El sabotaje de cuatro buques sube la tensión en el Golfo Pérsico
PARÍS.- Los "actos de sabotaje" contra cuatro buques mercantes perpetrados frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) aumentaron ayer en forma vertiginosa la tensión en el Golfo Pérsico, una de las zonas geopolíticas más sensibles del planeta.
Aunque no hubo ninguna individualización sobre los autores del ataque, numerosas fuentes marítimas y diplomáticas señalaron a Irán , país que se apresuró a desmentir su participación y apeló a realizar una "profunda investigación".
Dos de las unidades saboteadas son los petroleros de Arabia Saudita Al Marzoqah y Amjad, que sufrieron "daños significativos", según afirmó el ministro de Energía de ese país, Khalid Al Falih, poco después de la denuncia formulada por la cancillería emiratí. Al Falih no precisó, sin embargo, la magnitud del perjuicio ni la naturaleza de la agresión. Un tercer barco era emiratí. El cuarto era el tanquero noruego Andrea Victory, que sufrió daños en la popa a la altura de la línea de flotación, provocados al parecer por una explosión.
Hasta anoche, ni Arabia Saudita ni los EAU habían dado detalles sobre los actos de sabotaje. Uno de los barcos se dirigía al puerto de Ras Tanura para cargar crudo de la compañía estatal Aramco destinado a clientes en Estados Unidos . No hubo víctimas ni derrame alguno, indicó el ministro.
Pero el incidente provocó de inmediato la conmoción internacional.
"Estamos muy inquietos por el riesgo de que estalle un conflicto por accidente como resultado de la escalada de tensiones", comentó ayer el canciller británico, Jeremy Hunt, poco antes de reunirse en Bruselas con sus homólogos europeos y con el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo.
El incidente ocurrió cerca del emirato de Fujairah, el más pequeño de los siete miembros de los EAU y uno de los centros de abastecimiento de petróleo más grandes del mundo, que se encuentra a la salida del estrecho de Ormuz. Ese estrecho, que según Henry Kissinger representaba la "vena yugular de la economía occidental", es una ruta de tránsito de hidrocarburos que -accesoriamente- separa a los países árabes del Golfo de Irán.
Por ese istmo de menos de 50 km de ancho transita el 30% de la energía que consume Occidente y el 60% de las necesidades de Asia. Un agravamiento de la tensión en la Península Arábiga -que concentra el 60% de las reservas probadas del planeta- podría provocar la estampida de los precios del petróleo.
Según Al Falih, el ataque aspiraba a afectar la libertad de navegación en el Golfo y el abastecimiento de combustible a todo el mundo. Aludiendo a la importancia de esa vía marítima crucial, recordó que la comunidad internacional comparte con los países de la región la responsabilidad de proteger la seguridad de la navegación marítima y de los petroleros en esa región de crucial valor estratégico.
Aunque no hubo ninguna acusación sobre los autores del ataque, las denuncias de Arabia Saudita y sus aliados árabes del Golfo parecen orientadas a incriminar a Irán.
Estados Unidos anunció en abril el fin de las dispensas que había acordado a China, India, Italia, Grecia, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Turquía para que siguieran comprando petróleo a Teherán. En respuesta a esa iniciativa, que el régimen de los ayatollahs consideró una agresión, los Guardianes de la Revolución amenazaron con bloquear el estrecho de Ormuz. El domingo, el jefe de la división aeroespacial de ese cuerpo militar de elite, Amirali Hajizadeh, advirtió que "si [los estadounidenses] hacen un movimiento, les golpearemos en la cabeza".
Teherán respondió de inmediato a esas insinuaciones "alarmantes y lamentables", insinuando que el culpable podría ser "un tercer país", fórmula que alude a Israel.
Después de denunciar el "aventurismo de actores extranjeros" para perturbar la navegación, el vocero de la cancillería iraní, Abbas Moussavi, consideró que era imprescindible obtener "clarificaciones sobre el alcance exacto" de esos ataques, pues este tipo de incidentes tienen un "impacto negativo sobre la seguridad de la navegación en el Golfo".
La Casa Blanca acusó la semana pasada a Irán de poner en peligro sus intereses en el Golfo y denunció el riesgo de que intente perpetrar alguna acción de "provocación". Para prevenir esas supuestas amenazas, envió a la región el portaaviones Lincoln y el buque de asalto anfibio Arlington, una escuadrilla de cazabombarderos B-52 a una base aérea que posee en Qatar y una batería de defensa antiaérea Patriot.
Ese inquietante episodio, que provocó un repentino incremento de la tensión internacional, fue analizado anoche en una reunión que mantuvo Pompeo con sus pares de Gran Bretaña, Francia y Alemania, los tres países europeos signatarios del acuerdo nuclear con Irán .
Pompeo suspendió una reunión que tenía prevista en Moscú para asistir a ese encuentro. En los últimos días también había anulado los viajes que tenía previstos a Berlín y Groenlandia para consagrarse exclusivamente a la crisis con Irán. Pero la reunión no fue fácil. La Unión Europea rechaza la estrategia de tensión de Estados Unidos con Irán.
"Le dije claramente que estamos preocupados por las tensiones en la región y no queremos una escalada militar", declaró el jefe de la diplomacia alemana, Heiko Maas.
Su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, lo respaldó: "La posición norteamericana de aumentar las presiones y sanciones [contra Irán] no nos conviene". Según la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini, la UE tiene "muy serias divergencias y diferencias [con Estados Unidos].
"Creemos que el diálogo es la mejor forma de abordar los problemas y evitar una escalada", concluyó.
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