El régimen chavista profundiza la ola represiva antes de un día crucial en el desafío opositor
En vísperas de la manifestación convocada para este jueves por Machado, fueron detenidos un excandidato presidencial y un reconocido activista; crece el despliegue de las fuerzas de seguridad
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CIUDAD DE PANAMÁ.– “Solamente hoy capturamos a siete mercenarios extranjeros, incluyendo a dos importantes de Estados Unidos, de altísimo nivel, como nunca antes se habían capturado en Venezuela. Venían a desarrollar acciones terroristas también dos sicarios colombianos y tres mercenarios de la guerra de Ucrania. ¡Vamos a por todo, Venezuela se respeta!”, arengó el presidente Nicolás Maduro a cientos de obreros y trabajadores provistos de armas largas.
La televisión estatal detalló el armamento de los presentes, con posturas amenazantes pese a su aspecto poco marcial, con cascos de obreros en sus cabezas durante la jura de los llamados “cuerpos combatientes”, que prosiguió este miércoles con el reparto de armas en las milicias.
Así es el clima prebélico impuesto en Caracas por Maduro antes de las protestas convocadas para este jueves por María Corina Machado y la toma de posesión presidencial del viernes. La justificación que el líder chavista repite como si fuera un dogma de fe es que “Venezuela está ejerciendo constitucional y legalmente todas las acciones de legítima defensa interna y externa”.
“Pareciera que todos los países del mundo pueden defenderse de las amenazas, pero parece que Maduro y Venezuela no, debemos dejarnos derrocar porque sí, eso es lo progresista”, divagó el mandatario.
Una guerra de ficción donde solo hay un bando armado, el último muro que separa al pueblo venezolano para recobrar la libertad. Un “castillo de naipes”, como lo definió la líder opositora, pero un castillo donde están armados hasta los dientes. Según la propaganda revolucionaria, las fuerzas chavistas detuvieron a más de 120 mercenarios, entre los que incluyen a los dos turistas vascos apresados en verano para convertirlos en rehenes. No hay ninguna prueba en contra de todos ellos.
Maduro aprovechó que estaba vestido de miliciano para activar por primera vez el Órgano de Dirección de Defensa Integral, cuyo objetivo es unificar las operaciones de todas las fuerzas militares y policiales, además de las milicias (civiles fundamentalistas) y el llamado poder político popular.
El chavismo acompañó la militarización de Caracas con una nueva ola de detenciones, al menos una veintena, que se llevó por delante al excandidato presidencial Enrique Márquez y a Carlos Correa, prestigioso defensor de periodistas al frente de la ONG Espacio Público. Dos personalidades relevantes que se suman a Rafael Tudares, yerno de Urrutia, secuestrado el martes cuando llevaba al colegio a sus dos hijos y del que nada se sabe.
“¡Exijo que se le respete su integridad, su salud, que nos permitan verlo y que nos lo devuelvan!”, protestó Mabel Calderín, esposa de Correa, frente al Palacio de Justicia, acompañada de otros activistas sociales y de miembros de Espacio Público.
Estrategia
Con estas detenciones, el chavismo airea los motivos que escondía con las últimas excarcelaciones: dejar sitio para los nuevos detenidos en estas nuevas puertas giratorias selectivas para descabezar las protestas y amedrentar a los barrios populares, que presencian atónitos el regreso de chicos apresados durante meses y víctimas de maltratos y torturas.
Todo vale en el manual del terror de chavismo, que también dispuso contingentes armados en el barrio de Petare, una de las mayores favelas de América Latina, que fue el primero en levantarse tras el megafraude electoral del 28 de julio.
El psicoterror, como lo llaman en Venezuela, también comprende los paseos en moto de grupos de paramilitares con licencia para matar y con el manto protector de dirigentes chavistas, incluso el famoso gobernador Rafael Lacava, el mismo que se proponía a la comunidad internacional como una especie de Adolfo Suárez a la criolla.
Otro ejemplo se vive en el barrio de Paraíso, que alberga uno de los cuarteles de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Cientos de guardias, por parejas y equipado con trajes antidisturbios, pasean en moto de forma constante para demostrar su músculo militar. El hostigamiento chavista llegó también a internet. En las últimas horas al bloqueo contra TikTok (se prolongó durante ocho horas) se sumó el de los servidores DNS públicos de Google, descubierto por la organización VE sin Filtro.
El régimen prepara sus herramientas para desconectar a Venezuela del mundo en el momento que más le interese. Una de las excusas dadas por Maduro es que el “jefe” de la red china de videos “tiene las manos manchadas de sangre”.
“El poder se convirtió en el principal actor de una violencia espectacularizada que busca infundir miedo y reafirmar su dominio sobre las libertades ciudadanas. La respuesta más contundente a esta lógica de terror no es la sumisión, sino la resistencia activa”, resumió Andrés Izarra, exministro de Hugo Chávez, hoy disidente.
En parecidos términos, con la solidaridad ciudadana como antídoto, veló sus armas pacíficas la oposición en vísperas del desafío de este jueves. “En 24 horas, Venezuela toda nos abrazamos en las calles de nuestro país y del mundo. Con coraje venezolano”, respondió Machado a la ofensiva gubernamental en su penúltimo llamado antes de la gran protesta.
El “río valiente”, como lo definió Machado, empezó a desatarse este miércoles en la Ciudad de Panamá durante la recepción de los emigrantes venezolanos a Urrutia. El centro de convenciones de Atlapa fue el termómetro perfecto en comparación con las imágenes que llegan desde Caracas. Un pueblo festivo, entusiasmado, armado con la esperanza de regresar a su país frente al delirio autocrático de una revolución que ya casi nadie quiere.
“No podrán contra mi esperanza, la de volver a estar con mi familia en Maracaibo. Me fui en 2017 y Panamá me recibió de forma excelente”, señaló a LA NACION Miguel Antúnez, de 31 años.
Banderas venezolanas, remeras con Urrutia en el pecho y el “mano, tengo fe” para animar a la selección conformaban el merchandising favorito de los venezolanos, en el que se incluyó un cartel recién editado, para demostrar una vez más su ingenio. “Se busca por ganar elección. Recompensa: 7.300.000 votos”.
La periodista Alesandra Montoya, de 33 años, no se quiso perder la cita de la diáspora con Urrutia y llevó con ella a su pequeña, que nacerá en mayo. Lució su panza entre los cientos de compatriotas que llenaron Atlapa: “Quiero que nazca aquí, pero me da rabia. Sería fabuloso volver”.
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