El reclamo de la comunidad ucraniana en la Argentina a Alberto Fernández: “Es preocupante que se reúna con Putin en medio del conflicto”

La distancia no desprende la angustia de la comunidad ucraniana en la Argentina por lo que pueda pasar en el futuro cercano con sus familiares en un país asediado por una invasión latente.

La Asociación Ucraniana Renacimiento en Berisso es una de las filiales en el país que muestra más preocupación por lo que el presidente ruso, Vladimir Putin, pueda decidir en las próximas semanas. En ese contexto, miraron con dudas y suspicacias la reunión en el Kremlin de Alberto Fernández, a quien denuncian por “hermanarse con el gobierno totalitario sabiendo que hay una gran comunidad ucraniana en su país”, expresó en diálogo con LA NACION el sacerdote Gabriel Miraz Piczaka, párroco de la Iglesia Ortodoxa de Berisso y miembro de la mesa directiva de la Asociación Renacimiento, en la provincia de Buenos Aires.

En Berisso hay cinco asociaciones de ucranianos y desde hace unos meses, su cotidianeidad se sintetiza en dos sensaciones: incertidumbre y angustia. “Normalmente, nos reunimos dos o tres veces al mes para charlar. Debatimos y aprendemos sobre las diferentes posiciones que hay sobre Ucrania y su cultura. Hoy en día solo hablamos de lo nuevo que vemos en los diarios, de lo que escuchamos en la televisión, del minuto a minuto. Todos los días esperamos que no pase lo peor”, contó a LA NACION Frieda Znachorezuk, politóloga y secretaria de la Asociación Renacimiento.

Ambas organizaciones colaboran en conjunto y desde 2014 se movilizan a favor del nacionalismo ucraniano, a partir de la anexión rusa de Crimea: “En ese año estábamos protestando en contra del gobierno impuesto por Rusia en Crimea, lo recuerdo muy bien porque la presidenta Cristina Kirchner había invitado a Putin en ese tiempo, estábamos impactados”, agregó.

Para Znachorezuk, si bien es común que la Casa Rosada se mantenga fuera de los conflictos entre terceros, “lo preocupante es que vayan a hacer estas negociaciones con Rusia y China en medio de un conflicto tan tenso”.

Pero la comunidad ucraniana en Berisso fue más allá de la denuncia. “Estamos contactando a diputados y legisladores del gobierno para impulsar un proyecto en el que se oficialice el repudio al gobierno de Vladimir Putin y la amenaza que representa el ejército ruso en la frontera este a Ucrania”, dijo Miraz Piczaka. “Esto es algo posible puesto la representación ucraniana tiene influencia política en esta ciudad”, opina María Zinko, prosecretaria de Renacimiento y vicepresidente de la Representación Central ucraniana en la Argentina.

Tanto la asociación como la parroquia buscan que las congregaciones se vuelvan multitudinarias y que confluyan en una voz unida en contra de la guerra y de la “falta de rectitud” del gobierno argentino frente al conflicto. “Somos casi medio millón de descendientes en toda la Argentina, tenemos que tener una postura unificada”, declaró el sacerdote.

Sin embargo, no todos se han manifestado aún. “Hay algunos miembros de la comunidad que aún no se han declarado en contra del gobierno ruso”, reconoció. “Tanto en Ucrania como en la Argentina hay algunas posiciones divididas, sin embargo, es necesario entender que la independencia es algo que todos tenemos en común”, opinó Znachorezuk.

Berisso, cuna de refugiados ucranianos

En Berisso, la comunidad se conformó desde las primeras migraciones que llegaron a la Argentina a principios del siglo pasado. En 1933 se fundó la Asociación Ucraniana de excombatientes y en 1940 cambiaron el nombre a “Renacimiento”. A partir de esto, han recibido a muchos inmigrantes, comenta el párroco.

“Mis abuelos llegaron a la Argentina en 1928. Huían del estalinismo, pero no venían como ucranianos. En ese tiempo, no existía la nación por lo que los migrantes tenían que ir a Polonia, tramitar papeles y venir para acá”, recuerda Znachorezuk. “Primero llegaron a Chaco a trabajar en los campos de algodón y luego fueron a Berisso a trabajar en los frigoríficos de carne”, añadió. Varios ucranianos se instalaron en esta ciudad y se transformó en un sitio receptor de “hermanos”, como los llama la comunidad.

“Una de las últimas diásporas que tuvimos fue de refugiados tras el accidente de Chernóbil”, recordó Miraz Piczaka. Hoy en día, en este pueblo al sur de la ciudad de La Plata viven entre 2500 y 3000 descendientes de ucranianos.

La asociación se convirtió en un órgano en la que se enseña el idioma y costumbres tradicionales. “Tratamos de fomentar la cultura como independiente de la rusa, porque hay muchas diferencias que la hacen muy especial”, opina la secretaria de la asociación. “Yo llevo más de 20 años colaborando, empecé en el grupo de danza folklórica, y me fui integrando, luego aprendí el idioma y las comidas, hoy, si bien no tengo familia allá, es parte de mi cultura”.

La comunidad ucraniana en Berisso se ha movilizado en contra del gobierno ruso y por la paz en el país de sus antecesores. “Todos nos suscribimos al movimiento internacional por la paz, pero sobre todo reafirmamos que el país es libre y soberano, y tiene derecho a autodeterminarse”, dijo Miraz Piczaka.

Muchas personas con familiares en Europa del este levantan el teléfono con miedo a lo que puedan escuchar. “Ahora están reclutando a muchas personas como reservistas”, contó Miraz Piczaka. Su primo vive cerca de los Montes Cárpatos, en la frontera norte entre Ucrania y Rusia. Reconoce que la escalada los tomó por sorpresa y ahora están en una difícil posición, lejos de familiares que asegura “están en riesgo latente”.

La gente solo puede reunirse y hablar de sus preocupaciones, y tratar de ayudar lo más posible. “Estar lejos angustia, pero nuestro espíritu está en Ucrania y siempre que nos necesiten vamos a estar para apoyar”, compartió Znachorezuk.

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