“El rebaño suicida”: el misterio de las 208 ovejas que saltaron desde un precipicio hacia su muerte
El caso causó conmoción en las comunidades rurales de dos países y continúa provocando intriga hasta el día de hoy
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Un rebaño de 208 ovejas apareció sin vida el 17 de julio de 2017. Los vecinos de la zona se preguntaban qué habría provocado tal tragedia y por qué habían aparecido los animales en terreno español si, se supone, estaban pastando en Francia.
Al parecer, habían caído en fila por un abismo. Sin embargo, una oveja yacía muerta al filo de la montaña. ¿Qué pasó?
El rebaño consumido por los buitres
Las ovejas fueron encontradas por Iván Pay, guardia forestal del Parque Nacional del Alto Pirineo, de la comunidad de Cataluña, España. Él se sorprendió, como le contó al diario El Mundo, de la presencia de decenas de buitres en el cielo.
Les siguió el rastro a las aves hasta que llegó al “cementerio” del rebaño en medio de un campo y sobre el que había una montaña de unos 200 metros de altura.
Los mamíferos pastaban en Francia, en una zona limítrofe con España, y al saltar terminaron sus restos en este último país.
Con la ayuda de los vecinos de la zona y agentes de la Oficina Nacional de la Caza y la Fauna francesa, los propietarios del rebaño contaron los cadáveres.
En total eran 208, pero había una más que estaba muerta al filo de la montaña. Esa no había caído al vacío y aumentó el misterio sobre las causas del deceso de sus infortunadas compañeras.
Las autoridades de Francia, según informó en ese momento la agencia Europa Press, les pagaron a los propietarios la pérdida, ya que las ovejas estaban aseguradas contra accidentes.
¿Habría sido la torpeza de alguna lo que provocó la caída como si fueran una fila de fichas de dominó?
¿De quién eran las ovejas?
Gisele Gouaze era la encargada de la empresa ovejera, con sede en Couflens, Francia. La mujer había contratado al pastor Maxime, quien cuidaba de 846 animales.
Según lo comentado en el diario español citado, todas estaban domesticadas bajo la técnica de “escabot”. Es decir: permanecían en grupos pequeños, entre 10 y 30, porque la ladera francesa impedía grupos más grandes.
El pastor las había dejado en la noche, como siempre, en su lugar y con los cuidados pertinentes. Pero al día siguiente vio que decenas faltaban y que las otras pastaban en lugares distintos.
Maxime le avisó a Gisele y la preocupación llegó para tratar de ubicar a las desaparecidas. Una llamada horas después la preocupó aún más.
”Un compañero español me llamó diciéndome: ‘Gisele, ha habido una catástrofe’. Hay muchas, muchas ovejas”, recordó.
Tras los rastros del animal
El cuerpo de la única oveja al filo de la montaña fue inspeccionado y se comprobó que tenía lesiones y rasguños provocados por un oso.
Varios de los ganaderos, como contó la agencia Europa Press, atribuyeron el daño al oso Goiat. Justamente, un ejemplar de la especie había sido trasladado desde Eslovenia a los Pirineos en 2016.
Pero las autoridades ya habían rastreado, gracias a los chips, su ubicación y no estaba cerca de las 209 ovejas muertas.
El responsable fue un oso de la raza Pirineos, el cual se introdujo en los montes de Francia y España como parte del proyecto Piros Life para repoblar la zona, décadas atrás.
Aunque se señaló a estos depredadores como los responsables de la masiva muerte, la dueña Gisele quiso ubicar al ejemplar exacto.
“¿Qué oso? Me gustaría saber qué oso fue, pero no nos lo quieren decir tampoco”, dijo en su momento, con cierto escepticismo, al diario El Mundo.
La hipótesis más sólida, hasta el día de hoy, ha indicado lo siguiente: el oso atacó a una oveja y las demás, en medio de su instinto de supervivencia, decidieron huir. Sin embargo, lo más cercano que tenían era el abismo de 200 metros de altura y por allí las 208 cayeron. Solo una murió en la montaña.
Los daños
Cerca de 500 ovejas, del rebaño de 846, permanecieron desaparecidas varios días, pues la huida las había llevado a varios kilómetros. Algunas regresaron por su cuenta y otras tuvieron que ser localizadas mediante un helicóptero. Aun así, 86 nunca volvieron.
Aunque Gisele Gouaze recibió una indemnización, sostuvo que el daño “emocional” de las ovejas sobrevivientes era irreparable.
“Saben que hay predadores en la zona y eso ya es la catástrofe porque no saben dónde meterse, saben que ahora hay un riesgo y no irán a la frontera como si nada, no están tranquilas y no disfrutan”, comentó.
Además, manifestó que el pastor estaba traumatizado por la situación y con miedo a que volviera a pasar. No quería presenciar un nuevo “rebaño suicida”.
El padre de los osos Pirineos
En 2019, el proyecto Piros Life declaró muerto al oso Pyros, padre de la mayoría de osos que habrían causado el “suicidio” del rebaño en 2017.
Tenía unos 29 años y se le había perdido el rastro. Pero dejó descendencia: más de 50 ejemplares en Francia, Aragón, Navarra y Cataluña, según el medio español La Vanguardia.
Las autoridades de fauna silvestre han hecho énfasis en la necesidad de cuidarlos y evitar la presencia de ovejas y ganado cerca de su hábitat natural. Lo anterior porque es una especie que estuvo a punto de declararse como extinta en la década del 2000.
De hecho, en agosto de 2021, las organizaciones que desarrollan su proyecto de conservación anunciaron una iniciativa para sembrar 7000 árboles frutales que servirán como alimento de los osos.
”Optamos por soluciones que integran y hacen sostenible la presencia de osos en el territorio, así como el empleo de personas en riesgo de exclusión para los trabajos de enriquecimiento de la biodiversidad”, aseguraron desde la compañía Endesa y la Fundación Oso Pardo.
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