El relato de película de la liberación de los rehenes israelíes y el impactante video que muestra la operación
Este relato se basa en más de una docena de entrevistas con oficiales militares israelíes anteriores y actuales, familiares de rehenes y testigos oculares palestinos
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JERUSALÉN.- Osama Abu Asi recuerda que el sábado a la mañana el mercado del campo de refugiados de Nuseirat estaba lleno de gente. A lo lejos se escuchaba el ruido de los combates, pero eso no parecía haber desalentado a quienes habían salido a hacer las compras y revisaban los pocos paquetes de harina y azúcar que Osama había acomodado sobre una manta en el suelo.
Lo que Osama no sabía era que ahí nomás, en un departamento de primer piso, estaba sentada una joven de pelo negro conocida en todo el mundo por un video viral que mostraba cómo se la llevaban secuestrada a Gaza en una moto el 7 de octubre, mientras ella gritaba “¡No me maten!”.
La mujer en ese departamento del primer piso era Noa Argamani, uno de los 250 rehenes secuestrados ese día por Hamas.
Su día 245 de cautiverio había comenzado como casi todos los demás, pero poco después de las 11 de la mañana escuchó un golpe en la puerta, seguido de gritos. De repente, la habitación se llenó de soldados israelíes. “¡Están siendo rescatados!” gritaron en hebreo.
“Llegaron de pronto, aparecieron de la nada”, le diría Noa horas después a su amigo Yan Gorjaltsan.
La operación de rescate del sábado —donde fueron liberados cuatro rehenes israelíes y fueron abatidos más de 270 palestinos, según funcionarios de salud de Gaza—, fue uno de los episodios más dramáticos y mortales de la guerra de Israel contra Hamas. Este relato de los hechos se basa en más de una decena de entrevistas a militares retirados y en funciones de Israel, a familiares de los rehenes y a testigos presenciales palestinos, así como en el análisis de secuencias de video verificados.
Argamani y otros tres rehenes israelíes fueron extraídos del centro de Gaza y devueltos a sus familiares en Israel tras una compleja operación diurna de la que participaron miles de soldados, técnicos y analistas.
Según los funcionarios israelíes, el operativo fue planeado durante semanas y ejecutado sin problemas, hasta que la incursión del comando derivó en una balacera con milicianos de Hamas. El ejército israelí respondió con un masivo ataque aéreo contra las concurridas calles de Nuseirat.
Osama recuerda que seguían cayendo bombas, sin parar, y que en las calles solo se escuchaban gritos.
“Parecía el día del juicio final”, dice.
Una misión secreta
Los preparativos de la operación llevaron meses.
Desde el momento mismo de los ataques del 7 de octubre, las unidades de inteligencia israelíes y sus homólogos norteamericanos venían analizando pistas digitales, imágenes e interceptaciones de drones para localizar a los rehenes. Hasta que hace unas semanas se enfocaron en Nuseirat como la ubicación actual de cuatro rehenes que habían sido capturados en una rave al aire libre en el desierto, justo frente a la valla fronteriza con Gaza.
Entre ellos estaba Noa Argamani. Los funcionarios de las Fuerzas de Defensa de Israel dijeron que sabían que durante su cautiverio la habían trasladado por Gaza más de una vez. Los analistas confirmaron que en ese momento estaba detenida sola en un departamento de primer piso, y que había otros tres rehenes —Almog Meir Jan, de 22 años, Andrey Kozlov, de 27 y Shlomi Ziv, de 41— estaban en el tercer piso de un edificio cercano.
La planificación comenzó bajo el más estricto secreto. Según los funcionarios de Israel, se construyeron maquetas en tamaño real de los dos edificios para que las tropas ensayaran, algo similar a los preparativos de los comandos israelíes antes de su famoso rescate de más de 100 rehenes en Entebbe, Uganda, en 1976.
Durante semanas, miembros de la unidad especial antiterrorista Yamam, de la agencia de seguridad interna del país Shin Bet, y de las FDI hicieron simulacros para una inusual misión diurna.
“Nos pareció que en esos departamentos con guardias armados, el mayor efecto sorpresa se lograría durante el día”, señaló el contraalmirante Daniel Hagari, portavoz de las FDI.
Eso implicaba un mayor riesgo al entrar y salir de los edificios, y también que habría más cantidad de civiles palestinos en las calles.
Algunos soldados que participaron de los simulacros no sabían su propósito exacto, agregaron los funcionarios.
“Una de las cosas más difíciles fue mantenerlo todo en secreto”, dijo un comandante de la Brigada Givati, que en el relato de la operación publicado por las FDI es identificado como el teniente coronel Ziv.
Los comandantes esperaron el momento adecuado y desplegaron excavadoras militares para preparar el terreno para la incursión dentro de Gaza.
“Trabajamos en las rutas alrededor de Nuseirat y en la cercana ciudad de Deir al-Balah, para que en el momento de la verdad los vehículos pudieran pasar fácilmente”, dijo el mayor Eliav, comandante de la Brigada Kfir, a quien las FDI identificaron sólo por su apellido y cargo.
Finalmente, el jueves, los militares estaban listos para actuar. La prevista reunión del Gabinete de Seguridad fue cancelada para evitar filtraciones, según comentó un funcionario israelí que habló bajo condición de anonimato debido a la sensibilidad del tema.
El primer ministro Benjamín Netanyahu se reunió esa noche con un pequeño grupo de altos líderes de seguridad para dar luz verde a la ejecución del plan.
“Tenemos el diamante”
El sábado por la mañana, el jefe del Estado Mayor de las FDI, Herzi Halevi, el director del Shin Bet, Ronen Bar, y Hagari estaban apiñados en una sala de mando llena de monitores.
A las 11 a. m., Halevi dijo: “Vamos”.
Según funcionarios de las FDI, de la operación participaron miles de personas. Las fuerzas especiales tardaron unos 25 minutos en llegar desde Israel a Nuseirat. Aún no está claro cómo fueron trasladadas.
Testigos palestinos dicen que algunas tropas llegaron en dos vehículos encubiertos, uno de los cuales se parecía a los camiones que usa Israel para llevar mercadería a Gaza. El otro era una camioneta Mercedes blanca, repleta de muebles y otras pertenencias, algo común en un campo de refugiados que alberga a miles de familias desplazadas.
En un comunicado, el ejército dijo que “Las FDI no utilizaron ningún camión civil”.
Dos videos verificados por The Washington Post muestran el camión de una marca de jabón para lavar platos trasladándose junto a vehículos blindados israelíes a un kilómetroy medio al oeste del ataque. Los vehículos se dirigen hacia el oeste, alejándose de Nuseirat, y no está claro si los vídeos fueron filmados antes o después de la redada.
La Mercedes blanca es visible en un tercer vídeo verificado, tomado desde el balcón de un edificio residencial en el centro del campamento de refugiados. Allí se pueden ver dos escaleras apoyadas en el costado de una casa, que conducen a un piso superior al lado del camión. “Llegaron”, dice la voz de la mujer que filmó furtivamente esa escena de seis segundos.
Hussam al-Arouqi, de 33 años, volvía de la panadería con su hermano Issam, y relata que dos hombres vestidos de civil y unos 10 soldados fuertemente armados bajaron de la parte trasera de la Mercedes. Los soldados abrieron fuego y su hermano fue alcanzado por tres disparos.
“Se derrumbó y empezó a sangrar” y trató de alejarse a la rastra, dice Hussam, y agrega que había helicópteros Apache volando bajo.
Pasó más de una hora hasta que Hussam sintió que era seguro acercarse hasta donde había quedado tendido su hermano y llevarlo al hospital en un carro tirado por un burro. Issam internado sigue en estado crítico.
Las tropas israelíes lograron llegar hasta el departamento donde estaba Argamani sin alertar a los guardias, dice Harari, que seguía en vivo la situación a través de videos de drones que sobrevolaban el edificio y de las imágenes que transmitían las cámaras de los cascos de los soldados. Casi en simultáneo, a unos 220 metros de distancia, otras unidades ingresaron al edificio donde estaban cautivos los tres rehenes varones.
“En el edificio de Noa Argamani, los tomamos totalmente por sorpresa”, apuntó Hagari.
La atónita joven fue llevada escaleras abajo hasta un vehículo y conducida hasta un helicóptero que esperaba ahí cerca.
Los soldados transmitieron la buena noticia con una frase en código: “Tenemos el diamante en la mano.”
El helicóptero despegó en dirección a un hospital cerca de Tel Aviv. A las 12:20 horas del mediodía, la familia de Argamani se enteró de que la joven ya era libre.
Para entonces, la operación en Nuseirat se había desviado. Los guardias con los tres rehenes masculinos no fueron tomados por sorpresa. Un comandante de Yamam recibió un disparo cuando entraban al edificio. Se produjo un tiroteo que expuso la misión encubierta.
“Inmediatamente se convirtió en una zona de guerra”, dijo Amir Avivi, general de brigada reservista y exsubcomandante de la división de Gaza de las FDI.
Los soldados lograron meter a los tres rehenes en un vehículo, pero éste se averió bajo el fuego de Hamas con rifles y granadas propulsadas por cohetes. En un momento, dijo Avivi, se vieron obligados a abandonar el vehículo y buscar refugio en un edificio cercano.
Los comandantes pidieron apoyo aéreo.
“La fuerza aérea empezó a disparar para darles un corredor, un muro de fuego”, dijo el mayor general retirado David Tsur, excomandante de Yamam.
Las explosiones sacudieron las calles estrechas, que se han vuelto más concurridas en las últimas semanas con familias desplazadas por la ofensiva de Israel en el sur de Gaza.
Hubo matanzas por todas partes, dijo Abu Asi, incluyendo mujeres y niños muertos. Las carreteras estaban llenas de “tanques, artillería, partes de cuerpos y heridos… nada más que un salón de sangre”.
Se apoderó del tuk-tuk que usaba para transportar su mercancía y transportó a unas dos docenas de muertos y heridos al Hospital de los Mártires de al-Aqsa en Deir al-Balah, donde, según dijo, los cuerpos cubrían el suelo.
“Estaban disparando y apuntando a todo”, dijo el paramédico Abdel Hamid Ghorab desde el cercano hospital de Al Awda, que luchaba por tratar a la avalancha de heridos. “Ninguno de nosotros podía siquiera decir lo que pasó afuera”.
El Ministerio de Salud de Gaza dijo que al menos 274 personas murieron; no estaba claro cuántos eran combatientes.
En las redes sociales, la gente compartía frenéticamente noticias sobre ataques aéreos y movimientos de tropas, publicando nombres y fotografías de sus seres queridos de los que estaban separados. Posteriormente vinieron los homenajes a los muertos.
“Los aviones atacaron docenas de objetivos militares para el éxito de la operación”, dijeron las FDI en un comunicado. “Hamas, de una manera muy cruel y cínica, mantiene rehenes dentro de edificios civiles”.
Las fuerzas israelíes, con los tres rehenes, se alejaron del mercado y finalmente llegaron a la playa. No lejos del muelle temporal construido por la Marina estadounidense para entregar ayuda humanitaria, esperaba un segundo helicóptero.
Los cautivos rescatados subieron al interior y cargaron al oficial herido. Más tarde moriría a causa de sus heridas.
El helicóptero llevó a los tres rehenes a la libertad mientras la guerra rugía detrás de ellos.
Por Steve Hendrix, Shira Rubin, Loveday Morris, Heba Farouk Mahfouz y Hajar Harb
Traducción de Jaime Arrambide
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