El régimen chino busca su propia versión del sueño americano
Quiere estimular el crecimiento de la clase media y el orgullo nacionalista para enfriar el descontento social
PEKÍN.- Las presidencias chinas estuvieron siempre marcadas por un concepto clave.
Hu Jintao, el presidente anterior, centró su mandato en el "desarrollo científico", una idea que enfatizaba un desarrollo impulsado por la ciencia y la tecnología.
Xi Jinping, el nuevo líder, impulsa el concepto del "sueño chino", una idea tan ambigua como atractivamente nacionalista.
"Todo el mundo habla del sueño chino. El sueño chino es el resurgimiento de la gran nación china. Debemos esforzarnos constantemente, seguir adelante con voluntad indomable, seguir promoviendo la gran causa del socialismo con características chinas, buscar el sueño chino, el rejuvenecimiento de la nación china", dijo en su discurso ante el Congreso Popular Nacional en marzo pasado.
Desde entonces, las palabras "sueño chino" y "renacimiento chino" reaparecieron en los discursos de Xi, la prensa y las redes sociales. Pero la cuestión es que pocos realmente saben a qué se refiere el sueño chino.
Para intentar fijarlo en la imaginación popular, el Departamento de Publicidad del Comité Central del Partido desarrolló un video en el que promociona el sueño, incluidos los últimos descubrimientos científicos del país, así como sus adelantos tecnológicos. Entre muchas acciones, produjeron un video difundido en Youku, un portal de videos chino, en el que, junto a imágenes, que muestran los avances chinos, se escucha una voz de fondo que enumera los logros del país e incita a "seguir creyendo".
Además, fue introducido en las escuelas como concepto clave en la educación y se comenzó a seleccionar "soñadores modelo", con el fin de demostrar que sí es posible salir adelante en una sociedad cada vez más polarizada. Estos "soñadores" exitosos aparecen en paneles en las universidades más importantes y en shows de televisión.
El concepto se compara con la idea de sueño americano impulsada en los años 30: una esperanza para todo aquel que quisiera vivir en Estados Unidos, tierra de oportunidades. Una idea fácilmente vendible a los extranjeros y estadounidenses, y que reafirmaba el potencial americano en comparación a otros países.
El sueño chino, sin embargo, es un ideal pensado principalmente para los chinos, que apunta a convencerlos de que su gobierno cumplió con sus promesas. China es hoy ese lugar donde todos quisieran vivir. Y más importante aún: es un sueño por el que todos trabajaron, apelando así a un patriotismo y aludiendo a éste como un "proyecto colectivo" más que una aspiración individual.
Trabajo intenso
Desde que entró en vigor el proyecto de apertura y desarrollo de Deng Xiaoping en los años 70, China se embarcó en tres décadas de trabajo intenso. El resultado es una clase media más pudiente, orgullosa de vivir en su país y que, a diferencia de las anteriores generaciones, considera que vivir en China es relativamente mejor que emigrar.
De hecho, muchos de los que salieron están regresando: sólo en 2012, el 72% de los estudiantes chinos que se recibieron en el extranjero volvieron al país, cifra muy superior a la de hace diez años, cuando sólo el 40% retornaba.
En ese sentido, la expresión es la reafirmación de que China es el mejor lugar para vivir para los chinos. Es el sueño por el que todos trabajaron y simboliza, por una parte, los deseos de una nación de consolidarse como gran potencia mundial, y por otra, los deseos de una población de disfrutar de una holgada situación económica.
El sueño chino le habla a la clase media, una amalgama de cientos de millones de personas disímiles que forman el 10% de la población actual, según un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y que para 2020 llegará al 40%. Según la consultora McKinsey, para ese año la clase media consumirá 3,4 billones de dólares y será el mercado interno más grande del mundo.
Esta nueva clase media china se caracteriza por ser ambiciosa, atraída fuertemente por productos extranjeros y bienes de lujo, y al mismo tiempo busca asegurar fuentes de dinero y propiedades.
"Para nosotros, la vara está muy elevada. Soñamos con un departamento en Pekín, un buen auto, un trabajo de más de 20.000 yuanes mensuales [algo más de 3000 dólares] y vacaciones en el extranjero. Menos, es considerado un fracaso para mi generación", dice Wang Liwa, una joven secretaria pekinesa.
Muchos no se contentan con tener sólo un departamento, sino que buscan adquirir autos más costosos, casa de vacaciones y casas adicionales para alquilar. Al punto de que el gobierno tuvo que limitar el número de departamentos por persona, para controlar una peligrosa burbuja inmobiliaria.
"Nosotros no contamos, como en otros países, con un sistema social que nos proteja. No podemos contar con una jubilación, y si no somos ricos, nuestros hijos no podrán estudiar y nuestros padres no tendrán salud, por eso no descansamos hasta tener una situación sólida", añade Wang Liwa.
Li Xin, directora de una empresa de construcción, dueña de varios departamentos en Pekín y de un departamento en Tianjin, cerca de la capital, es una de esas personas que nunca se detuvo. "El peso del sueño chino ha sido demasiado grande para mí. Pasé los últimos 20 años trabajando todo el tiempo. Ahora que logré cierta prosperidad quiero disfrutar de la vida", dice Li Xi.
Sin embargo, a pesar del enorme crecimiento de China en los últimos años, Xi Jinping se enfrenta a un panorama complicado. Su país debe mantener su crecimiento en un contexto de graves problemas de contaminación, de economía global en crisis y de una población cada vez más crítica y más desigual.
Recientemente se hizo popular en las redes sociales una definición para las clases sociales en China escrita por Pan Caifu, editor y columnista del diario Beijing News, que explica que el país está dividido en siete grupos. Encabezan la pirámide los funcionarios del Partido Comunista y en la base están los campesinos migrantes en las grandes ciudades. Entre ellos, se encuentran los diferentes grupos de la ascendente clase media, con altas expectativas y grandes exigencias.
"China deberá cambiar su modelo de desarrollo y prestar más atención a la calidad del crecimiento económico. Debe pasar a ser una potencia consumidora y enfocarse en la innovación", dijo el sociólogo Alejandro Cheng, profesor de la Universidad Capital en Pekín. "El modelo con el que creció todos estos años y sacó de la pobreza a 600 millones de personas no continuará funcionando."
Para Cheng, los recortes deben ser asumidos por la parte más adinerada y poderosa de la sociedad, pues "el lujo de los funcionarios es algo que ya cansó a la sociedad, que, a pesar de estar mejor, aún hace muchos esfuerzos en su vida cotidiana".
El presidente Xi describió su "sueño" en tres áreas: menos funcionarios corruptos, una vida más decente y la completa reunificación del país. En la práctica, sin embargo, no está claro cómo se concentrará en ofrecer una mejor calidad de vida, uno de los temas que más importan en China.
A pesar de los discursos optimistas, el sueño chino es un prisma con varias aristas.
"Para consolidar el sueño chino, además de una economía saludable y la lucha contra la corrupción, hace falta resolver los problemas ambientales y una mayor sensación de libertad en la sociedad", dice Cheng.
Un país que pisa a fondo
Los números respaldan el sueño
- 40% de la población
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la clase media china, que hoy es el 10% de la población, crecerá al 40% para 2020. Para esa fecha este sector consumirá 3,4 billones de dólares anuales, constituyéndose en el mercado interno más grande del mundo
- El modelo
El modelo económico chino de capitalismo de Estado ya sacó de la pobreza a 600 millones de personas
- La pirámide
La pirámide de ingresos está encabezada por los funcionarios del partido. En la base están los migrantes del campo
- El objetivo
Los trabajadores de clase media aspiran a más prosperidad y estabilidad
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