El round de Pensilvania
Por Mario Diament
MIAMI.- Rocky Balboa, la musculosa invención de Sylvester Stallone, nació en Columbus, Ohio, pero hizo su carrera en Filadelfia, Pensilvania. Tanto es así que algunos de sus apodos, además de "el Semental Italiano", eran "el Hijo Favorito de Filadelfia", "el Martillo de Filadelfia" o "el Caballo de Hierro de Filadelfia".
Su gran pelea con el campeón mundial Apollo Creed, en la primera película de la serie, que Stallone filmó en 1976, también tiene lugar en Filadelfia. Y aunque Creed ganó por decisión dividida y Rocky casi se queda en la lona en la penúltima vuelta, Rocky tuvo el orgullo de haberle aguantado al campeón las 15 vueltas de pie, una hazaña que hasta entonces nadie había logrado.
El martes, Pensilvania volverá a ser el escenario de un combate histórico y una vez más se trata de una lucha despareja en la que para uno de los contendientes, en este caso Hillary Clinton, el objetivo no es tanto ganar como resistir.
Objetivamente, Barack Obama puede considerarse el dueño del título. Tiene más delegados, más votos y más estados ganados que su rival. Tiene la corriente a su favor. Es Clinton la que debe encontrar las zonas vulnerables del campeón y pegarle donde lo pueda sentir.
Como Rocky, Clinton ha probado que puede absorber una medida considerable de castigo y seguir adelante. Los ataques no la amilanan. Al igual que Rocky, carga con el cuerpo y empuja a sus rivales contra las cuerdas, golpeando obstinadamente y tratando de debilitarlos. No le importa cuántas vueltas lleva ganadas el otro; está convencida de que un golpe afortunado lo dejará tendido en la lona.
Al igual que Rocky, Clinton se juega todo en Pensilvania. Una derrota o un triunfo no concluyente la pondrán fuera de carrera. Obama tiene una ventaja de 200 delegados. Pensilvania aporta 158 y después quedarán 408 por dirimir. Entre ellos, los 115 de Carolina del Norte, un estado cuya primaria se realizará el 6 de mayo y que Obama puede ganar con relativa facilidad. De modo que las chances de una victoria son tan improbables como las de Rocky cuando enfrentó a Creed.
La segunda pelea entre el campeón del mundo y "el Martillo de Filadelfia" se hizo a pedido de Creed, molesto por las insinuaciones de que Rocky había sido el verdadero ganador y de que su victoria había sido un regalo de los jueces. Ambos se enfrentaron una vez más.
Esta vez, Creed dominó la pelea. Para el momento en que llegan a la 15a. vuelta, Rocky está deshecho. Aun así, logra colocarle una izquierda y los dos se desploman. El juez comienza la cuenta. Cuando llega a 9, Creed sigue en la lona, pero Rocky logra levantarse y es proclamado campeón.
Hillary Clinton aspira a lo mismo. Realista como es, no fantasea con una victoria categórica. Le basta con una forjada en el último minuto, arrancada al contendiente por obra de pura resistencia.
Sus allegados aseguran que no habrá toalla. Aunque pierda en Pensilvania, Clinton no abandonará la pelea hasta el final, dicen. Como Rocky, quiere terminar de pie y dejar que los jueces determinen el resultado. Dicen que es testaruda porque está convencida de que es la única que puede ganarle a John McCain y que es la más preparada para ocupar la Casa Blanca.
Pocos días antes de la pelea con Creed, Rocky le confiesa a su novia que él sabe que no podrá con el campeón. Y cuando ella le pregunta por qué insiste en enfrentarlo, Rocky responde: "Porque no importa. ¿Sabés? Estuve pensando que no importa si pierdo esta pelea. Tampoco me importa si este tipo me abre la cabeza. Todo lo que quiero hacer es llegar hasta el final. Nadie nunca llegó con Creed y, si yo puedo llegar, si esa campana suena y yo todavía estoy parado, sabré por primera vez en mi vida que no he sido un vagabundo más en mi barrio".