien, en 1992, capturó a Abimael Guzmán, el temido líder de Sendero Luminoso que con su campaña de bombas y asesinatos marcó para siempre con sangre y terror la historia de este país andino. Y fue él, también, quien dirigió la intensa búsqueda que, la semana pasada, terminó con la detención de Vladimiro Montesinos, el ex asesor de Inteligencia del destituido presidente Alberto Fujimori y "cerebro" de la red de corrupción más grande que haya existido en Perú.
Cuando en noviembre del año último el presidente provisional, Valentín Paniagua, lo nombró ministro del Interior, a Ketín Vidal se le dio una orden muy clara: arrestar a Montesinos, su enemigo íntimo. Es que Ketín Vidal y Montesinos formaron parte de la misma camada que estudió en la Escuela Militar de Chorrillos, donde las diferencias entre ambos marcarían para siempre su relación. Montesinos siguió su carrera en el ejército y Ketín Vidal prefirió ingresar en la policía.
Inteligencia y paciencia
De padre y madre maestros, el general Ketín Vidal nació el 13 de junio de 1945 en San Pedro, provincia de Marañón. De chico estudió en un tradicional colegio católico de Lima, donde se destacó en ciencias así como en la práctica de fútbol y basquetbol. Hoy, sin embargo, la imagen que da es la de haber sido toda la vida un "ratón de biblioteca", con su mirada seria escondida tras unos anteojos de aumento, el entrecejo fruncido y prolijísimos trajes y corbatas. Lejos está del agente de policía estilo Rambo. Sus principales armas son la inteligencia y la paciencia. Amante de la música clásica, le gusta acompañarla con lecturas de filosofía o libros de Dostoievsky y Hesse.
En 1966 egresó como alférez y obtuvo la espada de honor. También comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de San Marcos, y en 1987 se recibió de abogado.
Pero lo suyo era la investigación policial, en la que era y es considerado por los que trabajan con él, un experto. Realizó cursos tanto en la ex KGB como en Scotland Yard. En 1991, apenas un año después de asumir el poder Fujimori, Ketín Vidal fue puesto a cargo de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (la Dincote) con la misión de desarticular las cúpulas de los grupos terroristas Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.
Para entonces estaba casado con Gladys Tambini, abogada y ex jueza, con quien tiene un hijo, Marco, de 12 años. Viven en una modesta casa en el barrio limeño de San Borja, son muy unidos y todos los domingos van juntos a misa.
Sus colaboradores aseguran que no grita, ni insulta, ni tiene vicios como el alcohol o el cigarrillo, pero agregan que, hace casi diez años, la captura de Guzmán lo obsesionaba. Llegaba a su oficina a las siete y se retiraba a la medianoche. Llevó adelante un meticuloso trabajo de inteligencia que mantuvo en secreto, incluso ante las autoridades del SIN, controlado ya por Montesinos. Sus infatigables esfuerzos dieron fruto: el 12 de septiembre de 1992, sin derramar una gota de sangre, Guzmán fue detenido.
"Usted sabe..., en la vida se gana o se pierde -dijo un sereno Ketín Vidal a Guzmán mientras le estrechaba la mano-. Usted es dialéctico, tiene que entender que ha perdido." En referencia a esas ya célebres frases, el domingo último, cuando Montesinos fue entregado en Caracas a su ex compañero de aula, le dijo: "Me ha tocado perder".
Mayor distancia
Tras la captura de Guzmán, la relación entre Montesinos, el "Rasputín" de Fujimori y el jefe de la Dincote se volvió cada vez ríspida. Montesinos no quería que nadie le hiciese sombra y Ketín Vidal era un obstáculo grande para él. Sobre todo porque se volvió un personaje muy popular al donar a una organización para niños huérfanos su parte de la recompensa de un millón de dólares que el gobierno había ofrecido por la cabeza de Guzmán.
En vano, Montesinos intentó sobornarlo. El 2 de enero de 1996 Ketín fue designado director general de la policía, cargo en el que duró hasta el 19 de abril de 1997. La manipulación que hacía Montesinos de los ascensos de policías y militares elevó las tensiones y Ketín Vidal prefirió renunciar y pedir la baja. Como consuelo, Fujimori le ofreció un "exilio dorado" a través de una agregaduría en Washington, pero él la rechazó.
Algunos de sus allegados aseguran que desde entonces se dedicó a dar conferencias y preparar un futuro libro sobre la caída de Guzmán. Pero Ketín Vidal también se preocupó por alimentar sus ambiciones políticas. Fundó una pequeña agrupación y, a principios del año pasado, Montesinos lo llamó para ofrecerle la vicepresidencia en la fórmula con Fujimori, que buscaba un tercer mandato. Ni el presidente ni su asesor imaginaban que ese hombre al que intentaban convertir en su aliado se convertiría, tan sólo en un año, en su peor enemigo y sabueso.