El relato de los ucranianos desde el epicentro de los bombardeos rusos: “Kharkiv está arruinada”
Habitantes de la segunda ciudad más grande del país, que es atacada por las tropas rusas pero todavía no fue tomada, hablaron con LA NACION; un hombre huirá junto a su familia, mientras que otros se quedarán para resistir
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Apenas 40 kilómetros separan a la segunda ciudad más grande de Ucrania de la frontera con Rusia. Pero la distancia parece haberse acortado desde que el enemigo ingresó al territorio por tierra y por aire, convirtiendo a Kharkiv en el punto más caliente de combate en la guerra por controlar Ucrania.
“La situación es horrible. Kharkiv está arruinada”, dijo conmocionada en conversación con LA NACION la ucraniana Alina Dubeiko desde su departamento en el centro de la ciudad, en el que vive desde que comenzó la invasión con su marido, sus padres, su hermano y su abuela. “Hoy [por ayer] fue el día más difícil desde que empezó la guerra porque tuvimos bombardeos desde aviones y por tierra. Es difícil. Kharkiv era una ciudad hermosa”.
Kharkiv se convirtió en uno de los principales blancos del ejército ruso. Desde hace siete días, la ciudad ubicada al noreste de Ucrania resiste a constantes ataques, que se intensificaron ayer. Impactos de misiles, tanques rusos que avanzan por las calles desiertas y hasta paracaidistas atormentan a la población, de más 1,4 millones de habitantes.
“Acabamos de tener un ataque aéreo con bombas. Hubo una cuantas explosiones grandes y seguramente experimentemos más durante el día”, contó a este medio Alexey Zavrazhnii en una corta comunicación por chat, interrumpida por la vorágine de los ataques. “Necesito estar con mi familia”.
Junto a su bebé y su esposa, planea escapar de la asediada Kharkiv hacia el centro del país en la casa de unos amigos que le brindarán refugio: “Solo espero que mi hija no recuerde esto”, sinceró.
Escombros
Las imágenes de los brutales ataques de las fuerzas rusas generan conmoción en las redes sociales. Los edificios del gobierno local se convirtieron en una bola de fuego ayer tras ser alcanzados por un misiles, mientras la principal universidad quedó destrozada hoy por otro letal impacto. También quedaron en la mira edificios residenciales. Las autoridades de la región confirmaron que al menos 21 personas murieron, entre ellas niños, y otras 112 resultaron heridas.
La emblemática Plaza de la Libertad ubicada en el corazón de Kharkiv es la octava mayor plaza de Europa. Hoy, en ese espacio cargado de historia, solo queda polvo, escombros y muerte.
“Si buscas en Google las imágenes de la plaza durante 1943, en la Segunda Guerra Mundial, vas a ver lo mismo que vemos ahora”, aseguró Dubeiko. “Es terrorífico”.
La ofensiva en Kharkiv se considera uno de los peores ataques en lo que va de la guerra desatada por el Kremlin. El mando operativo de Kiev aseguró que el objetivo ruso es precisamente decapitar a las máximas estructuras de la ciudad, como el gobernador Oleg Synegubov y su equipo.
“¡Tales ataques son un genocidio del pueblo ucraniano, un crimen de guerra contra la población civil!”, afirmó Synegubov en un video publicado en las redes sociales el martes.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, denunció que “Rusia se convirtió en un estado terrorista”, ya que “lanzar un cohete en la plaza central de Kharkiv fue una verdadera acción terrorista”.
“No sé si mi casa sobrevivirá”
Yana Vdovenko y su marido llevan años viviendo en Kharkiv. Ella es directora de relaciones públicas en una empresa de tecnología, y él, administrador de sistemas en otra. Juntos construyeron una pequeña casa de campo en las afueras de la ciudad, en la que viven con su hijo de 11 años. Para ir a trabajar, cada mañana pasaban por el centro de la ciudad y disfrutaban de su “elegante infraestructura”. Hoy, refugiada en el sótano de la vivienda de unos amigos, lamenta que su “hermosa ciudad” esté destrozada.
“Para ser sinceros, no sabemos si podremos volver a nuestra casa. No sé si sobrevivirá a las bombas”, clama.
La constante amenaza de estar viviendo en una zona de guerra cambió el lenguaje entre familiares y amigos. Ahora, un “¿Cómo estás?” significa un “Te quiero”, detalla Vdovenko: “Cuando empiezan los bombardeos, nos enviamos mensajes de texto con la frase “Te quiero. Por si acaso”.
“Putin dijo que su llamada ‘operación militar’ estaba dirigida sólo a las instalaciones de infraestructura. Pero tenemos una guerra a gran escala: el ejército ruso está lanzando bombas sobre edificios residenciales y distritos enteros”, advirtió Vdovenko a LA NACION. “Los civiles están muriendo. Los ataques vienen sólo del lado de los ocupantes: están tratando de destruir a nuestro pueblo”.
La gran mayoría de las ciudades ucranianas impuso toques de queda luego de que se decretara el estado de alarma a raíz de la invasión de Rusia. En Kharkiv, los ciudadanos no pueden salir a la calle entre las 18 y las 6, y las sirenas antimisiles se volvieron constantes.
“Todavía puedo ir al supermercado, pero si no hay alerta de bombas. No puedo conseguir todo lo que conseguía antes y los precios están un poco más altos”, indicó Dubeiko, quien decidió quedarse en su departamento con su familia ya que consideró que era “más cómodo y más seguro” que resguardarse en los refugios antibombas.
Al anunciar que lanzaría una “operación militar especial” en Ucrania durante la madrugada del 24 de febrero, el presidente ruso, Vladimir Putin, justificó su accionar bajo el argumento de defender al pueblo que “durante ocho años ha sufrido genocidio y persecución por parte del régimen de Kiev”, y para ellos tenía la necesidad de “desnazificar y desmilitarizar” al país vecino.
“No necesitamos ser rescatados de algo que imagina Putin. No han neonazis, no hay neofascistas, como dicen los medios rusos. Nos sentimos libres en nuestro país y queremos una Ucrania para los ucranianos”, opinó Dubeiko al respecto. “Inclusive si acá hay rusos, para nosotros está bien. Siempre vivimos en paz”.
Solidaridad en medio de una guerra
La cifra de desplazados al extranjero anunciada por las organizaciones internacionales asciende cada día. Naciones Unidas reportó hoy un éxodo de casi 836.000 refugiados ucranianos, una cifra que representa un alza de 160.000 personas respecto al último balance y que se espera que se intensifique mientras el ejército ruso concentra sus ataques en las grandes urbes. Pero huir de Ucrania no está en los planes de todos.
“Nuestra familia no planea salir de Ucrania. Este es nuestro país, Ucrania está en nuestros corazones”, aseguró Vdovenko. “A los 11 años, mi hijo escuchó el sonido de la guerra. Pero también aprendió lo que significa ser ucraniano”.
Dubeiko, dueña de una agencia de viajes, tomó la decisión de que iba a quedarse en su “patria” desde que comenzaron los rumores de una guerra: “No voy a abandonar Ucrania. Esta es la ciudad que amo, es mi vecindario, es el barrio en el que nací, tengo mi negocio acá, encontré a mi marido acá”.
Además, escapar desde Kharkiv hacia Europa es un desafío más allá de los constantes ataques rusos, ya que la ciudad limita con la frontera del país agresor. El combustible escasea, señala Dubeiko, y cruzar la frontera ucraniana hacia Occidente implicaría un viaje de al menos 5 días.
“Aún así, siento que tengo que quedarme en mi país”. No obstante, reconoce que “nadie imaginaba lo difícil que iba a ser quedarse”. “Ahora todo está arruinado. Nosotros no pedimos esto”.
Los gobiernos de los países que rodean a Ucrania se solidarizaron para recibir a la oleada de refugiados. Polonia, el principal país de acogida, con lazos históricos con el país vecino, aloja por ahora a unos 453.982 ucranianos. Otros 116.348 desplazados están en Hungría, que representa un 14% del éxodo, mientras Eslovaquia recibió un 8% del total y Rusia un 5,1%.
Puertas adentro, los ucranianos organizan redes de asistencia para hacer frente a lo que se prevé como “la mayor crisis humanitaria en nuestro continente europeo en muchos años”, subrayó el Comisario Europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarčič.
“Nuestro pueblo nunca ha estado tan unido. Muchas personas agarran sus autos y recorren la ciudad como voluntarios: llevan pan gratis, medicinas y ayudan en la evacuación a lugar más seguros”, detalló Vdovenko. “¿Putin buscó esto con su ejército?”
Y agregó: “A pesar de la constante amenaza aérea y de los ataques a barrios enteros, las farmacias y los comercios, los servicios públicos, los hospitales y los bomberos siguen trabajando en la ciudad. Todas estas personas son verdaderos héroes”.
Las autoridades de Kharkiv afirman que, si bien los ataques son constantes, “el enemigo ruso ha sufrido pérdidas significativas” en los combates en la ciudad.
“Todo lo que queremos es la paz, porque esta guerra es muy terrible y sangrienta”, lamentó Vdovenko. “Pero creemos en la fuerza de nuestros luchadores. Creemos que Ucrania sobrevivirá a este genocidio”.
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