El riesgo de una crisis alimentaria: se recalienta la guerra diplomática por los granos de Ucrania
El efecto acumulativo de los ataques rusos contra Ucrania y el bloqueo de los puertos del Mar Negro, así como las sanciones occidentales contra las exportaciones de Moscú, desataron un astronómico aumento de precios en lugares muy alejados de la zona de conflicto
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WASHINGTON.- Hay que pensarlo como una guerra detrás de la guerra. La invasión del 24 de febrero de Rusia a Ucrania y las ofensivas militares en marcha para capturar el territorio de su vecino han causado gran destrucción por sí mismas, con decenas de miles de civiles muertos, millones de desplazados, y miles de millones de dólares en daños en las ciudades y la infraestructura ucranianas.
Pero esa crisis también ha causado una tremenda ola expansiva que llega a todos los rincones del mundo. El efecto acumulativo de los ataques rusos contra Ucrania y el bloqueo de los puertos del Mar Negro, así como las sanciones occidentales contra las exportaciones de Rusia, han desatado un astronómico aumento de precios en lugares muy alejados de la zona de conflicto. En los países pobres de Asia y África, el costo de los productos básicos, como el trigo y el aceite de cocina, se disparó a niveles inaccesibles para sociedades que ya tenían problemas de subsistencia. Tan solo en el Cuerno de África, este año podían sufrir hambre unos 20 millones de personas, a causa de la escasez de alimentos y de una interminable sequía.
Ahora los gobiernos de todo el mundo están buscando alternativas que permitan liberar las inmensas reservas de productos agrícolas que tiene Ucrania, sobre todo el trigo. Las autoridades ucranianas dicen que en su territorio hay atrapados unos 20 millones de toneladas de granos listos para exportar, debido a que Rusia mantiene bloqueados los puertos que siguen en manos de Ucrania y que las fuerzas del Kremlin al parecer bombardean los silos y centros de acopio.
A través de diversos canales diplomáticos, el gobierno de Ucrania está explorando la posibilidad de hacer los envíos de granos por tren hasta los remotos puertos del mar Báltico, así como hasta la vecina Rumania. Pero se interponen importantes problemas logísticos, como confirmar si esos puertos efectivamente tienen capacidad de absorber esa carga adicional. La infraestructura construida durante la Guerra Fría también puede traer complicaciones.
“Ucrania, Rusia, Lituania y otros exintegrantes de la Unión Soviética usan el ancho de trocha estándar de los rusos”, explica el diario The Wall Street Journal. “Polonia, Rumania y la mayoría del resto de Europa usan una trocha más angosta. Para atravesar con granos al llegar a esas fronteras, habría que cambiar el rodado de los vagones o traspasar la carga a otro tren.”
El lunes, los medios estatales rusos informaron de un incipiente plan ruso-turco para flexibilizar el bloqueo del gran puerto de Odessa, uno de los más importantes del mar Negro. Los barcos turcos ayudarían a desminar las aguas frente a la ciudad costera, y garantizarían el salvoconducto de los barcos cargados con cereal ucraniano a través del Bósforo y hacia los puertos del Mediterráneo. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, dijo este miércoles en Ankara que Moscú estaba dispuesta “a garantizar la seguridad de los navíos que partan de los puertos ucranianos en cooperación con nuestros colegas turcos”.
El gobierno de Kiev, sin embargo, manifestó serias reservas sobre la propuesta. “Al hablar anticipadamente del supuesto acuerdo, lo que quiere Rusia es endilgarle a Ucrania la responsabilidad por la disrupción en los envíos”, le dijo el viceministro de economía ucraniano, Taras Kachka, a la agencia de noticias Bloomberg News. “Pero la única verdad es que la crisis alimentaria fue generada artificialmente por Rusia y solo por Rusia”.
El ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, advirtió por Twitter que el Kremlin intentará usar esta “apertura” para forzar la invasión de Odessa. En las últimas semanas, políticos y diplomáticos de Polonia y los países del Báltico -los más temerosos de los objetivos del Kremlin- hicieron advertencias similares y desaconsejaron entrar en diálogo con el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre una flexibilización del bloqueo marítimo.
Foco de atención
Los funcionarios rusos tratan de correr el foco de atención hacia sus propias exportaciones de alimentos y fertilizantes, que se ven frustradas por las sanciones occidentales impuestas a la economía de Rusia desde su invasión de Ucrania. Y desde Washington y Kiev acusan a Moscú de usar su bloqueo del mar Negro como una forma de chantaje para obtener cierto grado de alivio de las sanciones.
Según los funcionarios estadounidenses, también habría evidencias de que hay barcos rusos que transportan grano ucraniano “robado” desde puertos bajo su control, incluso desde la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014. “Cuesta mucho creer en la buena fe de Moscú cuando ofrece algo, sobre todo cuando al mismo tiempo están destruyendo de manera activa e intencional la producción agrícola de Ucrania, exacerbando la inseguridad alimentaria mundial”, declaró un funcionario estadounidense a Politico.
Pero los gobiernos de otros países son más receptivos a la posición rusa. El presidente de Senegal, Macky Sall, quien también preside la Unión Africana, se reunió el viernes con Putin en la ciudad de Sochi, sobre el mar Negro. Allí, Sall se lamentó de que los países africanos, “a pesar de estar lejos del teatro de operaciones, son víctimas de esta crisis a nivel económico”.
Entre 2018 y 2020, el continente africano importó de Rusia y Ucrania casi el 44% del trigo que consume, pero a causa de las recientes disrupciones por la guerra, los precios del trigo en África han subido un promedio del 45%, según el Banco Africano de Desarrollo.
Con Putin a su lado, Sall pidió ayuda tanto para Ucrania como para el país que decidió atacarla. “Esta crisis produjo el cese de las exportaciones de Ucrania, pero también de las de Rusia debido a las sanciones”, dijo Sall ante los periodistas. “Es absolutamente necesario que los gobiernos de Occidente faciliten la exportación de granos de Ucrania, pero también que Rusia pueda exportar fertilizantes, productos alimenticios, y sobre todo cereales”.
En la Asamblea General de la ONU, la mayoría de las naciones africanas votaron para condenar la invasión rusa, pero momentos de creciente crisis económica, a los países alejados del conflicto deja de importarles cómo reciben los alimentos o quién se los envía.
“A los africanos no les importa de dónde vienen los alimentos, y si alguien pretende darles lecciones de moral, se está equivocando”, le dijo al The New York Times Hassan Khannenje, director del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos HORN con sede en Kenia, en referencia a los informes que hablan de envíos de grano ucraniano robados por Rusia.
“La necesidad de alimentos es tan grave que no hay nada que debatir”, dice Khannenje.
Ishaan Tharoor
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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